56. Energía

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Se detuvieron un instante antes de que Vyr tocara la puerta. Parecía nerviosa y dudó unos instantes frente al timbre.


- Es mucho más fácil tratar con monstruos...- se lamentó, apretando el botón para que un sonido de campanas melodiosas y algo pomposas resonase en el interior. La puerta se abrió, una muchacha joven con uniforme de sirvienta salió a recibirlos.

- Buenos días ¿En qué puedo ayudarlos? - preguntó, mirándoles con temor.

- Sí, buenos días, disculpe las molestias. - La cazadora le dio un suave codazo a la bruja, como señal -. ¿Qué tal se encuentra Rose?


- La señorita sigue en el hospital... ¿habéis venido a verla? - preguntó, indecisa.

- Con lo exquisita que es, seguro que se ha quedado allí más tiempo para dramatizar. - Vyr puso los ojos en blanco, mirando a Abel. Abel bufó y dio un sorbo a su café. Usagi aprovechó el momento en que la sirvienta miró extrañada al moreno y movió las manos con ligereza mientras susurraba algo tan bajito que la chica ni se enteró.


- ¿L-la señorita....? - preguntó con los ojos un poco adormilados.

- Chúpate esa - susurró la cazadora triunfal. Se llevó a la sirvienta al interior de la casa con delicadeza y fue a sentarla en una silla de la entrada, justo al lado de las escaleras que llevaban segundo piso -. Cerrad la puerta y manos a la obra. Cuanto antes nos larguemos, mejor.Abel cerró de un portazo y sonrió divertido al sentir el vidrio de las ventanas vibrando, aunque no lo suficiente para que se rompieran. La bruja se acercó al salón, donde había estado la última vez y arrugó el entrecejo al instante. Vyr sin embargo se arrimó a él para darle un puñetado en el brazo.


- ¿Lo de las puertas es a posta? - sonrió, susurrando en su oreja. Abel le sonrió aunque una vez Vyr se giró, se llevó una mano a la zona golpeada para frotarse un poco. La cazadora se unió a Usagi para examinar el salón, aunque no había nada a la vista a parte de una decoración cara. Buscó y rebuscó por los muebles sin apenas mover nada y procurando no entorpecer a la bruja, quien miraba la zona del sofá con confusión.

- Algo anda mal - murmuró. Abel se acercó con una botella de vino que había encontrado por ahí y miró con interés a la joven.


- A...- Vyr se mordió la lengua mientras sonreía un instante -. Deja eso donde estaba, anda - bufó antes de girarse para mirar preocupada a Usagi -. ¿Has encontrado algo?


- La energía del demonio... no está, es como si alguien la hubiera cambiado por algo completamente distinto .- Acercó sus manos abiertas sobre la superficie del sofá, se detuvo en el lugar donde Rose había caído.

- ¿Y quién iba a hacer algo así? ¿Con qué fin? - Vyr alzó una ceja, incapaz de despegar sus ojos de Abel.

- Esta energía que siento es... - miró a Vyr, pensando un momento antes de seguir -. Es familiar.- ¿Familiar? ¿Sabes quién podría ser el culpable de que no encontremos nada? - la cazadora por fin logró ignorar a Abel acercándose un poco más -. Es...una...¿mala noticia?

- Depende... podemos buscar más si queréis - propuso, algo nerviosa mientras el hombre subía inmediatamente por las escaleras.

- Ehm...prueba a ver si queda algo en el salón. Pero si la posesión fue aquí, dudo que haya rastro en otro lado...quizá si...- suspiró un instante -. Dame cinco minutos, aprovecha a rebuscar y nos vamos - anunció, echando a correr por las escaleras para ver qué narices hacía el otro.Abel había entrado a la habitación de la adolescente, miraba con mala cara alrededor.

Ignorando la invasión de cursiladas rosas caras, removió las cortinas y se asomó bajo la cama, moviendo el colchón. Vyr se apoyó en el marco de la puerta unos instantes antes de ir y darle un manotazo en todo el trasero que tenía alzado mientras indagaba.

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