Capítulo 30. "Empezar de nuevo"

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Cuando despierto, el olor a cera caliente es lo primero que huelo. Tengo que despejar un poco mi mente para reconocer aquel aroma; es una vela. El olor es tan familiar, que mi mente recuerda aquellos días en los que tenía seis años y mamá me dejaba faltar a la escuela porque era mi día especial, me hacía mi comida favorita y me dejaba ver películas toda la tarde; me dejaba pedir el helado doble y me compraba una dona extra para la merienda. Que rápido se han quedado esos días atrás.

Abro lentamente los ojos, pues he dormido tan poco en los últimos días, que mi cuerpo se niega a despertar. Los párpados me pesan y se me cierran cada que intento abrirlos. Me paso las manos por la cara, para despabilarme y entonces enfoco la vista en el pequeño muffin de chocolate frente mí. Después observo a Julián; despeinado y en pijama sosteniendo el pequeño panque con una linda sonrisa ladeada. También parece que las noches de desvelo le han pegado un poco, pues ahora sí comienzan a notarse unas pequeñas ojeras.

—¡Feliz cumpleaños, Grecia!—celebra mientras yo me siento en la cama.

El corazón se me hace pequeño cuando veo mejor la situación: oficialmente tengo veinte años. Oficialmente he subido otro escalón en esto de la vida y hasta ahora recaigo en la cuenta de que, la vida es tal cual un suspiro. Todavía recuerdo cuando cumplí quince años y yo sentía que podría comerme a el mundo, pues el cine había catalogado esa edad como "la edad en la que sales a conocer al mundo y sus curiosidades". Recuerdo que alguien me dijo que después de los quince años, la vida se pasa volando. No lo había creído hasta ahora.

Mi respiración se acelera cuando siento que el sueño se me ha ido por completo y me tiemblan los labios, tengo que mordérmelos para evitar que la cascada de lágrimas comience. El chico frente a mí, parece disfrutar de mi mal aspecto, de mis ojos llorosos y de mis ganas de darle una enorme mordida al muffin, pues me mira un poco ansioso. Él parece más emocionado por mi cumpleaños, que yo.

—Pide un deseo—me alienta—, pero por favor pide algo que valga la pena o tendrás que esperar un año para pedir un mejor deseo.

Con la manga de la sudadera de Julián, me limpio las lágrimas que ya han comenzado a rodar por mis mejillas. Me arreglo un poco el cabello y hasta entonces, cierro los ojos. Inhalo lentamente todo el aire que mis pulmones admiten ¿Qué podría ser un buen deseo?, ¿qué podría ser lo que necesito de la vida?, ¿qué podría ser aquello que valga la pena? ¿qué podría ser mejor que el deseo ganar el concurso de comer hot dogs y tener raciones gratis durante un año?

Tras unos segundos, algo cruza por mi mente.

Deseo poder empezar de nuevo.

Soplo la pequeña vela rosada sin abrir los ojos y siento que mis pulmones se hacen pequeños después de soltar todo el aire acumulado. Cuando estoy segura que la pequeña mecha está apagada y mi cabello no se va a incendiar, mis parpados se abren y en mi vista se atraviesan los casi verdes ojos de Julián. Arrugo la barbilla ante el sentimiento que me invade y antes de que él pueda decir palabra alguna, me lanzo a abrazarlo. Le rodeo el cuello con mis brazos y me aferro a él y al gran momento. Me aferro al buen inicio de cumpleaños que he tenido en un buen tiempo y a esas enormes ganas de disfrutar la vida. Me aferro al cuello de la persona que me ha salvado de mi misma en los últimos días.

—Espero que lo que esté mojando mi pijama no sean tus mocos—escucho su voz muy cerca de mí oreja.

Una distorsionada risa a causa del llanto, sale de mí. Tengo tantos sentimientos en mi pecho, que no encuentro la manera de describir todo lo que pasa por mi cabeza. Me siento una persona con demasiada suerte y me siento protegida del dolor exterior. Estoy segura que, la ciencia jamás podrá explicar la felicidad que uno es capaz de sentir ante momentos tan mundanos como este. Incluso yo, que soy estudiante del área de la ciencia, me atrevo a decir que no sólo es la reacción bioquímica que hay en nuestro cuerpo; hay algo más que nadie entiende... pero que todos sienten.

El viaje de GresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora