|EL SIGUIENTE CAPÍTULO PUEDE TENER CONTENIDO FUERTE Y/O TEMAS DELICADOS|
La noche parece prometedora. No estoy tan cansada como otros días, parece que tengo un buen humor y Lizzie parece más emocionada al saber que iré una fiesta con ella después de tanto. Y yo, estoy ansiosa por eso, aunque la última fiesta en la que salí con ella terminé con moretones y mi celular roto.
Me abrocho el botón de los jeans negros y acomodo mi cabello después de colocarme la blusa gris. Intento peinarlo con los dedos para desaparecer los cabellos rebeldes pero parece una tarea difícil después de haber tenido el cabello en una coleta durante mucho tiempo. Abrocho rápidamente mis botas color vino y le doy una rápida pasada a mi atuendo, pues no es el más desaliñado pero tampoco el más propio para una fiesta, pues parece algo que usaría para un día normal en la escuela. Me miro nuevamente y sólo dejo caer los hombros, ya no traigo más ropa y no creo que haya tiempo para pasar por otro atuendo a mi casa.
Me acerco un poco al desgastado espejo del baño y observó que tan desgastado o corrido tengo el maquillaje. Coloco un poco de polvo el las ojeras, una capa de máscara de pestañas y brillo labial, no precisamente porque quiera lucir un poco más linda para Tom, si no porque quiero parecer un poco menos muerta y cansada.
Claro que quieres verte linda para Tom, Grecia. No finjas que no.
Quizá sea mi cometido después de haberlo visto tan relajado con el hecho de que sabe que me gusta. Pero otra parte de mí, sólo quiere verse linda porqué sí, porque quiere sentirse bien y disfrutar esta noche. Claro, quizá por la mañana me arrepienta, pero hasta que es no pase fingiré que no le temo a tener resaca.
—Alex ya ha llegado—anuncia mientras termina de abrocharse sus vans blancos.—vamos antes de que la cerveza se enfríe.
Veo como sale de los baños de chica mientras reluce con aquel vestido negro. Hace que sus caderas resalten un poco más pues sólo esta ajustado del pecho. Sostengo la puerta blanca del baño con el antebrazo cuando salgo y le doy una última mirada a las mesas, cerciorándome de que todas las sillas estén sobre estas.
—Buenas noches, nos vemos el lunes—se despide Lizzie.
Nuestro jefe está detrás de la caja registradora revisando la libreta del inventario cuando se despide de nosotras. Noto que me mira unos segundos de más cuando me despido de él, pero no me sorprende, creo que después de tanto me he acostumbrado. Y sé que esas miradas no son buenas, pero mientras respete mi espacio, me quedo un poco tranquila.
Salimos del local y el aire nocturno del verano hace que mis ganas de ir a dormir incrementen, cosa que no sucederá hasta altas horas de la madrugada. Mi amiga corre hacia el vento gris estacionado cerca de la acera y yo tengo que acelerar el paso para no quedarme atrás. Cuando subo al auto, el olor a comida es lo primero que percibo; después noto la ausencia de Tom.
—Creí que tardarían más—dice Alex—. Les compré una pizza individual, Tom dijo que tendrían el estómago vacío.
—¿Y Tom?—no puedo evitar preguntar cuando recibo la caja con la comida.
Algo dentro de mí se retuerce por el detalle del chico y porque no fue él el que me lo dio.
—Dijo que nos vería allá, tuvo un pequeño contratiempo.
¿No será Jenna "ese pequeño contratiempo"? Intento callar a la voz de mi cabeza antes de que me arruine el momento.
—¿De verdad? nosotras creímos que nos habíamos tardado más de la cuenta—Elizabeth dice antes de acercarse y darle un sonoro beso en los labios—. Gracias por la comida.
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El viaje de Gres
Teen Fiction-¿Crees en el destino?-atinó a preguntar el chico. Tenía una mirada tan curiosa y llena de intriga, pero ella no lo notó, sólo observó la vista frente a ella, pues era algo que tenía que guardar en su mente para siempre; quizá era la última y única...