64. Sello

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- Hace tiempo, mucho tiempo, me metí en un lío por el que casi acabo muerto. Una familia me salvó y desde entonces les debía una...- Drake se agachó ligeramente para no tener que alzar mucho la voz -. Hace unos años decidieron cobrarse esa deuda y obviamente, tenía que buscarte. Supongo que no te haces a la idea de quién podría pedir algo así, ¿no? - su entrecejo se frunció un poco.


Todas las ideas que pasaron por la mente de la chica eran cada vez más terribles. Podía leerlo en su cara pero negó con la cabeza y lo miró, seria.

- ¿Familia? - preguntó, temiendo una respuesta relacionada con algún aquelarre.

- La tuya - susurró -. Biológica - el demonio fue a estirar la mano para darle algo de apoyo, aunque fuese en el brazo, pero se detuvo a mitad de camino.

- ¿Q-qué...? - murmuró retrocediendo un poco. Aquello era un giro que claramente no se esperaba -. ¿Te estás burlando de mi? - preguntó, mirándolo confundida.

- En absoluto. Ya me gustaría...me temo que al exigirme que les informase, te haya metido a ti en un lío y no quiero que tengas problemas por mi culpa o sorpresas indeseadas. Odio dejar cabos sueltos - contestó, serio -. Si te sirve de algo, llevaban sufriendo largo tiempo tu ausencia. Su alegría parecía genuina y libre de malicia.

Usagi no supo qué contestar. Miró al suelo, quizá intentando encontrar una explicación lógica a todo aquello.


- ¿Hace años...? - murmuró pensativa.

- No sé...unos cuantos - el hombre negó con la cabeza con su mentira, acompañando el gesto con la mano para reforzar su sentimiento de inseguridad -. ¿Sabes algo de tu familia? No me quisieron dar todos los detalles de lo que quieren pero como desconfío por naturaleza, he visto oportuno venir a contártelo cuanto antes. Me gustaría saber qué más decirte. Ayudará si me preguntas. Tengo la mente dispersa y demasiada información suelta como para saber priorizar lo importante.

- Yo...- la joven tuvo que buscar un lugar donde sentarse, de pronto la cabeza le daba vueltas -. Son... - levantó la mirada -. ¿Son buenas personas? - preguntó con la esperanza brillando en sus ojos.


Drake le ofreció que se apoyase en él, agarrándola suavemente del codo para materializar un banco frente a la tienda. Se parecía mucho a los que había en el parque, de madera. La miró fijamente, serio.

- ¿Qué entiendes por 'buenas personas'? - Ella se dejó ayudar aunque no confiaba en el demonio para nada. La pregunta la dejó confusa. Entonces él suspiró -. No esperes que sean una familia normal. Puede que aseguren que te quieren mucho, que sea cierto y que sean gente leal pero...hasta la fecha, ni si quiera yo me fío del todo de sus intenciones. Sin embargo, puedo confirmarte que son mejores que muchas otras familias que he visto. - Apoyó la barbilla en su mano, mirando hacia el parque -. Físicamente te pareces a ellos, sobre todo a tu madre...- murmuró -. Y a tu hermano... - le desveló. Ella lo miró con curiosidad.

- ... seguramente no son como el aquelarre que me acogió la última vez... - murmuró.- No. Ese aquelarre no era una familia y ésta familia, no es un aquelarre - le contestó con una sonrisa -. Sólo espero que se resuelva pronto la incógnita para ti, pero ten cuidado y protégete con tu magia - la instó -. Aunque me gustaría, no puedo asegurarte mi ayuda si te encuentran.

- ¿Son... brujos? - preguntó -. Si no son de fiar...


- Sí, tus padres son brujos - contestó -. Y no es que no sean de fiar es...es complicado. Nunca me han confiado sus motivos, eres una incógnita, y por eso que venga a contarte todo esto. No quiero que bajes la guardia - sonrió -. Son gente complicada, pero no son malos...tu hermano...quizá... - negó con la cabeza mientras se acariciaba los labios con las llemas de los dedos, pensativo -. No. Sé que no pasará nada si te sigues protegiendo con hechizos. No debo preocuparme.

Usagi miro frente a ella, pensativa. Una calidez se apoderó de su corazón al escuchar sobre su familia y aquel rayo de esperanza brilló sobre su rostro en la forma de una una sonrisa que al demonio le recordó mucho a la de Dahaka. Drake la contempló en silencio, no sabía si maravillado o confundido. Al mirarse los anillos de los dedos, decidió quitarse uno que había encantado de forma reciente y se lo ofreció.

- ¿Aceptarías esto? Sólo tiene dos cargas, pero podrás mandarme un mensaje telepático si te encuentras con alguien sospechoso...me gustaría poder enterarme, por favor - le suplicó. Su mirada era suave y amigable. Casi parecía un joven cordero.

NIGHTDALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora