- ¿Sabes quién te ha traído aquí? - dijo, acercándose un poco más, con extrema cautela pero deseando que le mirase a los ojos y se tranquilizara un momento...el que menos tranquilo estaba era él. Intentaba combatir el hambre con otra irritación distinta. La trampa que le habían puesto.
- N-no p-porfavor... - sollozaba -. D-déjame ir a casa... - le rogó, aterrorizada.
- Quién te ha traído - repitió esa vez, acercándose un poco más, arrinconándola -. Si sabes algo dímelo antes de que pierda la cabeza y no pueda salvarte - siseó, controlándose a duras penas.
- N-no lo sé...- murmuró, pegándose aún más a la puerta si eso era posible -. E-era un chico, un chico alto... - sollozó -. P-pero tú no eres malo... ¿verdad? - preguntó mirándole con esperanza en los ojos.
- No quiero serlo - contestó y la apartó de la puerta para intentar abrirla, enfadado y con nada de ropa. Ella le hizo espacio y lo miró sorprendida. El joven pudo escuchar el sonido del corazón de la joven, bombeando con fuerza, seguía aterrada. Sentía su calor irradiar de su piel al estar cerca de ella, era agradable y jodidamente tentador.
Azrael chasqueó la lengua, tentado de partir el pomo - ¿Puedes calmarte aunque sea sólo un momento? ¡No puedo pensar! - se quejó, haciendo toda la fuerza que podía.
La chica dio un saltito y se cubrió las orejas, adquiriendo una posición fetal en el suelo, intentó callar los sollozos con poco éxito gracias al pánico que se había apoderado de ella.
Él cogió aire, bajó un poco la cabeza y volvió a soltarlo. Era un gesto innecesario en su estado actual pero que salió sólo junto a un gruñido. Sin soltar el pomo, miró a su izquierda - Me habría gustado que fueses alguien que se merezca esta mierda - gruñó -. Así no me sentiría culpable - bufó, tirando esa vez con fuerza del pomo para arrancarlo de cuajo. Bal iba a matarlo por destrozar la casa. Después se agachó y agarró a la muchacha del brazo para sacarla de allí. Pero que le diesen por culo, por ponerle esa trampa tan sucia.
La joven se dejó guiar, aún demasiado asustada para reaccionar. Sin embargo, lo primero que hizo él fue llevársela a su cuarto, moviendo las cortinas con violencia para que no dejasen pasar la maldita luz. Su intento por no dañarse fue algo patoso cuando vio que se había quemado el brazo. Abrió la puerta y la soltó dentro, cerrando tras él. Inmediatamente se puso a buscar algo de ropa.
La joven sollozó mirando a su alrededor con demasiada sorpresa.
- ¿E-estaremos a salvo? - balbuceó.
- No - contestó, abriendo un armario que tenía ropa demasiado cara a la vista. Encontró entre varios cajones ropa interior, unos pantalones de cuero, una blusa blanca y una chaqueta negra de manga larga con botones dorados. Tenía un estilo militar antiguo -. El problema es que no sé dónde está la salida - siseó, sin poder evitarlo -. Y tengo hambre...maldita sea...
- T-te invitaré a desayunar si salimos de ésta... - bromeó, intentando calmarse, aunque claramente seguía temblando del miedo.
- No creo que yo pueda salir - contestó, terminando de atarse los pantalones y alzando una ceja mientras la miraba. Sus ojos estaban mucho más claros y sus iris plateados brillaban en la penumbra del cuarto -. Pero tú tienes que hacerlo, pronto.
Ella le miró preocupada, estaba a punto de abrir la boca para preguntar porqué, cuando escucharon pasos en el corredor, ella miró la puerta aterrada y corrió a refugiarse tras el joven.Azrael se crispó al tenerla tan cerca y a pesar de que estaba a punto de girarse para desayunársela, consiguió mantener el tipo, moviéndola mejor detrás, hasta la pared para intentar protegerla. Los pasos se detuvieron frente a la puerta, pero ningún sonido de latidos de corazón, ni respiración los acompañaban. El joven vampiro siseó, intentando resultar amenazador a costa de la salud mental de la humana.
El picaporte giró lentamente, la chica, quién quizá por el miedo o por que la presencia frente a la puerta le resultaba más amenazadora, ignoró los siseos del joven junto a ella y se aferró a la chaqueta. Azrael no podía moverse, aquella situación de repente se le había quedado demasiado grande. Ni si quiera se habían molestado en enseñarle nada, ni hablarle aún pero...de repente se le ocurrió coger a la chica y ponerla delante de él, no supo por qué, pero haciendo que se escondiese en su pecho, ahora muerto le parecía un mejor plan. Tenía los colmillos más que preparados para bien matarla a ella o a quien entrase sin llamar.
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NIGHTDALE
Teen Fiction.: LABERINTO:. Suja, Owen, Vyr y Azra son cuatro amigos que viven en un pueblo bastante grande, pero no lo suficiente como para que pase algo siniestro sin que nadie se entere. La adolescencia y las fuerzas oscuras del mal no suelen ser una mezcla b...