25. La Tienda

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- Tengo que adecentar un poco nuestro escondite improvisado - intervino Leo -...pero éstos pueden ir contigo si quieren... - Hizo una pausa breve -. Aunque Ansgar, en realidad...podrías ayudarme. Que vaya sólo Matras mejor - ofreció Leo -. Tú sólo les vas a dar problemas.

- Vamos - Indicó Vyr con un movimiento de cabeza para que fuese con ellas -. Ojalá invitarte a la fiesta de pijamas en mi casa, Matras, así Ans sufría un poco - dijo en alto para fastidiarlo.

- Uhhh... - murmuró Suja, cayendo en la cuenta de lo que aquello implicaba. Leo un poco sorprendido y Ans de morros se despidieron y los dejaron retomar su camino.

- Maldito rubiales - se quejó Vyr -. Parece un león y luego es un maldito sobón.

- No me habías contado ná, picarona - le picó su amiga, dándole un mini codazo en el costado.

- Ueh, deja. Es bueno en la cama, pero es muy pesado. Tiene un problema grave de hormonas y que lo diga yo, ya es serio - se rió, abrochándose un poco la chupa de cuero.

- ¡Hala, hala! - Suja rió, nuevamente de buen humor -. No tardasteis nada - comentó mientras Matras las seguía en silencio, observándolas con curiosidad.


- Joe, estaba estresada, ¿vale? Y me ponía ojitos...ay joder cómo me miraba...estúpido y sensual perrazo - suspiró -. Pero tampoco suelo repetir. Él parece intentarlo, pero meh, la verdad es que no me llama - la cazadora se encogió de hombros, sonriendo mientras se metían por los callejones chungos de Nightdale.

- Ais, lástima por que está guapete y es simpático - dijo casual.

- ¿Hoooo? ¿Te interesa? Ya sería la primera vez, uah, UAH SUJA - le pasó el brazo por los hombros, emocionada -. Te lo ofrezco entero. Menos mal que tenemos a Matras para contarnos cómo es en realidad, ¿hum? - sonrió, mirando hacia atrás con bastante dulzura y haciéndole un gesto para que se acercase.

- Plis si lo digo desde un punto de vista neutral - se quejó ella mientras Matras miraba a la cazadora un tanto confundido.

- No seas tonto, ven a nuestro lado, no vaya a ser que te agarren desde algún callejón - se rió antes de volver a mirar a Suja -. Hummm...si tú lo dices - ella se encogió de hombros -. Estamos cerca.

El licántropo se detuvo de golpe, moviendo la nariz. Claramente había captado un aroma que le resultaba extraño o poco usual. Y como si se lo hubiese visto venir y la advertencia de Vyr fuese totalmente fundada o preparada, un borrón blanco enorme se lanzó sobre Matras desde un callejón, sin hacer ni un sólo ruido y sin atacarle realmente. Segundos antes de que aquella masa blanca cayera sobre él, Matras había gruñido y se había transformado tan rápido que cuando estuvo en el suelo, ya era un lobo a la defensiva. Intentó no morder demasiado fuerte, pues enseguida notó que aquel recién llegado no tenía tan malas intenciones.


Suja, boquiabierta, miraba a un lado. El lobazo blanco gigante hacía amago de morder la cabeza y el cuello de Matras y visto desde fuera, imponía respeto.

- Rhyss, hombre...- dijo Vyr, con los brazos cruzados.

- Joder, que sustito - se quejó Suja, sin tener claro si acercarse o no.

Matras se levantó y miró con curiosidad al albino, olisqueándolo. El lobo blanco pareció ponerse a jugar, intentando atraparle el morro con sus dientes.

- Vamos, a la tienda - ordenó Vyr -. Hace mucho tiempo que no veía un hombre lobo, así que discúlpalo...además le avisé de que estabais aquí - comentó, abriendo la puerta de la tienda, dejándola abierta para todos. A la otra chica se le iban los ojos mirando a los perretes, casi con adoración. Matras les siguió no tan emocionado como el albino. Estaba claramente preocupado.La cazadora señaló una mesa redonda y amplia alrededor de la que se podían sentar y fue a por Rhyss para separarlo del joven lobo, acariciándole detrás de la oreja y bajo la mandíbula, arrancándole un ruido de gustito y...¡poof! volvió a ser humano.

- ¡Joder! - se quejó -. No hagas eso - refunfuñó. Estaba vestido con ropa de calle no demasiado elegante, vaqueros gastados y una camiseta bajo una sudadera. Tenía el pelo blanco algo revuelto y los ojos amarillos de lobo brillantes -. Encantado...debes ser Matras.

El otro lobo se transformó de vuelta a su apariencia humana y asintió. La ropa estaba en su lugar, así que Matras pensó que alguien tenía que haberle puesto el hechizo encima. Una mirada al peliblanco supo perfectamente quién.

NIGHTDALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora