• CAPÍTULO 88 •

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—¿Dónde estabas? —fue lo primero que Ruggero me dijo al entrar a la recámara—Tuve que cenar solo.

—Mejor dicho, ¿dónde estabas tú?

—Arreglando unos asuntos pendientes.

—Espero que esos pendientes sean de que ya has echado a Natalia de aquí, porque si no es así ahora mismo la iré a tomar de los cabellos y la arrastraré hasta sacarla...

—Se ha ido —me interrumpe—Ya puedes estar tranquila.

—Más te vale que no hayas hablado mucho con ella, no me gusta que tenga tu atención.

—Hablé lo que tuve que hablarle —me detengo en seco, mirándolo fulminante por el tono en que me lo ha dicho. Me está retando.

—Por la manera en que me lo dices supongo que hablaste más de lo debido —lo observo de pies a cabeza—Tienes las mangas mojadas, la parte del pecho de tu camisa se ve húmeda y sucia, hueles a crema corporal y shampoo caro —sigo mirándolo, la conclusión a la que llego no me ha gustado—La has bañado.

—No.

—¿No? —camino amenazante hacia él—¿No la bañaste Ruggero? ¿Estás seguro?

—Si, no la he bañado. No te inventes estupideces en la cabeza Sevilla.

—Bien, entonces no te molestará que vea las grabaciones de seguridad —no me contesta—Y juro que si ha salido con el pelo reluciente lo tomaré como que la has metido a bañar —al ver que me seguía retando, me doy media vuelta para salir a cumplir mi amenaza, pero me detiene con su voz.

—¡Si! La bañé, pero no estaba desnuda te lo puedo asegurar. Además tienes que entenderlo Karol, ella es mi amiga, hubieras visto lo mal que se encontraba, realmente me daba pena ajena... —no dejé que terminara, pues ya le había estrellado mi puño en la cara—¿Qué mierda?

Le di otro, el siguiente lo alcanzó a tomar en el aire pero fui ágil y tomé mi navaja para amenazarlo.
La sangre hervía dentro de mi, no sabía si creerle lo de que fue con ropa pero aunque así fuera él sabía que le tenía prohibido hablar más que para echarla de aquí.

—¡Te dije que no podías tener amigas!

—Baja la navaja, Karol.

—¡Simplemente tenias que echarla! ¡Decirle que se largara! ¡No bañarla y compadecerte sólo porque es tu "amiga"!

—¿Qué rayos te pasa? Tú no eras así Karol.

—Siempre deseaste que la verdadera Karol saliera a la luz, pues aquí estoy —doy un paso enfrente, no retrocede—Creí que teníamos reglas.

—¿Reglas? ¿Qué reglas?

—No hablarías con otras, no las mirarías, no las abrazarías, no las tocarías, no tendrías amigas y mucho menos ¡las meterías a bañar!

Estás mal de la cabeza.

»Éstas mal de la cabeza«
Mi corazón se aceleró al escuchar tales palabras salir de sus labios.
Sentí que mi mente viajó a miles de recuerdos donde todos me decían aquello.
Carmen, la madre de Harry, Harry, Hermes, Bratt, Maxon, Sophia... todos aquellos recuerdos se me vinieron encima, las manos me comenzaron a temblar porque jamás creí que él me lo diría. Él no.

De repente, la tristeza se acumuló tanto en mi que se convirtió en enfado.
Reaccioné cuando Ruggero me quitó la navaja apunto de encajársela en el cuello. Me hizo una llave para acorralarme entre la pared y tenerme bien agarrada para que no me pudiera salir fácilmente.

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora