—¿Nunca has estado en medio de una conversación en la cual escuchas que todos dicen "cuando hice esto...", "cuando hice aquello...", pero tú sólo te quedas en silencio observando?—pregunto—Y no dices nada porque no tienes nada bueno que contar.
Dustin me mira y hace una mueca.
—Eso es demasiado deprimente.
—Lo es... y es mi realidad.
Suspira antes de darle un largo trago al jugo de durazno.
—¿Entonces no tienes nada que contar?
No dudo en negar con la cabeza y mirar mis manos con un poco de pena, pues no pensé tener esta conversación con él. Y menos a altas horas de la madrugada y después de sacar de la casa a unas docenas de estudiantes ebrios.
—Ninguna en la que no se incluya al tonto de tu amigo.
Veo que rueda los ojos, molesto por decir que Michael es su amigo.
—¿Crees que has estado desperdiciando tu vida?
—No, no me malinterpretes, es simplemente que... cuando digo que no tengo una historia, me refiero a que no tengo una historia del tipo "me escapé de casa la otra noche"...
—Lo hiciste—me interrumpe.
—O del tipo "me acosté con alguien mayor"...
—Estuviste a punto.
Lo fulmino con la mirada antes de seguir hablando.
—O "haber hecho algo loco con mis amigos"...
—Lo hiciste—finalmente, me vuelve a interrumpir.
Lo miro algo frustrada y la arrebato el cartón de jugo para darle un sorbo. El líquido recorre mi garganta seca y se siente tan bien, que cierro los ojos disfrutando el sabor y el frío que me recorre en la tráquea.
—Grecia, creo que aún no entiendes que eres tú quien le da la verdadera importancia a la vida. No son los otros, ni las historias que escuchas por ahí —sonríe—. Sólo tú sabes tus historias y cuáles valen totalmente la pena contar.
Se acerca un poco más a mí con cuidado de no resbalar por la teja como Chad lo hizo hace unos años. Pasa su brazo por mis hombros y me acerca cariñosamente a él.
—La vida te da todo y tú decides si el viaje es bueno o no—se encoje de hombros— .Y sólo porque no haya sido como querías, no significa que haya sido malo.
—¿Están bromeando?—nos volvemos tan rápido escuchamos la voz— La casa huele a mil demonios y ustedes están aquí, descansando.
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El viaje de Gres
Novela Juvenil-¿Crees en el destino?-atinó a preguntar el chico. Tenía una mirada tan curiosa y llena de intriga, pero ella no lo notó, sólo observó la vista frente a ella, pues era algo que tenía que guardar en su mente para siempre; quizá era la última y única...