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ANDRÉ

— Por lo que veo seguiste las instrucciones al pie de la letra— habla  la doctora quien está entre las piernas de Dacota quitando los puntos.

— Yo la cuide — sonrío viendo que la doctora también lo hace.

Dacota solo me ignora, hace un maldito mes que lo hace.

—¿Puedo volver a mi rutina normal?

—Claro que sí pero, ligeramente. No te apresures.   
Termina su chequeo y le da uno que otros consejos más, en ningún momento tengo oportunidad de hablar con la doctora, necesito preguntarle algo urgente, solo que en la situación que nos encontramos ahora con Dacota no se si pueda volver a tocarla.

Nos despedimos saliendo de su consultorio Erick espera afuera con mis hijos, mis copias fueron los primeros que revisaron y todo en orden con ellos también.

Cargo a Noah quien lo sostenía Erick agarrando la cintura de Dacota quien va empujando el cochecito donde van dormidos mis copias, veo como algunos que están en el hospital se nos quedan viendo, obviamente porque saben quien soy y por los hombres que llevamos a nuestro alrededor.

Llegamos a la camioneta donde acomodo a mis hijos en sus asientos para bebes, Noah hace berrinche de no querer estar en su silla intento tomarlo de nuevo pero la mirada que me da Dacota hace que me retracte. Ayudo a que se monte ella también para después hacerlo yo colocándome el cinturón de seguridad, los llantos de Noah se hacen escuchar en toda la camioneta.

Evito ver por el espejo retrovisor, porque se que una vez vea mi pobre bebé llorar lo sacaré de ese maldito asiento y lo colocaré en mi regazo, pero también se que me ganaría más bronca con mi hermosa esposa, esto no puede ser más estupendo.

—Dacota sácalo de ahí. — la veo de reojo, ella solo niega.

—Lo malcriaremos André— voltea  ver a Noah.

—Mierda — maldigo frenando en un semáforo rojo desabrochándome el cinturón.

Me volteo con la atenta mirada de Dacota en mi al ver mi acción, Noah me tiende sus brazos, desabrocho los cinturones de su asiento y lo agarro colocando en mi regazo. Al parecer mis copias tienen un sueño profundo porque no se despertaron por el llanto de Noah.

—¡André!— me reprocha a lo que yo me encojo de hombros.

Noah ahora sonríe parándose para sostenerse del volante, sus mejillas y nariz están rojas por el llanto, sus hermosos ojos verdes me voltean a ver feliz. En todo el camino va parado solo sosteniéndose del volante y obviamente yo lo sostengo con un brazo, me las estoy ingeniando solo para manejar con uno y hacer los cambios.

**
—Hasta cuando seguirás ignorándome nena — pregunto viendo como alimenta a Alek.

Pero nada, ni una mirada !joder!.

—Nena ¿Qué quieres para que me perdones?— vuelvo a preguntar.

—Que me dejes en paz— suspiro derrotado viendo como le saca los gases a mi bebé para acostarlo en su cuna.

Veo como camina hacia el vestidor, me levanto de la cama para ir a darle sus buenas noches a Noah una vez me aseguro de que este bien y que el monitor esté encendido salgo de su habitación para regresar a la mía.

— Puta madre— susurro una vez abro la puerta de la habitación.

Me quedo como un completo idiota viendo como Dacota se pasea por la habitación en ese camisón de seda azul, donde la parte de sus pechos es de encaje, mierda pensé que eso de torturarme con su cuerpo ya se le había pasado.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora