Ruggero Pasquarelli
Dos años despuésEra el cumpleaños de mi amada, me había levantado muy temprano para poner en práctica todos los libros de cocina que había leído en esta semana para hornearle un pastel.
Cumplía 23 años y le quería dar la sorpresa, había estado practicando tanto tiempo para que no saliera fallido como el del año pasado.
Coloqué una vela de cumpleaños y salí de nuestra pequeña casa junto a la playa, ella estaba ahí; o más bien su cuerpo. Ella ya no era la misma y aunque trataba de que lo fuera sabía que no podía ser posible.
Me miró, no me sonrió. Simplemente miraba cómo le cantaba la típica canción de feliz cumpleaños y trataba de que soplara la vela.
Así era nuestra vida ahora que habíamos fingido nuestra muerte hace ya tanto tiempo.
Nos habían dado por muertos y desaparecidos después de un año pero como lo dije en aquel entonces, yo iría al infierno por ella.Había sido muy difícil que se adaptara aquí, había sido difícil que aceptara hablarme de vez en cuando y había sido tan difícil tantas cosas pero no me importa porque sé que pronto volverá a brillar.
Los únicos que saben que seguimos con vida son mis hijas y mis amigos, es un secreto que no desearía que llegase a los oídos de Hermes; sabía que vendría por mí para matarme.
Había dejado a cargo a Dalton con la única condición de que si no regresaba en 10 años a volver a tomar el mando, eran Madison y Lily quienes lo harían.Parecía que tenía una vida infeliz, pero era todo lo contrario.
Vivía en una isla invisible para el ojo turístico en una casa que me había encargado de ambientarla cómodamente para mi amada.
Desde hace ya un año que me había comenzado a aceptar de a poco, desde ese día dormimos juntos aunque sin haber hecho nada íntimo todavía porque sabía que estaba aún muy asustada de que la tocasen.
Desde ese día, todas las tardes al medio día bailábamos abrazados al ritmo de lentas canciones que la relajaban. Ella siempre había deseado bailar conmigo, y eso era lo que hacíamos.Todavía recuerdo que fue un horrible año el que pasó, Karol se negaba ver a doctores y tuve que aprender todos sus cuidados para que ya no los viera nunca más.
Casi creí que la perdería, pero no iba a cometer ese error dos veces e hice hasta lo imposible por caminar con la herida en mi pecho y arrastrarla hasta sacarla de ahí y hacer que la salvaran.Mi plan era que los oficiales nos vieran muertos, después que ya no nos vieran nunca más.
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Su cabeza estaba recostada en mi pecho y nuestras manos estaban entrelazadas. No bailábamos ninguna canción, bailábamos con el sonido de las olas.
Besé con cuidado su cabeza y la tomé delicadamente de la mano para que me siguiera hasta el camastro sobre la arena y, una vez ya acostado hice que ella se acostara en mi pecho para ver el atardecer con la brisa del mar.
Cerré los ojos y suspiré por tanta paz que sentía.
Entonces, sentí que algo andaba mal.
Al abrirlos me encontré con que ella me miraba fijamente, eso no era para nada normal, lo que siempre hacía era mirar a la nada como si estuviera perdida.—Te extraño tanto.
Habló. Sí. Habló después de no sé cuánto tiempo, eran unas simples palabras pero lo había hecho.
Trate de no alterarme para no asustarla, así que sólo le acaricié la mano y le contesté:—Estoy aquí contigo.
—Tú no... —esperé con paciencia hasta que volvió a formular palabras, no era fácil y lo sabía—. Te echo tanto de menos.
Sus palabras me decían que pensaba que esto era tal vez parte de sus alucinaciones.
Sonreí con tristeza tratando de no llorar y atraje su mano a mis labios para besarla.Miré al mar, pero su mirada seguía siendo intensa.
Por eso cerré los ojos.Pero entonces, sentí por primera vez después de tanto tiempo el pequeño roce de sus labios sobre los míos.
Tragué saliva.
Había sido apenas algo casto pero para mi había sido suficiente. Le sonreí.—Te extraño —volvió a decir, y volvieron a darme ganas de llorar. ¡Soy real! ¡Estoy aquí! ¡Esto no es un sueño Karol, reacciona!—. Sé que no eres una alucinación.
¿Me leyó la mente?
—Entonces, ¿por qué parece que me ves como si fuera irreal?
—Porque... —otro silencio. Este tiempo había hecho que trabajara en mi paciencia, se me daba muy bien ahora—. No eres tú.
—Soy yo.
—Mi esposo ha cambiado, tal vez piensas que no me doy cuenta de las cosas que pasan a mi alrededor pero sí lo hago.
—No he cambiado, sólo doy a relucir más mi amor por mi esposa.
Mis palabras la hicieron sonreír de lado, aunque parecía algo insignificante, para mi había sido la mejor sonrisa que me pudo haber dado.
Después, volvió a poner la cabeza en mi pecho y suspiró como si fuese su último aliento.
—No me dejes de nuevo.
—Estaré contigo para siempre.
Acaricié su cabello, hoy las olas del mar estaban muy calmadas.
—Te amo.
Sentí que me daba un infarto de emociones por sus palabras. Era la charla más larga que habíamos tenido después de tanto tiempo y, sin duda, era la que daría un gran paso para su salud.
Me mordí el labio y la sujeté con más fuerza porque sabía que cuando lo hacía ella se sentía segura.
Lo sé, porque una vez lo dijo en un sueño.Sonreí a la nada y me juré a mí mismo que esperaría todo lo que tuviera que esperar con tal de que estuviera bien de nuevo.
Esperaría aunque mi vida pasara, aunque no me importaba tanto porque la pasaría a su lado.—Yo también te amo princesa.
MABEL PAZ
NOV. 2021/ DIC. 2024
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Tú, Yo y El Mal
FanfictionDicen que todos tienen un hilo rojo conectado con otra persona. Bueno, pues yo creo que mi hilo es más bien de color negro. Todos sueñan con un romance de películas donde tu amado príncipe llega y se te declara su amor eterno como Romeo lo hizo con...