28. Noche de Pijamas

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Vyr la dejó ir en seguida, retorciéndose y llorando por el ataque.

- ¡Sucia! - bufó, pegándole en el culo -. Ais, este Owen...impaciente e inmaduro...que tonto que es...mira que uhg...no deja de...mira, vamos a hablar de cualquier otra cosa - decidió, alzando un puño.

- ¿Quieres que te haga peinados? - preguntó, aunque su melena no le daba demasiada credibilidad respecto a su habilidad.

- Sí porfa, me gusta mucho cuando me tocas el pelo - respondió animada, sentándose y abrazándose aún más al cojín -. Ais, me pregunto hasta cuándo se quedarán esos lobetes por aquí...- dijo en voz baja, cerrando ya los ojos para prepararse ante el magreo de pelos. Suja se levantó feliz y cogió un cepillo con el que comenzó a peinar con inesperada delicadeza la densa melena negra.

- Sólo espero que no causen muchos problemas. ¿Crees que podemos confiar en ellos?

- No sé, mi instinto me dice que sí, pero no se de qué huyen y podrían traernos muchos problemas...- contestó -. Pero el moreno me gusta...

- Uhhh morenos de ojos intensos - canturreó, dejando de peinarla para mirarla mientras levantaba las cejas. Vyr le atizó suavemente con la mano en la pierna y dejó escapar una risa.

- Por desgracia parece muy frío, tiene horchata en las venas. Tiene pinta de que refunfuña por deporte - susurró -. Peeeero, todo se verá. Al menos es guapo.

- Bueno, espera un poco a ver, no todos son super extrovertidos en el mundo. - le sugirió Suja -. Parecen buena gente, ojalá no nos equivoquemos.

- Mnñeh, eso espero. Me daría mucha pena tener que echarlos, ¡o peor! - sintió cómo un escalofrío le trepaba la espalda -. Matar vampiros que se desintegran o demonios que se carbonizan antes de explotar...mola...pero un hombre lobo...uhg, no podría.


Aquella noche les sirvió a ambas para relajarse tras un largo día lleno de sorpresas no muy agradables. Vyr bajó a la cocina a medianoche para ir por leche, acompañada de Suja, quien se apropió del postre que el padre de Vyr había preparado. Las chicas duraron casi hasta las tres de la mañana charlando, bromeando y jugando a las cartas hasta caer dormidas de puro cansancio. A primera hora, se escuchó volver al padre de Vyr y a ésta irle detrás con una pregunta que parecía demasiado aleatoria. Por desgracia no habían dormido demasiado.

- ¡Papapapapapa! - saludó Vyr como una metralleta mientras desayunaban -. ¡Contesta rápido! ¡Dime un color!

- Negro - respondió, preparando café para los tres.

- ¿Ese era el color de las bragas de Dita? ¿Y eran sexys con agujeritos? - sonrió con malicia al ver cómo se le caía una taza y la salvaba de romperse, por los pelos.

Más tarde Suja acompañaba a Vyr al colegio. El señor Balik se había ofrecido a llevarlas hasta el instituto y aunque la más pequeña iba prácticamente dormida, escuchaba la conversación del padre y la hija.

- Pa, ¿Usaste protección? Espero que sí por que no quiero hermanos.

- Uff, Oye, ¿Y si yo quisiera tener otro mochuelo? - preguntó él, parando en un semáforo.

- JAJAJAJA. NO - respondió con seriedad -. Me niego.

- Creo que yo también, contigo ya me dan suficientes dolores de cabeza - bufó Orrark. Ella no pidió perdón, aunque se le viese en la cara lo que pensaba -. Era broma, pero mira, tú intenta estudiar y ya veremos cómo terminas el curso. Dita parece buena profesora así que por favor, si tienes dudas, consúltalas con ella. Es una buena persona, es fiable.

- Otia ¿Tan buena es en la cama? Cuénteme los detalles, mozo - Vyr había alzado una ceja pero se quedó recostada en el asiento -. Ésta al menos no parece idiota...buen trabajo - se escuchó claramente cómo su padre rumiaba entre dientes y paraba el motor. Suja se estiró al sentir que el movimiento de vaivén del vehículo se detenía y parpadeando, miró a su alrededor.

- Vámonos a sufrir a clase - avisó Vyr, dándole un beso a regañadientes a su padre y abriendo la puerta a su amiga -. Vamos, pajarillo, despierta.

- Pío. Muchas gracias por traernos. - Se dirigió al adulto con una sonrisa adormilada y salió con su mochila a la espalda, siguiendo a la cazadora.

- Que os vaya bien la mañana, jovencitas - sonrió y se despidió por la ventana antes de arrancar el motor y desaparecer. Sujamí bostezó ampliamente mientras se rascaba la panza, escondida tras un amplio jersey de star wars.

- Qué poco hemos dormido.

- Perdón...aunque ha sido divertido - rió, contagiada con el bostezo. Su ropa era también un poco ancha e iba con pantalones vaqueros cómodos y deportivas -. No tengo gana alguna de ir a clase - murmuró, pasándole el brazo por los hombros.

NIGHTDALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora