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—¿lo puedo meter al microondas?— preguntó el pequeño Hansol de 4 años con un huevo en su mano alzándolo tan alto como puede para que su padre lo vea. —papá...— Su cabeza apenas se asoma por la isla de la cocina, su padre trata de cocinar. —Lo voy a meter — dictamina el pequeño corriendo hacia el microondas.

Tener a Hansol en casa es adorable, ver al pequeño tomar sus propias decisiones mientras cae de sueño aun es algo para lo que sonreir. Jun suele cocinar cuando está en casa, es por eso que intenta preparar algo para su pequeña familia de tres mientras que su pareja Minghao descansa en la habitación, Hansol debería estar durmiendo, pero el pequeño es tan inquieto que nada más se dio cuenta de que Jun estaba despierto dio un brinco de la cama y se dispuso a ayudar en la cocina.

Cuando el huevo ya está en el microondas Jun reacciona y corre para oprimir un botón, el pequeño Hansol lo mira sin entender que es lo que ocurre y Jun carga a su niño para dejarlo en la sala de estar, por un segundo quiere amarrarlo al sillón y dejarlo viendo alguna película para niños.

—Quédate aquí ¿esta bien?— Le pide Jun y Hansol asiente con una mano en su boca. Le da un beso en la frente y regresa a la cocina.

—¡papá!— escucha al pequeño y casi deja caer su rostro contra la mesa.

—¿Qué?

—¡Mi huevo!— Saca el huevo del microondas y se lo regresa a su retoño quien lo examina. —Este no es mío, es el de prueba.— Jun hace una mueca confusa y el pequeño suspira. —¿me meterías al microondas sin saber que ocurrirá? No lo harías, meterías a otro niño.

—No metería a nadie en el microondas.

—porque no tienes otro niño.

Adorable, lindo y tierno. [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora