Nunca me había parecido tan tétrico el sonido de los tacones resonando en el piso, sin embargo, mientras nos dirigimos a la sala de juicios, el sonido de mis tacones me revuelve el estómago.
Las manos me sudan tanto que he llegado a pensar que podría morir de deshidratación. La cabeza me pica por los nervios y me siento en otro cuerpo con esta falda de tubo negra; me siento otra persona mientras visto este saco negro. La última vez que los usé, fue cuando mis padres renovaron sus votos... hace cinco años.
Por supuesto que ellos se extrañaron cuando vieron que me había arreglado el cabello y que me había maquillado. Y claro que mis hermanos se burlaron de mi aspecto, pues decían que era un milagro que me pusiera labial y tapara mis ojeras.
Aunque las risas cesaron y todos se fueron para atrás cuando el timbre sonó y vieron a Michael vestido de traje.
¿Y cómo no? Aún estaba un poco fresco el recuerdo de aquella noche en la que llegué tarde y me desplomé en los brazos de mi madre, llorando porque me habían dejado. Y ahora, la misma persona que me había roto el corazón, estaba frente a la puerta de la casa esperando por mí.
Se me cayó la cara de la vergüenza mientras salía de la casa y caminaba a su auto, pero lo que ellos no sabía era el trasfondo del asunto. Y quizá jamás lo sabrán, porque yo me había encargado de que se creyeran otra historia.
Tomamos asiento cerca de donde esta Britanny y su abogado, platicando y revisando unos documentos. Al otro lado veo a Briant, tiene el uniforme de recluso y su abogado parece que repasa el plan con él, que mira atento al frente, como si supiera que está jodido. La sala de juicios está llena de tensión, estrés y sentimientos negativos, así que no me sorprendería si de un momento a otro comienzo a hiperventilar. Además, no veo ninguna cara conocida por el lugar y eso me inquieta un poco, pues me siento sola en esto. Aunque la mano de Michael esta entrelazada con la mía, no me siento lo suficientemente protegida a su lado.
Me siento tan expuesta y sé que, cuando pase al frente, estaré más sola de lo que ya estoy ahora.
El juez entra en escena y todos nos ponemos de pie hasta que ordena que nos sentemos. Las manos comienzan a temblarme cuando la sesión comienza; y también comienza mi pequeño ataque de nervios.
Michael también parece nervioso e incluso decepcionado de ver al que consideró a su amigo, en estas circunstancias. Parece que le duele saber que confió en una persona que nunca fue honesta; pero creo que le duele más saber que hirió a gente cercana.
Aprieto levemente su mano cuando las fotos de las moretones y marcas que dejó en Britanny aparecen en una pantalla frente a nosotros y al juez. Comienzo a sudar frío porque sé que cuando sea mi turno, las fotos que también me tomaron aparecen en esas pantallas. Pues la carta mencionaba que en los días siguientes irían a buscarme a la escuela para tomar fotos y hacerla parte de la evidencia contra Briant.
Y la semana no pudo ponerse más rara como cuando iba por los pasillos de la escuela con dos oficiales y los ojos de docenas de alumnos sobre mí. Incluidos los ojos de Elizabeth, Tom y Alex.
Mi mejor amiga parecía contenerse para ir a mi lado y abrazarme, mientras que Tom... seguía mirándome con una infinita culpa. Elizabeth y yo seguimos sin cruzar palabra, incluso cuando la encontraba por los pasillos saltándose las clases para pasar tiempo con Alex. En el restaurante no sabía con quien hacía turnos, pero imagino que cuando regrese todo será un poco incómodo si seguimos así.
Tom y yo tampoco hablamos, aunque seguimos viéndonos casi a diario y coincidiendo como si el destino nos dijera que tenemos que arreglar todo, seguimos sin hablar. Aunque he de admitir que yo sí he estado a nada de romper mi orgulloso y correr a su lado. Y es extraño; es extraña la manera en la que lo extraño, la manera en la que extraño su cercanía como si de verdad tuviéramos tantos momentos juntos. Lo extraño como si hubiéramos compartido tanto cuando la realidad es otra.
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El viaje de Gres
Teen Fiction-¿Crees en el destino?-atinó a preguntar el chico. Tenía una mirada tan curiosa y llena de intriga, pero ella no lo notó, sólo observó la vista frente a ella, pues era algo que tenía que guardar en su mente para siempre; quizá era la última y única...