Capítulo 28."Infinitos"

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Ya casi terminamos la segunda parte de la historia para pasar a la tercera y última parte. ¡QUEEEEEÉ EMOCIÓN!

Por cierto, tuve que acomodar todo eso de las partes, porque de repente tuve un ataque de inspiración y me encantó la idea que está en mi mente, así que espero que les esté gustando.

Muchas gracias por leer la historia, por comentar, por votar. Muchas gracias por estar aquí, conmigo. Muchas gracias por el amor que le dan a la historia. Muchas gracias por ser mi pequeño sostén en días difíciles.

*La canción no la pongan hasta que vean la indicación*

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—Podrías comenzar a explicar el hecho de que escuché la risa de alguien que no es Lu—creo que la sonrisa que se forma en mi rostro es algo tenebrosa, porque Lauren intenta ocultar la sorpresa que se refleja en su mirada—. O quizá podrías explicar el porqué estaba colgado en la puerta el pequeño aviso de "no molestar".

Mis cejas suben y bajan rápidamente, pues podría apostar que la risa pertenecía a Paul, su gran amor de verano. Además, no sería casualidad el hecho de que hayan intentado algo después de haberle dicho a Lauren que se lanzara por él, pues todo acabaría en unos días y podría arrepentirse totalmente si sólo dejaba las cosas en un "¿qué hubiera pasado si...?". La castaña se muerde un labio y enseguida sus mejillas se encienden de un tenue color rojizo; suelta un suspiro al aire y me mira con algo de felicidad. Cruzo las piernas y me inclino un poco hacía ella, que está sentada frente a mí, en la cama. 

—Bueno, creo que tenías razón—dice—, fue buena idea acercarme a él.

La castaña parece recordar lo que pasó, porque agacha un poco la mirada para esconder su gran sonrisa. A su lado, Lu está recostada en el espacio que sobra entre Lauren y el respalda de la cama.

—Y vaya que se acercó él—murmura Lu. 

Lauren intenta callarla mientras golpea levemente su larga pierna. Ahora, no sólo sus mejillas están sonrosadas, todo su rostro está de color rojo y parece que la vergüenza esta tomado posesión de ella,  porque se ríe nerviosamente. Juega con sus dedos, con su cabello, se muerde el labio y yo, la miro confundida. ¿Así luce una persona enamorada? ¿O, así luce una persona feliz? 

—Ayer después de que saliste corriendo con Julián... espera..., tú también tienes mucho que contarnos.

Una de sus cejas se levanta y sus ojos me miran con sumo interés en saber la razón por la cual anoche salí corriendo con un hermoso vestido. Lu me mira, prestando mucha atención en lo que diré. Busco las palabras correctas e intento ignorar algunas cosas que pasaron para evitar una lluvia de preguntas; que es lo más seguro que suceda si mi boca confiesa que hubo un pequeño beso por ahí. Me encojo de hombros con sencillez y sólo respondo:

—Tuve que fingir que era su prometida para salvarle un poco el trasero.

Ambas chillan de la emoción y se mira como si hubiera ganado el más increíble premio. Lu comienza a manotear en el aire, un poco más emocionada que la castaña. Algo intenta gritar, pero parece que no puede hacerlo.

—¡Me debes treinta dólares, Lauren!—exige la pelirroja

—¡Pero no están saliendo!—se queja la otra chica— No te debo nada.

—Claro que sí, la apuesta era que simplemente  que admitieran que eran más que amigos.

—¡No lo han admitido!

—¡Pero esa clase de favores no los hacen los amigos, Lu!—Lauren se cruza de brazos mientras le lanza una seria mirada a la pelirroja.

Me turno en mirar a ambas mientras discuten por quién le debe dinero a quién y siento que sobro en la conversación. Niego con la cabeza, algo cansada, ¿cuántas veces les he dicho que Julián y yo no somos nada? ¿cuántas veces les he dicho que mi corazón quiere a alguien que no puede tener? ¡SE LOS HE DICHO UNA INFINIDAD DE VECES. Y tantas veces se los he dicho, que aquellas frases salen de mi boca sin pensarlo mucho, como si mi cerebro estuviera programado para responder aquello.

El viaje de GresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora