- Mi señor- oigo la voz de Marina al otro lado de la puerta.
- Un momento- digo alto caminando hacia el vestidor donde agarro un pantalón de dormir y una camisa cualquiera.
Me lo coloco y salgo no sin antes echarle un vistazo a mi mujer.
- ¿Qué pasa? - pregunto una vez abro la puerta.
- No quería molestarlo, pero el bebé Noah acaba de despertar de su siesta y tiene hambre- dice sin verme a los ojos.
Se que yo he creado ese miedo en mis empleados, pero es algo que no le pongo mucha atención, ¿suena cruel? Si, pero es algo que me gusta.
- Ahora iré a su habitación- digo cerrando la puerta detrás de mi caminado hacia la habitación de mi bebé.
Veo a Marina irse, entro al cuarto y los gritos de Noah me reciben, sí que tiene bueno pulmones.
- Diablos, y mami está durmiendo- susurro sacándolo de su cuna.
- Da...Dada- solloza mi bebé, sé que ya tiene un año y aun no habla mucho pero no queremos presionarlo a que lo haga.
Esta con su traje de lo que creo que es un ¿oso? No lo sé bien, pero sé que a Dacota le encanta vestirlo así, y por mí no hay problema en eso. Camino con él en brazos aun llorando, salimos de la habitación para dirigirnos a la mía.
Entramos y pensé que Dacota estaría durmiendo, pero no está en la cama, pero escucho ruidos en el cuarto del baño debe de estar tomando una ducha. Dejo a Noah en la cama asegurándome que no pueda caer de esta.
- ¿Amor tardarás mucho? - pregunto recogiendo la ropa esparcida, Dacota ya no puede hacer casi nada y las demás empleadas pueden hacerlo, pero prefiero hacerlo yo.
- Ya salgo- responde y el agua de la ducha se ha dejado de oír.
Noah aún llora en la cama que ahora está boca abajo, es un niño muy inquieto y es algo que me preocupa un poco cuando los bebés nazcan, Dacota ya no podrá darle la misma atención que le da ahora y no quiero que enferme o algo.
Me acuesto al lado de Noah intentando calmarlo un poco, pero lo único que quiere ahora es algún seno de Dacota.
- Es muy gruñón- oigo la voz de mi mujer.
La veo salir del cuarto del baño solo con su bata negra, su pelo aún gotea. Entra al vestidor y la veo salir con unas bragas en las manos, se sienta en la orilla de la cama veo que tiene un poco de dificultad al ponérselas y los gritos de Noah no la ayudan mucho, me levanto quitándole las bragas de sus manos y se las coloco.
- Gracias- me susurra dándome un casto beso.
Se acomoda de lado sin lastimar su vientre, Noah rápidamente se abalanza hacia ella bueno no tanto a ella si no a sus pechos. Sonrió ante eso, mi bebé si sabe.
- Tengo hambre- se queja mi hermosa esposa sacando su pecho derecho metiéndoselo en la boquita a Noah.
Unas muecas de dolor aparecen en su rostro, creo que no debí chupárselos como lo hice, pero en mi defensa estaba muy excitado y sus pechos me encantan, bueno, todo de ella me encanta.
- Diré que te suban la comida- digo parándome de la cama, entro al cuarto del baño necesito una ducha.
Enciendo la regadera dejando caer el agua fría, necesito bajar esta erección que tengo ¡joder! Con solo ver a Noah chupar el seno de Dacota me puse duro. Duro unos minutos en la ducha, una vez asegurado que la erección se me bajo salgo con una toalla enrollada en mi cintura.
Dacota aún está dándole de comer a Noah, entro al vestidor busco un bóxer y me lo coloco, veo mis trajes y todos son negros toda mi ropa es negra al igual que mis zapatos ropa interior todo, me coloco un traje cualquiera bufo molesto, tengo que ir a una reunión de mi empresa.
Riego un poco de colonia en mí, mi desodorante, crema y listo salgo del vestidor. Busco mi reloj en la mesita de noche y lo coloco en mi muñeca derecha. Antes solía usar anillos, pero desde que Dacota colocó la argolla en mi dedo ya no lo hice más. Solo necesito mi argolla.
- ¿Te irás? - oigo que pregunta Dacota detrás de mí.
- Tengo una reunión en la empresa - contesto volteando a verla. - Diré que te suban la comida ¿sí? - beso sus labios por un tiempo hasta que la falta de aire hace que nos separemos.
- Esta bien- dice con una sonrisa.
Beso la frente de Noah quien aún sigue pegado al seno de Dacota. Salgo del cuarto mirando mi teléfono y tengo unas llamadas perdidas de Erick, bajo las escaleras y me encaminó hacia la cocina donde le digo a las empleadas que le suban la comida a mi mujer.
Voy a mi despacho necesito unos papeles.
- Hasta que te apareces- me recibe la voz de Erick una vez entro al cuarto.
- ¿Sucede algo? - pregunto caminando a mi escritorio tomando asiento en mi silla.
- Claro que sucede algo - gruñe Erick molesto.
- Dime ya - gruño también viéndolo a los ojos.
- No me gruñas André, sabes que la Doctora que según te iba atender llamo a la casa preguntado por Dacota porque ella fue la que pidió tus citas - dice levantándose de donde está sentado.
¡Joder! Lo que me faltaba.
- ¿Sabes que hubiera sucedido si le pasaban esa llamada a Dacota? ¿O ella misma hubiera contestado? - dice frustrado.
- Me encargaré de eso - digo frotando mi cara.
- Pues hazlo si no quieres que Dacota se entere.
- Lo sé - susurro
- Hijo es mejor que le digas la verdad, sabes que las mentiras no te llevarán a nada bueno - habla con más calma.
Se que tengo que decirle la verdad, pero no quiero decepcionarla una vez más.
- Lo sé, lo sé ¡joder! Pero no sólo puedo decirle " Dacota amor lo siento todo este tiempo te mentí y nunca fui a una de esas estúpidas terapias".
- ¿Que has dicho?
¡Mierda!

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Esposa Del Mafioso
RomanceDefinitivamente ahora si era una relación donde todo es amor, o eso creían. Créditos a la portada: Sofía Turano (Wattpad: @sofıiturano)