21. Hechizados

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La vampiresa llevó a Azra hasta su habitación y cerró la puerta tras ellos. Lo miró con curiosidad mientras éste se rascaba nerviosamente las manos. El joven vampiro pareció fijarse por primera vez en la mancha de la blusa e intentó desatar los botones, desconcertado por que parecía costarle. A pesar de que estaba muerto, tenía color en las mejillas de nuevo. La cena...Sil...en sus mejillas...aquel pensamiento lo mató un poco más. La mujer acercó despacio y tomó sus manos con cariño para bajarlas,  antes de ayudarlo a desabotonarle la camisa.

- Ha sido una noche horrible, pero ya estás a salvo - le susurró. Azrael asintió y sin embargo, aunque parecía un poco destrozado, la miró con esos ojos plateados, un poco enrojecidos.

- Pensaba...pensaba que no te gustaba nada...- susurró, un poco preocupado.Ella sonrió y terminó su tarea, se giró a su espalda para quitarle la camisa.

- Ahora eres como mi hijo - dijo con calma -. Voy a protegerte.

Él asintió lentamente con una sonrisa tierna. Gracias a la sangre parecía un poco más sensible a la temperatura y se le puso la carne de gallina.


- Aunque veo que alguien más quiere protegerte - puso la camisa en una silla y se giró para mirarlo esperando su reacción.

- ¿Eh? - la miró, confuso, despejando un poco la neblina que tenía en la cabeza -. ¿La Cazadora?

- A parte de ella - sonrió -. Siento una magia poderosa a tu alrededor, una distinta.

El joven  echó la mano al bolsillo de su pantalón y sacó el objeto en la palma de su mano, sin abrirlo -. Entonces es esto .

- ¿Me permites? - preguntó, alzando la mano.

Azrael abrió el puño con cuidado, decidiendo confiar en ella -. ¿En serio es para protegerme?La vampiresa tomó el pequeño saco de tela y asintió, se acercó a una mesa y vació con cuidado el contenido. Unas flores silvestres, un cristal y un par de pequeños huesos.

- Uhm - la morena sonrió ampliamente, claramente aprobando lo que veía -. Contra hechizos, contra maldiciones, algo para evitar que te rastreen... - levantó la flor y la miró con curiosidad -. Algo para hacer tu aura más... humana.

Azrael había conseguido desvestirse del todo antes de acercarse a cotillear -. ¿Sabes de esto? La chica era bruja.

Ella asintió y guardó todo en la pequeña bolsa de tela.

- Y parece que tiene mucho talento. Su magia es muy fuerte. - Le entregó el talismán y le sonrió -. Antes de convertirme, también fui una bruja - le explicó -. Mis habilidades siguen casi intactas.Azrael la miró interesado, aunque la duda que se planteaba continuamente, las similitudes entre ambas, no se iba a atrever a manifestarlas -. Eres más interesante de lo que pensaba...aún no sé tu nombre - susurró, como si le pidiese permiso para saberlo e incluso le diese miedo preguntar.


- Satomi - Le sonrió -. Ve a ducharte, me encargaré de que tengas ropa limpia cuando termines.

- Gracias...Satomi - sonrió un poco más animado y se inclinó un poco para darle un beso en la frente -. ¿P-podría dormir con alguien hoy? No creo que pueda...yo sólo...

Ella asintió y se giró en dirección al armario.

- ¿Necesitas una compañía más íntima o...?

- No lo sé...creo que ahora mismo no veo la diferencia - confesó, yendo al baño a mojar bien las manos y frotarse demasiado fuerte.

- Enviaré a alguien neutral entonces - dijo mientras encontraba mudas limpias que aprobó con la mirada y las depositó con cuidado sobre la cama.

- ¿A Prim? - preguntó, asomando la cabeza por la puerta del baño.


Ella lo miró y alzó las cejas levemente.

- Si no está indispuesta, se lo pediré - dijo, no muy convencida.

- ¿Indispuesta? - preguntó, como un niño que no entendía qué pasaba.

- No te preocupes, no estarás sólo esta noche - le aseguró -. Azrael.... esta bruja que has mencionado antes. ¿Cómo se llama?

- Me dijo que quería pasar desapercibida, así que no lo sé...- intentó convencerla con aquella media mentira, con su mejor cara de inocencia que tenía.

Ella le sonrió levemente y asintió.

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