Tú, Yo y El Mal

• CAPÍTULO 35 •

Para la hora después de mis clases voy a donde me citó el profesor Jones, en la biblioteca.
Lo veo ahí sentado con muchos papeles y libros alrededor y me convenzo de que será una tarde larga.

—Ey, hola, siéntate.

—Bien, empecemos con esto.

—Pedí tu boleta de calificaciones de tu primer año y este que llevas de curso. Te mantienes en buen estado. Al principio no te iba tan bien en comercio, puedo ver que reprobaste —Si, y como no quería reprobar por eso me acosté con Derek, pero aún así me reprobó; como olvidarlo—Pero después fuiste mejorándolas hasta tener una de las mejores por no decir que la mejor.

—Me alaga.

—Entonces el estudio para el concurso no será un problema, sabes de todas las materias. Sólo es cuestión de enseñarte más.

—¿Dónde será el concurso?

—Fuera de la ciudad.

—Especifícate.

—Seattle.

—¿¡Seattle!? —Mierda—Creo que se te había pasado contarme ese detalle.

—¿algún problema?

—Mi madre no me dejará ir.

—Yo me haré responsable de ti en todo momento. No viajaras sola, viajaras con un adulto.

—Yo también soy adulta.

—Pero yo soy tu maestro.

—Mira, no creo que me dejen ir.

—Los gastos corren por la universidad, no te tienes que preocupar por nada. Yo personalmente me encargaré de preguntarle a tu madre si te da permiso.

—Mmmh. —Algo no me da buena espina.

—Competirás con universidades de todo los Estados Unidos. No estarás sola, tendrás un equipo.

—De cuántos son el equipo.

—Bueno, será una pareja. No sabemos a quién asignarán de aquí porque aún no encuentran a alguien totalmente capacitado —Frunzo el ceño—Oye, recuerda que haces esto porque se te verá bien en el currículum.

—No lo sé, tendría que consultarlo con mi hermano y mi madre.

—Si quieres también hablaré con tu hermano, ¿cómo se llama?—no puedo decir nunca los nombres de mi familia.

—Llámale el hermano Sevilla.

—Bien, puedo hablar con él, pásame su número o puedes citarlo cualquier día junto con tu madre.

—Si, tal vez.

—Karol, no te eches para atrás. Tú te ves como una chica que no le gusta echarse para atrás con las cosas.

—No me conoces.

—A veces las personas pueden conocer a las demás con sólo una hora de verlas.

—Tonterías.

—Piensa lo que quieras —Suspira—Bien, es hora de ver las cosas que te van a preguntar. Vendrán muchas matemáticas, sólo te digo eso.

Dejo mi bolso sobre la mesa y me inclino para ver los papeles que tiene Daniel en sus manos.

[...]

Llego a casa, mi madre está en el comedor con papeles a los alrededores y me supongo que son de su trabajo.
Paso de largo y me voy directo a beber agua.