El vampiro no pensaba que lo dejaría entrar de buenas a primeras a aquella casa grande y vieja, pero no tenía muchas alternativas por que, como siguiese toda la noche ahí fuera, le acabaría achicharrando el sol. Alzó la mirada a las ventanas mientras vigilaba los alrededores.
- Usa - la llamaba cual corderillo perdido. No escuchó ningún sonido dentro de la casa. Al parecer la chica no pensaba dejarle entrar. Era lógico -. ¡No quería hacerlo! - alzó su voz antes de volver a su silencio y acurrucarse al lado de la puerta donde un matojo de arbustos le servían de respaldo. Se quedó allí quieto, imaginando una y otra vez lo que había pasado en aquella pequeña habitación del convento.
Sujamí movió la mano aún dormida, al escuchar la marcha imperial sonando en su móvil, respiró cómo Darth Vader e interrumpiendo la música, contestó.
- Esta es Lady Vader... - rumió, aún medio dormida.
- ¿Señorita Sujamí....? - preguntó una voz femenina al otro lado de la línea.
- Sí, sí... - se acurrucó bostezando, cubriéndose entera con su manta.
- Soy Sor Margarita... hicisteis una visita al convento.
- Oh, sí - reaccionó un poco -. ¿Ha llegado Azrael?
- Bueno... no estamos seguras... pero.... - la voz se detuvo por unos segundos, parecía que estaba llorando. - L-la hermana Simariel... h-ha sido asesinada.
- ¿Eh? - se levantó de repente, confundida -. ¿Pero esto que tiene que ver con Azra? ¿Estáis las demás bien?
- Sí... pensé que querrías saberlo, le habíais pasado vuestro número y... alguien vio al joven Azrael antes rondando por el convento... no quiero pensar mal, pero...
- ¡Gracias por la información! - la chica colgó al instante y con las manos temblorosas, marcó el número de Vyr.
- ¿Mande? Qué pasa, Suja - saludó la cazadora mientras se escuchaba el sonido de cosas de metal entrechocando.
- ¡Vyr! ¿recuerdas la monja que visitamos en el convento? - preguntó, mientras se levantaba y se vestía con lo primero que encontró tirado en su habitación.
- Sí, ¿Qué le pasa? Estaba preparándome para la ronda nocturna. ¿Ha llamado? - preguntó, interesada.
- Ehhh no exactamente... ¿dónde estás? - preguntó, antes de ponerse una chaqueta encima de la camiseta de pijama.
- Saliendo de la tienda de Rhyss, ¿pero qué pasa? A ver si ahora me vas a decir que le ha pasado algo, que me cago - bromeó - La cazadora se quedó con el teléfono en la mano, confusa y después colgó.
- ¿Qué le pasaba a Sujamí? - por la mirada que le lanzó ella, Rhyss alzó las cejas, preocupado.Suja llamó rápidamente a Owen mientras salía de la habitación y corría escaleras abajo.
- ¡Voy a salir un rato! - exclamó sin esperar a que sus padres contestaran, echando a correr.
- Ugh - contestó la voz al otro lado del teléfono.
- Owen, tienda de Rhyss, ¡emergencia, ya!
- ¡Joder! ¡Voy! ¿Es Azra? - preguntó, saliendo de la cama para vestirse con los pantalones encima del pijama.
- Sí - contestó antes de colgar y correr con todas sus fuerzas a la tienda.
- Qué hijoputa, Azra - sonrió, celebrando en voz baja que por fin tuvieran noticias. Desde el viernes no habían sabido nada de él -. Mamá, Papá, tengo emergencia con Suja y Vyr, vuelvo pronto - avisó, poniéndose el casco de la bici y sacando ésta tras él.
- De acuerdo hijo, recuerda llevar la medicación encima - contestó su padre con aquellos ojos rasgados, brillando con interés mientras bebía una copa de vino en el salón. Su madre seguramente estaría durmiendo o ya se habría quejado por las horas intempestivas a las que salía de casa. No era la primera vez.
Tomó la delantera con su bici por las calles del pueblo, todas con poca actividad nocturna. Intentó no correr demasiado pero aun así llegó pronto a la tienda después de esquivar un grupo de gente pequeño reunido en torno a un bidón con fuego para calentarse. Una vista extraña. Empujó la puerta de la tienda y sonó la campanita.
- Hola, ya estoy aquí - saludó al entrenador de su amiga y a ella que justo estaba abrochándose una ballesta a la espalda -. Hola Vyr, ¿Por qué vas con eso? ¿Vas de caza?
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NIGHTDALE
Teen Fiction.: LABERINTO:. Suja, Owen, Vyr y Azra son cuatro amigos que viven en un pueblo bastante grande, pero no lo suficiente como para que pase algo siniestro sin que nadie se entere. La adolescencia y las fuerzas oscuras del mal no suelen ser una mezcla b...