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—André — susurro con un hilo de voz.

Este al verme aleja de un empujón a la mujer que le estaba acariciando su brazo.

—Amor — me sonríe llegando a mi lado besando mis labios.

—¿Interrumpí algo? — pregunto viendo a la mujer que sonríe viéndonos.

Es alguien hermosa tiene un buen cuerpo, se le nota por el diminuto vestido que trae pegado al cuerpo.

—Tú nunca amor — me habla, tomándome de la cintura.

—Largo —le habla serio asiendo que de un pequeño salto por su tono de voz que usó con ella.

—¿No nos presentaras? — habla la mujer, haciendo un horrible puchero, yo también los hago con André, ¿acaso me veré igual que ella?

— Soy su esposa — respondo rápidamente poniendo mi mano izquierda en el pecho de André donde están mis anillos, necesito que los vea para que sepa que este hombre es mío.

—Ya veo— el eco de sus tacones se oye por toda la sala, ¿cómo no se dobla un tobillo con esas cosas?

—Ahora,largo — vuelve a decirle André.

— Que agresivo, cariño — ¿esta pu... mujer acaba de decirle cariño a mi esposo? No eso sí que no.

—No le vuelvas a llamar de esa manera a mi esposo— digo seria, viendo como esta solo se ríe.

— Eres muy niña para él — dice acercándose a mí, pero André la detiene.

—Vuelve a decirle eso y te mato — gruñe André apuntándole con su arma.

Esta lo reta con la mirada, pero al final la baja al ver que André se pone más rojo, sí, está a punto de perder el control. Solo agarra su bolso y camina hacia la salida.

—Nos volveremos a ver — dice cerrando la puerta.

—¿Quién era esa? — me separándome de su agarre. Sí, estoy celosa.  Pero comprendan, quieren quitarme a mi hombre tatuado.

—Nadie importante amor — dice sin importancia tomando mi rostro para besar mis labios.

— Te dijo cariño, y no hiciste nada — reprocho viéndolo mal.

—¿Acaso esta celosa nena? —pregunta sorprendido.

No respondo, pero la sonrisa estúpida que tiene en su cara me está molestando. Intento irme, pero este me detiene.

—¿Sabes lo duro que me pone verte así? — sonríe pícaro agarrando mis caderas.

—No estoy bromeando André.

—Yo tampoco nena — pego un grito ahogado cuando soy elevada del suelo y sentada en la mesa larga de cristal. —Es más es la primera vez verte así, yo soy siempre el de los celos desquiciados — besa mi cuello.

— Es que... ella es tan Bonita — susurro

—¿Quien? Esa puta, no me hagas reír amor.

—Era una de tus tantas con las que te acostabas — pregunto haciendo que detenga sus besos.

—No, a ella nunca me la folle — dice con una mueca de asco.

—¿Entonces porque le dices puta? — me confundí ya.

—Acaso no la viste como venía vestida — hace un ademán con sus manos.

—Me estás diciendo que te fijaste como venía vestida — preguntó incrédula.

—No, o sea sí, ¡mierda! — se confunde el solo y le frustra por no saber cómo explicarme.

—Ves es que ella…— no deja que termine de hablar ya que sus labios chocan con los míos.

—Escúchame muy bien, la única que me vuelve loco es: una pequeña pelirroja que su pelo rizado le roza ese perfecto culo — jadeo al sentir sus manos en mi trasero. — Y que tiene unos pechos perfectos — mueve sus manos desde mi trasero por mi cintura hasta llegar a mis pechos estrujándolos en sus manos. —Sus hermosos ojos, sus exquisitos labios, pero lo más que me vuelve loco, es que lleva a mis dos hijos en su vientre — sonríe de lado colocando sus manos en mi hinchado vientre.

—Esa soy yo — sonrió como niña chiquita.

—Exacto.

—Espera ¿y Noah? —pregunta de repente separándose de mí, ¿es enserio? Hasta ahora se dio cuenta.

—Esta con los guardias, vamos —digo bajando de la mesa con su ayuda.

Caminos hacia la salida, vamos hasta el recibidor donde deje a mi bebé, paro en seco al ver a la secretaria de André intentando tocar a Noah, pero los guardias no lo dejan, corro como puedo hacia él y no sé de dónde saque fuerzas para empujarla, alejándola de Noah.

—¿Que mierda crees qué haces? — le gruñe André agarrándola del pelo.

— Na... nada lo juro — tiembla de miedo.

—André déjala, no le hizo nada —actuó antes de que se descontrole y este la suelta bruscamente.

—Vuelve a acercarte a mi hijo y te mato — advierte y está asiente asustada.

Agarra a Noah sacándolo de su coche, toma mi mano entrelazándola con la suya y caminamos hacia su oficina, suspiro tranquilo una vez estamos dentro. Veo el reloj que cuelga en una de la pared, ¡rayos!

—Es hora de irnos — digo quitándole a Noah quien patalea al separarlo de su papá.

—Si apenas acaban de llegar.

—Solo era de darte una pequeña visita, pero paso todo esto y ya se fue el tiempo además me reuniré con Shilby— explico viendo su cara de desagrado.

—No te alejes de los guardias — pide acariciando mi vientre.

—Okis —sonrió besando sus labios y este no pierde el tiempo en intensificarlo.

Nos separamos y salgo de ahí con él empujando el cochecito, nos acompaña hasta la salida del edificio dándole órdenes a los guardias que por ningún motivo se alejen de mí. Subo a la camioneta con Noah y nos despide, la camioneta se pone en marcha camino al restaurante donde me reuniré con mi cuñada.

Pero algo en mi pecho dice que algo no está bien.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora