62. Un demonio de fiar

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- ¿Porqué me has estado siguiendo durante años?

- Lamento la molestia. Sé que mi presencia te ha obligado a desplazarte constantemente - se disculpó -. El motivo de ello es...preocupación. Un cliente quería asegurarse de que estabas sana y bien. Lamento no poder decir más. La información de mis clientes es privada.

- Vaya forma de preocuparse - rumió, sin creerse ni una palabra.


- Lo sé. Se supone que no deberías haberte dado cuenta, pero captaste mi aura y comenzó la persecución - se encogió de hombros -. Sé que no estoy en una posición que me favorezca, pero no voy a pedir a nadie que me crea...y es una lástima porque me gustaría decirte que Nightdale es un buen lugar para ti. - Se encogió de hombros y fue a apoyarse en una pared mientras jugaba con una caja cuadrada metálica. La chica lo miró con desconfianza.

- ¿Así que la razón por la que me seguías es que alguien te pidió hacerlo...?

- Así es. Formaba parte de un favor con el que no me he dado prisa - bufó, toqueteando la caja -. Por suerte para ti, trabajo con el mejor postor y eso implica que para quien trabajo, lo necesita realmente. Normalmente sólo acepto casos...razonables. Os he guiado hasta la puerta y os he señalado dos inminentes peligros, pero no puedo hacer más, de momento. - Drake giró la cabeza hacia donde se supone que estaba el agujero de los túneles. Parecía ligeramente preocupado -. Pero una vez más, quizá sólo te esté mintiendo.

- Es extraño que alguien requiera de un demonio para poder encontrarme...- dijo soltando un suspiro cansado -. Supongo que si es un favor, puedo olvidarme de ciertas brujas - rumió -. ¿Y qué hay de Azrael? - preguntó alzando las cejas levemente.


- Las brujas...me estoy haciendo cargo de ellas - murmuró para que sólo ella lo escuchase, como si temiese que alguien más lo hiciera -. A Azrael simplemente lo conozco. El jefe de su nido es un conocido mío.

- ¿Las estás... matando? - preguntó ella.

- ¿Qué? ¡No! - Frunció el ceño -. ¿De dónde has sacado esa idea tan bestia? - estuvo a punto de mirarle con incredulidad hasta que puso los ojos en blanco. Él Era un demonio -. No. Sólo les estoy quitando la magia. Es un castigo.


- Oh... ya veo - Suspiró un poco aliviada, aunque le sorprendía la respuesta.

- No tiene sentido permitirles usar ese tipo de poder cuando sus propósitos son meramente egoístas - contestó con seriedad -. Algunos pensaréis que en eso consiste la magia que no es blanca, pero a algunos demonios, les ofende ese uso tan abusivo, sobre todo si no obtienen claros beneficios. Tratan de invocar a demonios, enjaularlos y esclavizarlos. - Drake empezó a entrecerrar un poco los ojos y se frotó el cuello como si le doliese, sonriendo con algo de esfuerzo -. Estoy hablando demasiado...- murmuró antes de toser. Unos tatuajes rojos empezaron a reptar por su piel, como si le quemasen.

- Tiene cierta lógica...


- Gracias por tratar de comprenderlo. - Sonrió -. Espero que esos dos no se adentren demasiado...no miento cuando digo que no es seguro.


Al otro lado de la pared y ya bastante avanzados, Abel y Vyr se habían topado con un pequeño grupo de demonios deformes, como si estuviesen enfermos. La mayoría eran de piel gris llena con parches, con miembros de más o de menos y cosas fuera de su sitio. Con un gesto de la cabeza, le había indicado a su compañero que atacase a la vez que ella y uno a uno, los diez enemigos fueron cayendo.


- ¡Yo...no me fío de ese tío! ¡¿Y tú?! - preguntó la cazadora con esfuerzo mientras le pateaba a un bicho la cabeza.

- ¡Para nada! - respondió Abel, sacando sus dagas del pecho de un pobre condenado.


- ¿Cómo de profundos son los túneles? - Vyr intentaba sonsacarle información, pero aquel bicho no parecía tan inteligente como el que habían dejado escapar. Por los ruidos que soltaba y la mirada rara, al final tuvo que matarlo sin más. Todos los cuerpos se hacían ceniza al morir, como era habitual -. No sé si quiero seguir bajando, llevamos como veinte minutos sin novedad alguna.

- ¿Y si el demonio ese mata a tu amiga? - preguntó, derrotando al restante, cortándole la cabeza en un giro limpio.

- Entonces le haré la vida imposible y lo perseguiré hasta el Infierno si hace falta. - Sonrió -. De momento es sólo un contacto y me preocupa su seguridad pero...creo que podría defenderse sola. ¿Cómo habría eludido a un demonio como ese si no? ¿Tú has notado la energía que emanaba? No es un tío normal.

- Si ese es el demonio del que hablaba... igual tienen algo de historia en común. ¿Confías en ella? - se acercó.

- A ver, no del todo. - Lo miró fijamente y se acercó a él -. Pero ¿Y de ti? ¿Puedo fiarme? - entrecerró los ojos, algo sarcástica -. Cada vez tienes más en cuenta mi opinión a la hora de tomar decisiones y no se si es porque eres un pelota.- Sonrió, pinchándole suavemente con un cuchillo en zonas delicadas.

- Es tu ciudad - contestó feliz, acercándose a ella sin importarle salir despedido como un globo.- Mejor compartirla mientras estés aquí. Al fin y al cabo tienes más experiencia que yo. Da igual lo burra o capaz que sea. Me queda mucho por aprender. - Vyr le echó los brazos alrededor del cuello tras guardarse el cuchillo dentro de la chaqueta -. Espero que no pierdas la confianza en mi cuando te cuente el resto de mierda que te queda por aprender - bufó -. ¿Volvemos?

NIGHTDALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora