• CAPÍTULO 21 •

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Para el desayuno nos vamos a una lujosa cafetería con una linda vista a un jardín.
El clima amaneció agradable y me puse linda para sacarme unas fotos pues no he subido nada a mis redes sociales.

—¿Tienes que tomarle foto a todo lo que comes?

—Nunca lo entenderías. —Tomo la foto de mi desayuno y se la envío a Derek con el mensaje de: "Pensando en ti en cada segundo".

Después le envío unas fotos mías y amo cuando él me manda unas suyas sonriendo.
Es imposible que este hombre sea tan atractivo.
Mi abuela siempre ha dicho: "Verás a una persona como la más atractiva del mundo y te darás cuenta que en verdad estás enamorada"

Pues que razón tenia esa pobre anciana.

—Quiero que seas la primera en saber.

—¿Qué cosa?

—Haré una gala en la mansión. —Guardo mi teléfono—Será algo grande. Ya sabes, sólo vendrán personas importantes y así.

—¿A qué se debe?

—Anunciaré nuestro compromiso.

—No me jodas.

—Ese vocabulario...

—¿Tan pronto? Es que, es muy pronto ¿No crees?

—Es para que te des a conocer entre todo el clan de la mafia.

—Pero, siento que es demasiado pronto. Tal vez no sea lo correcto, tal vez piensen que soy una niña aún y que no tengo lo que se debe para ese puesto.
Dale, apenas tengo veinte años, ¿No crees que se verá algo extraño?
Una chica de veinte años que no es muy experta en ese tema toma el liderazgo a un lado del rey.
Tendré más enemigos, mujeres querrán tener mi lugar y me pueden hacer daño, ¿Qué no lo ves?
Además ni siquiera tengo un estúpido anillo.

Mis ultimas palabras llamaron completamente su atención pues ha fijado sus ojos en mis dedos dándose cuenta de que tengo razón.
Pero no dijo nada.

—La experiencia se gana, vas a ir aprendiendo.

—Es injusto.

—Injusto es tener que buscar las bombas que mis científicos profesionales ponen por toda la mansión para experimentarlas.

—¿Cómo?

—Larga historia. —Suspira—¿Ya acabaste de desayunar? Tengo pendientes que hacer.

—¿Te verás con Octavio?

—Octavio no es el jefe jefe de la mafia asiática.

—¿Ah no?

—Es su hermano y me encontraré con él dentro de nada.

—No quiero ir.

—Lo sé. —Frunce el ceño—Pero no te quiero dejar sola de nuevo. Siento que en cualquier momento tu hermano te puede robar de mis brazos y eso no es nada bueno porque creo que todos sabemos que si eso pasa, volarán cabezas.

—Ayer estabas apunto de golpearlo.

—Te interpusiste.

—No lo harás de nuevo. —Bebo de mi jugo de naranja—No si me quieres a tu lado.

—Yo puedo golpear a quien se me de la gana.

—No lo creo. —Nos fulminamos—Golpear a mi hermano es como golpear lo más preciado de mi vida y eso puede traer serias consecuencias.

—¿Me amenazas?

—Te doy una advertencia.

—No me gustan las advertencias.

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora