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No puede encontrar a Seungkwan. Fue un segundo donde se descuidó y de pronto su pequeño niño de cinco años ya no está, y Woozi no sabe que hacer, lo sostenía de la mano y solo lo soltó para pelar una mandarina y despues se la dio y... ¿y que más? El parque es grande y está repleto de gente, y Hoshi está en su trabajo como para ayudarlo a buscar, por eso Woozi ve alrededor tratando de encontrar a su hijo.

Seungkwan es un niño pequeño ¿Cómo va a encontrar a un niño pequeño entre tanta gente? Mira alrededor y solo puede pensar a donde pudo haber ido su niño de piernas cortas, no pudo haber sido muy lejos. Aun así Woozi quiere preguntar por él, quiere decir en voz alta que perdió a su hijo. Pero...

Puede encontrarlo solo.

Está seguro de que puede encontrarlo sin la necesidad de pedir ayuda, sin tener que hablar con otros. Solo tiene que buscar bien y... ¿Por qué está buscando arriba? Seungkwan no mide tres metros y su niño no puede trepar tan alto en los arboles, tiene que bajar la mirada y buscarlo en el suelo. Aun así hay muchos niños que pasan corriendo a su alrededor pero ninguno es el suyo.

Siempre pensó que si Seungkwan se llegara a perder sería culpa de Hoshi, ahora se siente un pésimo padre porque se supone que Woozi es quien más se concentra y presta atención ¡Y ahora no encuentra a su niño! Seungkwan es ruidoso la mayoría del tiempo ¿Por qué ahora no está llorando y gritando por él? Un niño llorando es mucho más llamativo que un niño callado.

¿y si alguien se lo llevó?

Entonces si tiene que hablar y decir que perdió a su hijo. Si él y su hijo se quedan callados es poco probable que se encuentren. Pero tiene que hablar con las personas.

Y Woozi odia las personas. O quizás se le dificulta un poco hablar con ellas, o interactuar con ellas. Si Hoshi estuviera allí sería mucho más fácil.

—¡Seungkwan!— Lo llama con la voz un poco temblorosa mientras busca entre la gente, el parque es amplio y hay una fuente en medio, así que camina hacia ella pensando que quizás Seungkwan pudo haber ido allí. —¡Seungkwan!

Pero Seungkwan no responde, y Woozi se siente como si estuviera a punto de vomitar, se lleva una mano al rostro apartándose el cabello y continua mirando alrededor. Tiene que pedir ayuda, pero el malestar de haber perdido a Seungkwan lo está haciendo marearse.

Tiene que en serio pedir ayuda.

Pero cuando está a punto de hablar con una persona una pequeña cabecita aparece cerca de la fuente, sentado en el suelo con palomas alrededor y cascaras de mandarina. Con las piernas extendidas en el suelo.

Woozi respira.

Seungkwan está sentado allí comiendo gajos de la fruta mientras alimenta a las palomas con lo que le sobre.

Camina hasta él con las piernas temblorosas y se sienta a un lado haciendo que las palomas huelen, menos una que parece estar sentada como Seungkwan.

—¿ya nos vamos?— Pregunta Seungkwan terminando su fruta.

—¿Por qué estás aquí, Seungkwan? Pensé que te habías perdido.

—¡Pero yo quería venir a la fuente! Con mi mandarina.— Seungkwan lo mira con los ojos grandes. —Y me acompañó la paloma. Somos amigos.

—No me dijiste.

—Es que no me ibas a dejar. Por eso me fui.

Woozi suspira mirando sus zapatos. Aunque quisiera no puede levantarse.

—Pensé que te había perdido. Me preocupaste. Si no te dejo alejarte es porque puedes perderte.

—Lo siento...

Y ambos miran a la paloma.

—Si vuelves a irte voy a amarrarte a mi. ¿esta bien?

—Sip. ¿ya nos vamos?

—No. Esperaremos aquí a tu padre.

—Pero dijiste que papá Hoshi saldría tarde hoy.

—Si.

—Quiero ir a casa.

—Llámale y dile que quieres ir a casa pero que no nos iremos hasta que venga.— Woozi le entrega su celular al niño con el número de Hoshi.

Le gustaría levantarse e ir a casa, pero sus piernas no responden.

La paloma lo mira.

—¿tu que miras?— Le pregunta de mala gana al animal y este mira a otro lado.

Bien, debe practicar hablar con las personas.


Adorable, lindo y tierno. [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora