Lily Brooks

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Nota.
Para no abrumar y aburrir sobre lo que les pasa a Karol y Harry en este tiempo, he decidido hacer capítulos basados en otra pareja donde veremos un poco de los alrededores de la vida de Ruggero.
1/3

...
Me levanté con energías y totalmente emocionada porque hace días Ruggero nos dijo que nos inscribió en una preparatoria aquí en Jersey city.
Allá en Europa era bastante popular entre mis amigos, no es por creerme diva pero gracias a mi madre he heredado su hermosa belleza.
Puede que Lena haya sido una pésima mamá, pero le doy gracias por su lindo rostro.

—¿Emocionada?

—Mucho —Madison pasa a mi recámara ya con el uniforme escolar puesto y acepto que se ve preciosa. Ha estado descansado mucho desde su incidente en la discoteca.

—Entonces, ¿qué papel tomaremos en nuestra nueva escuela?

—No te entiendo.

—¿Seremos "las chicas reservadas nuevas"? O haremos que todos coman de nuestra mano.

—Me gustaría pasar desapercibido.

—¡Ay por favor! ¡Quiero ser popular!

—Ya no estamos en Europa, hermana.

—Lo sé pero, es que sabemos como son los chicos de nuestra edad.

—Quiero novio —le digo, tomando mi bata de baño y las demás cosas—Espero encontrar un novio en la preparatoria.

—¿Crees que Ruggero te deje tener novio?

—¿Por qué no querría?

—Ya sabes, él es muy... bueno, extraño. Es como nuestro tutor.

—No es "como" nuestro tutor. Es, nuestro tutor.

—Como sea, date prisa que llegaremos tarde.

Sonrío rodándole los ojos y yéndome. El baño de mi habitación no está funcionando, seguramente lo vendrán a checar y por eso me vengo al del pasillo.
Me tomo solo unos minutos en la regadera, y al terminar, se me detiene el corazón.
Se escuchó que alguien había entrado y estaba orinando en el retrete. Maldición maldición maldición.

¡Joder! Se me cayó el shampoo.

—¿Hola?

—Si, ah... me estaba bañando y entraste.

—Oh, lo lamento es que no pusiste el pestillo de la puerta.

—Si, se me pasó —no sé quién sea, pero le bajó al baño y se lavó las manos. Mis mejillas ardían con intensidad al recorrer un poco las puertas de la regadera y ver de quién se trataba—Simón, hola.

Me ve, pero solo unos segundos porque desvía su vista.

—Llegarás tarde a tu primer día, yo las llevaré así que date prisa.

—Creí que nos llevaría Ruggero.

—Está con Natalia y con la ginecóloga. Agustín y yo las llevaremos. Date prisa.

Y sale del baño.
Mis mejillas arden mucho joder, Simón es una persona extremadamente atractiva. Me gusta mucho.

—¡Simón entró al baño! —le grito a Madison cuando entro a su habitación—¡Fue tan embarazoso!

—¡Oh por Dios! ¿¡Te vió desnuda!?

—¡No! Yo estaba bañándome, cerré la regadera y pues como no hice ruido él pensó que estaba vacío. ¡Lo escuché orinar!

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora