44. Juegos

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Rhyss le pasó otra vara para que la cogiese al vuelo mientras los cazadores hacían el tonto a su peligrosa manera -. Ponte en posición - le instruyó, mostrándole cómo -. Y en breves comenzaremos un juego para quien quiera participar. Vyr ya estaba tentando a Abel a que la atacase, celebrando tener la oportunidad de poder jugar con más gente.


Matras atrapó la vara que le lanzó el monitor, mirándola con desconfianza. No estaba acostumbrado a usar armas que no fuesen sus propias garras.

- Vamos, iremos despacio pero luego tendrás que ir fuerte - sonrió -. Contra los peligros que moran aquí por la noche, a veces viene bien usar tu entorno para pelear. Si tuvieses un demonio de piel venenosa...¿le pegarías con los puños?

- No... - murmuró pensando en ello. Abel se levantó al verlos más cerca, con una sonrisa en el rostro.

- Increíble que tu manada haya sobrevivido tanto tiempo sin saber cómo defenderse de verdad.
Vyr le propinó una colleja al cazador y le dio con el pie detrás de la rodilla para hacerlo caer y arrodillarse.

- Algunos sobreviven, a otros nos enseñan a matar, guapo - sonrió ella. Rhyss les gruñó un poco por lo bajo.

- Si no vais a ayudar, seguid entrenando por vuestra cuenta, jovencitos. - El cazador bufó y se levantó.

- Vale, vale. Ayudemos a los lobos - rumió -. ¿Los demás no vienen?

- Si quieren entrenar que se vayan a otro sitio - sonrió Vyr -. Matras está aquí por que lo he invitado yo y en mi santuario no entran don nadies - bufó con teatralidad mientras Rhyss empezaba a enseñarle movimientos al joven.

El cazador alzó una ceja mirando al lobo con interés, quizá preguntándose por qué ese en concreto no era un don nadie, como el resto de seres sobrenaturales.


- A ti te será fácil bloquear muchos ataques. Los hombres lobo tenemos muy buenos reflejos y aun si nos ciegan, los sonidos y el olor formarán una imagen nueva para suplir tus faltas - la vara de Rhyss golpeaba la que tenía Matras en las manos, buscando que le respondiese los golpes, molestándolo para suscitar movimientos intuitivos. El lobo bloqueaba como podía, con torpeza al principio, pero ganando más seguridad con cada golpe -. Muy bien, Matras. Lo vas pillando - dijo con orgullo -. Tienes que aprenderte una serie de golpes para atacar y contraatacar, luego todo es cuestión de soltura e improvisar.

Vyr le dio una palmada en el trasero a Abel para que espabilase y fue a por dos dagas largas de hoja negra. Había todo un expositor con burradas de todo tipo y esas parecían ser sus favoritas por cómo les daba un beso a cada una antes de atacar a su cuidador a traición por la espalda, aunque éste detuviese sus golpes con rapidez.

Matras asintió agradecido, aunque no sonrió. Seguía receloso de estar tan cerca de dos cazadores armados.

- Matras, relájate - dijo Vyr con un tono cariñoso, sin atacar aún al joven, pero sí mandándole la vara a su tutor volando por los aires -. Esto es sólo entrenamiento y me caes bien, es por eso que me gustaría que aprendieses cosas. Como ya habéis visto todos...no puedo proteger a todo el mundo - comentó, ocultando lo mucho que le molestaba aquella afirmación.

Abel no dijo nada, aunque no parecía del todo satisfecho con la situación. Guardó su distancias mientras se acercaba a Rhyss para practicar. A ése sí podría partirle los morros o intentarlo.Matras miró con sorpresa a Vyr.


- Gracias... - murmuró en voz baja.

- Pues hablando del tema, ¿qué tal si comenzamos el juego ya? - propuso Rhyss -. Tenía pensado hacer barra libre de armas, pero ya que nuestro invitado aún no tiene soltura, usaremos sólo los puños - explicó, tocando el hombro de Matras -. Sólo es un juego para despertar la agilidad, así que nada de pasarse y por supuesto... si alguien quiere, es libre de rendirse y sentarse a mirar - sonrió con malicia.

Abel lanzó su vara a un lado y movió el cuello para hacerlo tronar. El invitado simplemente dejó su arma contra una pared y esperó mientras Vyr dejaba con desgana los cuchillos en su sitio. La vio volver, apretándose fuerte una nueva trenza.

- De acuerdo - dijo el lobo blanco, frotándose las manos animado -. Hacía mucho que no jugábamos a esto...¡Escuchad! Las reglas son fáciles. Es una pelea de todos contra todos. Empezaremos corriendo al rededor del gimnasio...pero cuando yo diga un nombre, iremos todos a por ese individuo - sonrió, inusualmente animado -. Si el individuo es sometido, yo digo otro nombre, pero si la víctima se libra antes de veinte segundos, será quien diga el nombre de la nueva - Rhyss hizo una pausa -. ¿Os gusta la idea?

- Cállate, perrito y empecemos - ronroneó Vyr, quien se estiró como una gata. Abel sonrió ladino al cuidador y con malas intenciones. A su lado, Matras simplemente asintió. Aún parecía desganado y por si fuera poco, ahora temía por su vida.

- Pues a correr. ¡Vamos! - Comenzó la marcha, yendo él el primero para marcar un ritmo mientras rodeaba la sala. Vyr se esperó un poco antes de unirse, temiéndose lo peor. Abel la siguió casi al instante, se notaba que ansiaba probar sus fuerzas contra Rhyss por que no le quitaba los ojos de encima.

Matras trotó tras ella, a quien miraba con una cara que casi preguntaba "¿Hacéis esto siempre? ¿Estáis bien?" Pero la cazadora respondió a su mirada de extrañeza con una carcajada de pura felicidad y aceleró para ponerse a la par que Abel.

- Le estás poniendo ojitos, lo sé - murmuró, sonriente, refiriéndose a su tutor.


- Tengo ganas de ver qué tal se defiende - contestó en un susurro ansioso.

- Vamos, Rhyss, que lo estás deseando - susurró, mirando al frente. Sabía que podía escucharla.Aceptando el reto, la voz del tutor de repente gritó el nombre de Abel, pero el cazador se encontró con que ella le cortaba el paso. Traidora -. Hola, bonito - saludó, con una pizca de sadismo y un ronroneo. Abel sonrió de lado y se lanzó encima de la cazadora para empujarla varios metros atrás con una llave y correr hacía Rhyss a pesar de que él era la víctima esa vez. Así de bestia era.

- Au...- dijo Vyr en el suelo, después de haber rodado para frenar la caída, sin daño alguno -. Esta me la pagas.

Rhyss sin embargo estaba demasiado ocupado como para echarle la bronca por dejarse tumbar y sus ojos brillaron en un amarillo, casi dorado. Se giró en redondo no para esperar el golpe, si no para dárselo él mismo. Abel se agachó justo en el último momento y levantó su puño para darle en el costado izquierdo. El peliblanco sonrió, retrocediendo un poco antes de avanzar.- ¿Eso es todo? ¿El peor día de mi cazadora es tu mejor puñetazo? - le provocó, rugiendo un poquito y yendo a atacarle con mucha más rapidez, apuntando a un hombro para tratar de robarle la movilidad de un brazo.

Mientras tanto, Vyr no se atrevía demasiado a acercarse y se había quedado cerca de Matras, sonriendo y comprendiendo que no quisiese arrimarse tanto. Desde fuera parecían estar locos. Matras se había cruzado de brazos, observando el espectáculo...Y Abel sonrió, consiguiendo apartarse aunque el cuidador le rozase un poco el hombro. Gruñó y levantó su pierna derecha para darle un golpe en el estómago aprovechando la inercia del movimiento. Sin embargo, Rhyss se dejó golpear para agarrarle del pie y el gemelo, tirándolo así al aire, intentando que cayese de bruces.


Tras aterrizar con agilidad, Abel consiguió barrer con el pie en el suelo al girar y con un gruñido gutural, consiguió tirar a Rhyss, a quien empujó contra el suelo y consiguió inmovilizarlo con piernas y manos.

- ¡Inmovilizado! ¡Perdiste intentando cazar a la víctima! - celebró Vyr, preparándose para echar a correr si hacía falta.

- Di un nombre - consiguió decir Rhyss, un poco ahogado con la llave.- ¡Vamos, Abel! ¡Di un nombre para atacar al siguiente! - le ayudó Vyr, quien estaba ya impaciente con la falta de actividad.

- Ah, sí... - se levantó y le ofreció la mano al cuidador para ayudarle a levantarse - El cachorro. - Sonrió, mirando con malicia a Matras.

El aludido les miró un poco sorprendido y alzó una ceja al ver que los otros tres lo miraban fijamente. Rápidamente cambió de posición a una defensiva. Rhyss asintió orgulloso por la reacción y se acercó despacio en dirección al joven.

- No seáis malos, este es mío - bufó Vyr -. Que vosotros sois unos bestias - sacó la lengua, mirando a Abel mientras corría hacia Matras, rodeándolo para ver con qué reaccionaba. El cazador le cedió la presa al instante, sonriendo.

- Hecho de menos un poquito de música - comentó Vyr, antes de lanzarse a dar puñetazos a Matras para ver si se los detenía.

Matras la había esperado con una posición baja. Tenía los pies haciendo fuerza contra el suelo como apoyo para detenerla si se lanzaba encima. Sus manos estaban crispadas, como si de verdad tuviese las garras fuera. Cuando ella llegó, comenzó a bloquear sus ataques, sin retroceder, dejó que ella diera la primera tanda y luego comenzó a golpearle con sus puños.Vyr podía detenerlos sin demasiado esfuerzo y lo hizo con unos cuantos pero otros, los desviaba con pequeñas tortas, aprovechando la inercia de los ataques. Pegaba bastante fuerte y podía escucharse en la respiración de Vyr que, a la larga, iba a dejarla para el arrastre.


- Dame fuerte, joder - jadeó ella con una sonrisa -. Cabréame un poco.

El licántropo dudó un poco antes de darle más fuerte, intentó avanzar mientras buscaba darle en el torso, evitando el rostro. El golpe le dio a medias y aun así, la cazadora dejó escapar una bocanada de aire al notar la fuerza.

Las manos de Vyr giraron para agarrar aquel brazo y tirar a Matras al suelo con una fuerza que de repente ya no era la habitual. Al joven no le dio ni un sólo segundo a reaccionar cuando Vyr lo agarró de tal modo que lo levantó cuidadosamente pero rápidamente de la espalda y el trasero, alzándolo incluso por encima de su propia cabeza, como si no pesase ni diez kilos.

- ¡Abel, otro nombre! - rió, llena de adrenalina, motivo por el cual sus habilidades se habían acentuado un poco y había podido levantar al pobre Matras. Abel aplaudió divertido, mientras el licántropo sonrojado intentaba liberarse, muy cerca de conseguirlo.

- Vyr - siseó, mirándola con hambre.


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Esta gente es demasiado bruta. Llamar juego a un entrenamiento donde pueden salir heridos, claro. Qué puede salir mal. De verdad....AYS

Lady Zadril, out!!
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