Sin dudarlo, se levantó como un resorte para recoger su material de estudio y huir por la puerta que daba al gimnasio, haciéndole señas a Abel. Muchos creían que era un almacén pero ellos le sacaban mucho partido como cuarto de armas. Ese día comieron juntos en un local barato y más tarde, le dio luz verde a Abel para que fuese a descansar si quería...ella...tenía que dormir antes de ir de visita al nido de los vampiros.
Por su puesto le contó cosas sobre sus informantes, incluso el cura de la Iglesia, pero se saltó por la torera la existencia del nuevo nido de vampiros. A pesar de no ser creyente, rezaba con todas sus fuerzas para que Abel no encontrase la casa y se volviese loco intentando matar a sus nuevos aliados...eso si no tenía que hacerlo ella. Aún no estaba del todo segura de que fuesen de fiar.
Tras una siesta de cuatro horas, se duchó y se vistió. Unos pantalones vaqueros azules con agujeros junto a una camiseta blanca, una chaqueta de cuero y su anillo de la suerte en forma de serpiente, sin contar sus botas militares por si tenía que echar a correr. Ropa cómoda.Se ató el pelo con fuerza como una trenza ladeada y salió de casa, celebrando que su padre estuviese fuera, seguramente de cita. En media hora, estaba delante del nido, indecisa.
No había llamado aún, llevaba demasiados minutos delante de la puerta, batallando consigo misma para girar el pomo. Pero no hizo falta. Eran las nueve y pico de la noche. Azra fue el primero en salir a recibirla con una sonrisa que no le había visto en la vida. Los besos que le plantó en las mejillas la dejaron traspuesta.
- Eh...creo que me he confundido de casa...a-adiós....- intentó bromear, realmente algo acalorada.
- No, no, entra. - Sonrió Azra, empujándola prácticamente a la fuerza.
- Mira, niño... - refunfuñó ella, mirando alrededor mientras su amigo se reía -. Estar muerto te ha hecho más sobón que nunca.
- Vaya lengua más afilada - rió una voz familiar. Drake estaba medio tumbado en uno de los sillones del salón, cenando -. Recuerdo que dijiste que vendrías este fin de semana, aunque habría estado bien saber cuándo...
- Pf, ¿para qué? ¿Necesitabas evitarme? - sonrió, socarrona mientras Azrael le daba suaves golpes en el brazo, al parecer tratando de que no buscase pelea.
- Drake, por favor, no la entretengas. Balthazar sabe que está aquí para hablar con él - intentó reñirle, arrugando los morros.
- De acuerdo, os acompaño - se auto invitó. El demonio se levantó y fue delante de ambos hasta guiarlos al estudio del jefe del nido -. Bal, visita .-Las puertas se abrieron dando paso a la recién llegada.
- Mira que os gusta el teatro...- suspiró, logrando que Azrael le soltase la mano y Drake retrocediera sorprendido al ver los nudillos de la cazadora tan cerca de su cara -. Aire - dijo, antes de entrar.
- Cazadora, bienvenida a mi humilde morada - Se escuchó la voz de Balthazar, antes incluso de que pudiera verlo.
- Gracias por recibirme una vez más. ¿Tienes algún informe que hacer? ¿Os va bien? - dijo, acosándolo a preguntas -. Espero que no hayáis tenido o provocado ningún problema mientras estaba ocupada - comentó. La risita ronca se escuchó frente a ella, pero medio segundo después, escuchó la voz del vampiro por detrás.
- Hemos sido buenos - susurró. Comenzó a caminar junto a ella en dirección a su escritorio -. Mi familia cumple su palabra y si alguien de dentro se atreve a ir en contra, te aseguro que no vuelve a ver la luz de la luna nunca más.
- Bueno, entonces supongo que no son tuyos los vampiros que he estado matando - contestó con una sonrisa traicionera, acercándose al escritorio para sentarse en él.
- No - respondió con calma. Se sentó sonriente en su sillón, una butaca que simulaba un trono -. Gracias por limpiar nuestro nombre.
- Sólo hago mi trabajo - sonrió, mirándolo desde arriba. Estaba segura de que no había hecho tal cosa como limpiar nombres -. Espero de verdad que seáis tan estrictos. Lo dije la última vez, pero quiero poder fiarme de vosotros. Hay demasiados ataques últimamente.
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NIGHTDALE
Teen Fiction.: LABERINTO:. Suja, Owen, Vyr y Azra son cuatro amigos que viven en un pueblo bastante grande, pero no lo suficiente como para que pase algo siniestro sin que nadie se entere. La adolescencia y las fuerzas oscuras del mal no suelen ser una mezcla b...