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- No, no, no- susurro sintiendo mi voz temblar.

Necesito regresar, pero solo al pensar que Dacota no me perdonará hace que mi corazón duela, juro por Dios que quiero volver con mi familia, pero la culpa no me deja.

- Ellos son solo míos, ningún hijo de puta vendrá a quitarme lo que es mío- grito furioso pegándole al cristal del ventanal.

- Pues te cuento algo, supe que alguien ha estado apoyando mucho a Dacota este tiempo y no precisamente es mujer- habla como si nada.

- Que acabas de decir- gruñí caminando hacia donde se encuentra parado viéndome con burla.

- Me oyó muy bien mi señor- dice sin quitar su estúpida sonrisa de su horrenda cara.

Pero se la borrare de un puto puñetazo.

- Quien es el hijo de puta que está con lo mío- pregunto intentando calmarme jalando mi cabello.

- Porque no vas a verlo tú mismo- canturrea saliendo de la habitación.

Salgo detrás de él sujetándolo del brazo -ah no, no me dejará con la puta duda-.

- Dime quien mierda es- vuelvo a preguntar apretando mis dientes que en cualquier momento siento que me los romperé.

- No lo sé, solo me alegro por Dacota que tenga a alguien quien la apoye- dice soltándose de mi agarre.

1,2,3,4,5... digo contando en mi mente, pero ya casi llego al número 200 y no puedo calmarme. Tiro furioso la mesa de centro que adorna la pequeña sala.

- Juro que mataré a ese hijo de puta- gruño comenzando a tirar todo a mi paso.

- Déjala ella ahora está feliz, ¿no es eso lo que querías acaso?

- Si joder, ¡pero solo pensar que alguien la toca Dios! - grito desesperado.

Si, sé que parezco un puto maniático, pero me vale una mierda ahora.

- Bueno me voy- veo como agarra las llaves e intenta salir, pero lo detengo.

- No tú no te vas a de aquí hasta decirme todo lo que sabes- digo apuntándolo con mi dedo

 -No deja de joderme ahora, tú ya tomaste tu decisión y yo no te apoyaré en toda esta mierda ya mucho desperdicié mi tiempo aquí contigo, ahora me iré al lado de Dacota quien si vale la pena gastar mi tiempo- ¡joder que no sea lo que estoy pensando!

- ¿Acaso te gusta mi mujer? - pregunto incrédulo agarrándolo de su camisa estampándolo en la puerta.

- Te has vuelto loco acaso, ella es como mi hermana pequeña bien lo sabes, pero no desperdiciare más mi tiempo explicándote.

Ya no se ni que pensar, tiene razón me estoy volviendo loco. Ya no aguanto todo esto, toda esta mierda que yo provoque necesito arreglar todo esto antes que me arrepienta más.

Ya no quiero seguir huyendo, soy un puto Mafioso lo he sido toda mi vida no tengo que tener miedo a nada, solo me tendría que tener miedo a mi esposa cuando se enoja, pero no, es ella quien me tiene miedo a mí.

Necesito cambiar todo eso.

Se que lo más probable es que ella no me perdone, pero haré todo para que lo haga. Ahora me debe de odiar lo sé todos lo deben de hacer así que haré que todo eso cambie.

¿Pero... y si me quedo aquí?  ¿Y si sigo mi vida sin ellos? ¿Y si esa persona que ahora está con ella la hace feliz, si es con esa persona con la que debe de estar y no conmigo? Yo solo la he cagado en todo, en pocas palabras yo le arruine su vida la convertí en mi esposa a los 17 años, la convertí en madre a los 17 putos años, aunque ella también quiso a Noah en su vida, pero si yo no hubiera parecido en su vida no le hubiera pasado toda la mierda que la hice pasar.

Tal vez la saque de los brazos, donde tenía que trabajar para mantenerse a ella y a su madre, pero la hice caer en el fuego conmigo en un puto infierno.

Tal vez ella está mejor sin mí, estarán mejor sin mí.

- ¿Estas llorando? - pregunta incrédulo Matías inclinándose donde estoy sentando, quita mis manos de mi cara para verme mejor.

Si señores y señoras estoy llorando de la puta desesperación, no sé qué hacer, mi vida es un asco.

- Puedes largarte ya- suelto bruscamente sin importar que me vea en este estado.

- ¿No lucharás por tu familia? ¿Enserio te quedarás aquí viendo como otro te la quita? - pregunta sentándose a la par mía.

- Tal vez ahora si sea feliz- digo con una sonrisa amarga.

- Olvida toda la mierda que dije, quería que entraras en razón, pero veo que no lo logré- dice parándose.

- ¿Tu... tú crees que ella me perdone? - pregunto cerrando los ojos recargando mi cabeza a la pared.

- Claro que lo hará no a la primera, pero creo que, si lo hará, ella te ama.

- Mierda- susurro

Lo intentaré por Dacota, por mis hijos, por mí. Y que Dios lo decida ya que el destino no existe para mí no uno mismo lo crea.

- Iré contigo- hablo al fin haciendo que este me vea con una sonrisa.

- Puta madre pensé que nunca lo ibas a decir- dice dándome un abrazo. - Ahora recoge tu poca mierda que trajiste y larguémonos de aquí- habla caminado hacia la habitación.

Lucharé por ella, volveré a intentarlo y si fracasó, al menos sabré que di todo por ella, todo por ellos.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora