- Claro, precioso - sonrió con malicia -. Perdóname, Matras, no es nada personal - dijo, antes de agarrarlo bien y lanzárselo a Abel para que se tropezaran y pudiese usarlo como distracción para atacar o defenderse.
Abel apartó al chico de encima con bastante tacto y corrió hasta Vyr para intentar hacerla caer con un derrape. Pero la cazadora saltó a un lado, dando una voltereta doble que encima le quedó elegante.
- A dónde vas tú - bufó.
- A cazar una preciosidad - siseó, levantándose con un giro rápido, moviendo las piernas para golpearla. La cazadora recibió el roce y esquivó las demás patadas, retorciéndose para después atacar, apuntando a su estómago.
- ¿También quieres que te levante? - preguntó con guasa, pero perdiendo el aliento más que con el resto. Abel entrenaba fuerte.
- Uhmmm... sería interesante.
- El qué...es interesante - preguntó, frenando aquellos golpes con fuerza para intentar colarle otros. Abel no se contenía y era justo lo que necesitaba. Rhyss hacía rato que llevaba observando las peleas a un lado y había preparado toallas y botellines de agua para cada uno. Le explicaba a Matras cosas sobre las posiciones que estaban adoptando los dos cazadores y básicamente se había convertido en el comentarista de las jugadas.
Matras miraba preocupado a los cazadores. Abel había matado a una manada numerosa de lobos hacía no tanto y tanto la cazadora como el cuidador estaban...muy tranquilos. Era perturbador.
- ... a ver si puedes levantarme.... - gruñó animado. Con un golpe bajo, aprovechó para hacerle la zancadilla. Distraída como estaba. Ella perdió el equilibrio con bastante facilidad, aunque justo se había agarrado al cuello de la camisa de Abel por si lograba tirarlo con ella.
- Déjate agarrar entonces, gallito.
Abel le cayó encima con una sonrisa enorme y la miró a los ojos, permitiendo que el cuerpo de la muchacha quedase atrapado justo debajo. Con los brazos apoyados a los lados de la cabeza de Vyr, se le olvidó por un segundo que no estaban solos.
- Abel...- susurró la chica, intentando llamarle la atención mientras se ponía totalmente colorada. Rehuía su mirada, incómoda.
- No tontees con mi cazadora - le riñó Rhyss -. Descansad y bebed agua, Vyr tiene que seguir con su propio entrenamiento y ah...Vyr...si puedes levantar a Abel, empezarás con la pesa de cien kilos.
- ¿¡Qué!? - gritó ella.
- Eso quiero verlo - ronroneó el implicado, levantándose demasiado despacio para después ayudarla a incorporarse.
El lobato seguía sentado por ahí, tomando agua junto a Rhyss.
- Bueno, qué más da... si ya voy por los ochenta...- bufó aceptando la mano pero sólo para levantarse y colocarse frente a él, pasándole los brazos por debajo del culo, apretarlo bien fuerte y empezar a alzar al cazador para demostrar que podía con los cien kilos sin problema. Aunque con él no llegó a levantarlo más de medio metro, que ya era bastante para alguien de su corriente estatura.
Abel se rió y una vez tocó suelo, se lanzó sobre ella para llevarla en el hombro hasta donde estaban los otros. La dejó en una silla y le lanzó una botella de agua. La cazadora la pilló al vuelo sin mirar, abriéndola con tantas ansias que por poco no se lo echó por encima.
- ¡Vyr! - se quejó su tutor.
- ¿Qué? Tengo mucho calor...- miró hacia un lado, incómoda, justo después de echar una miradita a Abel -. Y ahora toca hacer cien abdominales y de todo lo que se te ocurra, eso encima...
Matras se levantó de pronto con la botella aún en sus manos.
- Escuchad, gracias por la clase. Me temo que tengo que regresar a casa y... hablar con la manada - murmuró, pensativo.
- Ten cuidado por el camino - se adelantó Vyr, para darle un beso furtivo en la mejilla y una suave palmada en la espalda -. Espero que no te hayas aburrido mucho - deseó, mientras miraba a Abel por el rabillo del ojo, interesada. Se encontró con sus ojos y descubrió que la miraba entrecerrándolos, como si no aceptase ese beso que le acababa de dar al lobo. Tenía que ser cosa del odio hacia los habitantes del submundo por que era demasiado pronto para los celos. Pensarlo le hizo hasta gracia.
- Gracias. La verdad es que me lo he pasado bien - Matras asintió, sincero -. Nos veremos luego. - Miró a todos antes de despedirse y se retirarse con paso tranquilo.
- Qué monete que es - rió Vyr, suavemente antes de estirarse. Se dirigió a las espalderas de la pared y enganchando las piernas a mitad de altura, empezó a hacer abdominales en el aire.- Bueno, ha sido un entrenamiento interesante - sentenció Abel, antes de adjudicarse una botella de agua para él y beberse la mitad de golpe.
- Voy a ir a la tienda, tengo clientes...no os distraigáis - dijo a ambos, echándose una toalla al hombro. La chica seguía haciendo ejercicio, concentrada hasta que se dejó caer, poniendo las manos en la colchoneta, bajando las piernas hacia atrás y así quedando tumbada, escaqueándose del entrenamiento. Abel se acercó y se agachó a su lado.
- Eh, sigue con el ejercicio.
- Pues agárrame los pies y sigo - sonrió, un poco cansada. No dormir bien perjudicaba a su rendimiento sobremanera. Él obedeció con una sonrisa diablesca, dejando la botella a un lado -. Oye ¿Tanto detestas la idea de que me relacione con el submundo? - preguntó, haciendo el primer par de abdominales que la dejaban peligrosamente cerca de su cara.
- Es extraño, no te lo voy a negar - contestó -. Suelo matar a los monstruos en vez de hacerme su amigo - añadió, un poco distraído con las vistas.
- Soy extraña desde hace tiempo...y las cosas que no te cuento - bufó, por fin alcanzándolo para darle un beso como premio antes de seguir.
- Imposible - fingió estar escandalizado, pero le contestó el siguiente beso, siguiendo sus labios cuando ella bajó para continuar con el ejercicio. La cazadora hizo unos cuantos abdominales más y parecía que iba a decir algo serio cuando de repente cambió de idea.
- He de ir a ducharme...
- Ve.... - Abel la soltó y se levantó, mirándola con curiosidad mientras avanzaba hasta una puerta con ventana de cristal. Esa también era gruesa. ¿A prueba de puñetazos de cazadora?
***Matras caminaba a paso lento, su mente no procesaba lo que acababa de suceder. Todo en tan poco tiempo... y también iba a ser verdad que en su manada los que se imprimaban tenían un destino fatídico. Odió a Ans durante unos segundos, pues era el único que no había pasado por aquello. Inhaló hondo antes de abrir la puerta y entrar a casa.
- ¿Qué tal ha ido? - preguntó Leo desde la cocina, preparando algo para comer mientras Ans se apartaba de él disimuladamente para ayudar cortando verduras y carne.
El joven no dijo nada, cerró la puerta y apoyó la espalda contra ella, mirando el suelo. Leo se giró al ver que no contestaba. Se lavó las manos y las secó en el delantal antes de acercarse a él.
- ¿Necesitas hablar? - preguntó con cautela
- Sí... con ambos - Los miró con seriedad.
Ans, que tenía un trozo de pan enorme rellenándole los mofletes de la boca, se apresuró a masticar e ir a sentarse en el sofá. Leo estaba esperando a que el más joven se uniese, dejando un hueco en medio por si lo quería para él.
Pero el chico no se sentó, caminó, se detuvo frente a ellos. Apretó los puños y los miró con tristeza.
- Owen está... - tragó saliva - ...se está muriendo.
Ansgar se atragantó con la última bola de pan al escucharlo mientras el lobo más adulto lo miraba con seriedad.
- ¿Es cierto esto? Es decir...sabíamos que estaba enfermo e incluso noté deterioro en su pecho...- Leo no se movió ni un poco, estaba vigilando con atención al más joven.
- Parece que un demonio poseyó el cuerpo de la chica con la que estaba y... la usó para... - bajó la mirada -...cosas horribles. Su corazón ha quedado muy débil, luego del... del trauma.
- Ni hablar - interrumpió de repente Ansgar, como si hubiese escuchado algo que el resto no -. Deja que se muera, no podemos buscarnos más problemas con la cazadora, los cuidadores y el Consejo de Sabios.
- He hablado con Vyr y... ha aceptado.
- ¡¿Cómo va a aceptar?! - se quejó el rubio -. No me parece normal y tampoco es como si necesitásemos otro par de colmillos...¡los tres estamos bien!
- El problema aquí está en darle una oportunidad a Owen para vivir...y ya de paso a Matras. No tengo tan claro querer que sufra lo que otros, mucho menos siendo tan joven.. - suspiró Leo -...y sí que necesitamos aumentar la manada. Es nuestra fuerza y ni si quiera tenemos un Alfa. Por todos los santos - refunfuñó, mirando a Ansgar con dureza -. Lo podríamos necesitar.
El más joven le sonrió débilmente, agradecido.
- Ans, yo tampoco quisiera convertirle, pero... los doctores no parecen darle demasiadas esperanzas, todos hablan de lo mal que está y...es crónico. Sé que suena un poco egoísta sin conocerlo, pero no quiero perderlo.
El aludido se revolvió el pelo con ambas manos.
- Maldita sea es que es un jodido delito...¿y si mandan a otro cazador y no sólo a ocuparse de nosotros...si no también de Vyr? ¿Es que no habéis pensado en eso? No me haría ni pizca de gracia que le pasara algo por nuestra culpa.
Leo lo miró, bastante sorprendido. Suspiró pesadamente antes de mirar de nuevo a Matras.
- Si ella está de acuerdo y en un futuro pasase algo, ya nos ocuparíamos de ello...es cierto que la idea no me hace mucha gracia, pero...- levantó la mano para acariciarle el pelo al joven -. Me gustaría que tuvieses al menos una posibilidad de ser feliz, de conseguir lo que yo no pude, aunque sea ínfima.
Matras miró a Leo agradecido y levantó su mano para apoyarla en su ancho hombro.
- Gracias... pero, hay otra cosa.
- Niño, pides más que hacienda - se quejó Ansgar, de brazos cruzados.==================
Y seguimos! A por la cuádruple subida de capítulo esta semana!
VamooooOOOOOOSSss!!!
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NIGHTDALE
Teen Fiction.: LABERINTO:. Suja, Owen, Vyr y Azra son cuatro amigos que viven en un pueblo bastante grande, pero no lo suficiente como para que pase algo siniestro sin que nadie se entere. La adolescencia y las fuerzas oscuras del mal no suelen ser una mezcla b...