• CAPÍTULO 67 •

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Ruggero Pasquarelli

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Ruggero Pasquarelli

—Buenas noches señor, aquí le traigo la taza de café que me pidió.

—Lárgate.

—Si señor.

Por fin de nuevo en mi casa. Había viajado tantos días a tantas ciudades que lo único que quería era tener un poco de paz.
Se suponía que debía de venir hace una semana para pasar Año Nuevo con la familia, pero no me apetece.
Esa noche me vinieron los recuerdos de hace un año y de lo fantástico que me la pasé con Karol.
Nos embriagamos, bailó en un tubo, me bailó con más mujeres y tuvimos sexo salvaje en la zona VIP.
Sin duda fue lo mejor que me pasó en la vida.

—Ruggero, ¿estás ahí?

—Pasa Natalia.

—¿Cómo te fue? No estuviste aquí para la cena de Año Nuevo.

—Estuve ocupado —la miro, parece triste y suspiro en mi interior porque sé que no le he prestado atención desde que me dijo que estaba embarazada—¿Todo marcha bien contigo y el feto?

—Si, la ginecóloga dice que va en un buen camino.

—¿Ya has pensado en algún nombre?

—En varios, pero como aún no sé lo que es, pues es indeciso.

—Entiendo —sigo con lo mío—¿Cuánto llevas de embarazada?

—Un mes y una semana, ya pronto verás los cambios.

—¿Te han estado tratando bien aquí?

—Si, gracias —hace una pausa—Aunque extraño un poco a mis hermanos, ellos estaban al pendiente de mí desde muy lejos y me hacían compañía por llamadas.

—Ah.

—Ruggero me voy a ir. —eso llama toda mi atención—Y no te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando.

—¿Perdona?

—Regresaré a Europa. Tranquilo que no soy tonta y me iré con una tía. Parto mañana mismo a primera hora, las maletas ya están listas.

—¿O sea que si no llegaba hoy a la casa, no me enteraba de que te ibas?

—No contestas mis llamadas, ya me cansé de insistir.

—Ya veo.

—Bien, era todo. Con permiso.

—Y si tú te vas de aquí, no será con vida —la amenazo—Tienes algo que me pertenece, necesito mantenerte vigilada a todas horas para que no ingieras cosas dañinas y que el bebé salga enfermo.

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora