• CAPÍTULO 59 •

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Ruggero Pasquarelli

No hay nada mejor que una semana de vacaciones en la playa. Sin duda me hacía falta relajarme un rato y dejar de lado todo el estrés.

O eso era lo que creía. De lejos divisé a Orlando, el padre de Natalia, quien venía bajando de su auto y conectó su mirada conmigo.

Dejé de tomar el sol en el camastro y fui con él cuando Natalia se acercó para abrazarlo.

—Señor Pasquarelli.

—Señor Marsden.

—¿Se esta divirtiendo en sus vacaciones? Mi hija me platicó que se la pasan increíble.

—Por supuesto, ¿a qué se debe su inesperada visita?

—Vengo por mi hija —ya lo sabía—Nuestro operativo aún se encuentra en pie y la necesitamos porque es la cabeza de esto —suspira—Así que, despídanse porque no se verán en un largo tiempo. Te espero en el auto.

—Me temo que eso no sucederá —sujeto a Natalia de la cintura para marcar territorio—Es una pena que aún no esté enterado de que ella no participará.

—De hecho sí estaba enterado. Por eso he venido, para llevármela.

—Eso no se podrá hacer.

—¿Me impide llevarme a mi hija?

—Ella ha tomado una responsabilidad desde que se vino conmigo. Ha tomado el cargo de reina y la quiero aquí conmigo —beso su mejilla—Así que o se queda a tomar el sol, o se va.

Orlando me fulminó, después lo hizo con ella quien demostraba un toque de duda, y después de unos segundos volvió a hablar.

—¿Te quieres quedar, Natalia?

Pero la castaña no respondía porque tenía miedo. Lo cual me fascinaba.

—Yo... Yo no sé...

—Necesito que me lo digas ya de una vez por todas.

—Yo...

—Creo que su respuesta ya está más que clara. Si nos permite, estamos en vacaciones de pareja así que márchese o siéntese a beber un coco.

Orlando pareció enojarse. Frunció el ceño y dio media vuelta para irse.
Él sabe que no es conveniente armar un lío en mi territorio, ahora la gente me teme más por lo que hice en Hong Kong. Saben hasta donde estoy dispuesto a llegar y saben que soy capaz de más.

Lo vemos subirse a su auto, y cuando lo perdemos de vista la tomo de la mano y la guío al camastro donde tenemos de frente a las niñas Brooks jugando en el agua.

—¿No crees que fuiste un poco duro con mi padre?

—No.

—Él solo quiere lo mejor para mi.

—¿Acaso estás diciendo que te quieres ir de mi lado?—la observo—¿Acaso no estás cómoda conmigo?
Míranos. Estamos en la playa y la semana que viene nos iremos a Miami porque es a donde quieres ir.
Te consiento en tus caprichos y, ¿cómo quiera te quieres ir?

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora