• CAPÍTULO 30 •

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Bajo al living pero sólo veo a Maxon y Bratt con más personal. Todos parecen estar atentos a todos lados, es evidente, ¡acaban de secuestrar a Harry Moore!
¡Una persona importante para el FBI!

Supongo que el plan es que hagan un intercambio; cosa que no creo porque seguro que van a matar a Harry.

—¡No saben lo que han hecho! —Grita el sujeto con las manos y piernas atadas—¡Ya los tengo identificados a todos! ¡Sé quiénes son!

—Pues obvio que sabes quienes somos, ya nos investigaste. —Maxon toma un trozo de cinta gruesa y se la pega me la boca a Harry.

—Calladito te ves más bonito.

—Tranquilo, que sólo nos servirás para que nos regresen a nuestro amigo.

—Bueno, tal vez te matemos, todo depende de qué diga el rey.

—Vayamos a dejarlo al sótano.

Ambos arrastran al sujeto y pasan a un lado mío con sus sonrisas de superioridad por el hecho de que tienen al general del FBI que estaba a cargo de la investigación de la mafia.

Tras una hora después regreso con Dalton y me aseguro de que siga vivo. Vivo pero en coma.

Las horas pasan y me entero de que los chicos volvieron a salir ya que los demás tuvieron complicaciones y necesitaban refuerzos.
Espero que Hermes esté bien.

Estaba que me aburría, no hay tanto personal en la mansión y cuando me paseo por los pasillos me doy cuenta que estoy justo a un lado del sótano de los castigos.
Jamás he estado aquí, admito que me da miedo el saber lo que esconden estas paredes.
Pero la duda me invade y quiero bajar a echarle un vistazo a Harry.

Entro.
Es horrible. Huele espantoso. Podría describirlo como una prisión subterránea porque hay celdas con personas. Todos me miran pasar, pero me miran con miedo.

Estas personas no están bien, todos tienen heridas graves y no paran de llorar.
Sus lamentos me duelen, todo esto me duele.

Pongo la frente en alto y continuo con mi trayecto.
Ahí estaba, el joven rubio y apuesto, en una celda, aún amarrado.

—La reina, debo suponer. —Escucho que habla cuando estaba apunto de irme—Karol Sevilla. —No dije nada, pero tampoco me fui, sino que me acerqué por curiosidad—Todo esto va a arder en llamas, y tú lo sabes. —Sigo sin contestar—Tú no tienes ningún historial criminal. Nadie sabía nada de ti hasta que llegué yo.

—Ah ¿Si? Y dime, ¿qué sabes de mi?

—Vienes de la mafia Sevilla. Tu padre es Hades, tu hermano es Hermes y tu madre se alejó de esta vida. Me sorprende que no te haya llevado con ella.

—¿Por?

—Karol, no tienes historial criminal. Es obvio que no te gusta esta vida; lo único que no puedo descifrar es el por qué es que estás aquí, con el rey. —Sigo sin decir nada—El amor es loco, muy loco. Pero no creo que lo suficiente como para que te hayas enamorado de una persona como lo es Ruggero Pasquarelli.

—Cierra la boca.

—O tal vez no sabes lo que él hace.

—Cállate.

—Es un asesino, mata sin piedad, torturador y es un secuestrador.
A eso le agregamos que controla la máxima liga de tráfico de drogas a lo largo del mundo. Tráfico de armas, tráfico de misiles, tráfico de armas nucleares y todo eso se los compran los terroristas.
Bueno, y hace muchas más cosas pero no creo que tengas tiempo para una larga lista de su historial criminal. Así que mejor dime, Karol, ¿por qué estás aquí?

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora