Saltó de una tumba hacia el vacío, bota militar en ristre para propinarle una patada en la cabeza a un demonio y mandarlo volando hasta el suelo. Culminó su tarea con un fuerte grito, acompañado de una voltereta ágil y una puñalada certera en el pecho. Aunque no fuese un vampiro, no había bicho que se resistiese a una buena puñalada en el corazón. Con el reciente resurgir de criaturas descontroladas, tenía mucho trabajo por hacer y poco tiempo para ponerse creativa.
- ¿Ésta es la cría? - susurró una sombra. La voz denotaba sorpresa. Con andar de gato y los pantalones con aspecto de látex, la cazadora fue a por otro bicho que iba a la carrera hacia ella. Sólo tuvo que lanzar un cuchillo que aterrizase en plena frente con un fuerte y contundente sonido a hueso roto. Se echó la melena a un lado, como si aquello no hubiese gastado ni un tercio de su energía y resopló.
- Vaya panda de inútiles - se quejó la chica. En la sombra, miraba todo el espectáculo desde lejos. No, aquella no parecía ser la cría inexperta que le habían descrito antes de emprender su viaje. Alguien tenía que haberse confundido con la información.
Vyr limpió el cuchillo en la hierba tras deshacerse y miró hacia los lados, bostezando. Se hizo una coleta alta y se recostó un ratito sobre una tumba para ver las estrellas mientras el cuchillo giraba en su mano, peligrosamente. Incluso se permitió canturrear. Estaba de buen humor. Y cómo no estarlo, después de comprobar que Azrael estaba bien...todo lo bien que se podía estar estando muerto.
La sombra salió de su escondite caminando entre la oscuridad con extremo sigilo, poniendo a prueba a la cazadora, intentando sorprenderla. La chica se estiraba sobre la piedra grisácea, moviendo un poco la cabeza casi como si estuviese alerta...aunque él apenas percibió el cambio en el cuerpo de la joven. Con un movimiento rápido, el recién llegado la atacó por la espalda, intentando tirarla de donde estaba, viéndose sorprendido por que la chica se impulsó con las manos y pies para saltar, dando un brinco para ponerse al otro lado de la tumba y esquivarlo con una bravuconería apabullante.
- ¿Qué? ¿Tú también quieres que te atice? - sonrió, derrochando sensualidad. El desconocido bufó por lo bajo, un poco sorprendido por que le hubiese descubierto. Iba cubierto con una gabardina de cuero negro y la miraba con curiosidad. Lo único que podía verse de él era el brillo de unos ojos grises...-. Eres nuevo por aquí...- Vyr alzó una ceja mientras guardaba el cuchillo en el arnés de su muslo -. Si quieres tu dosis de tortas empieza ya, tengo cosas que hacer - dijo con chulería, ajustándose la chupa de cuero corta pero con las manos cerca por si tenía que desenfundar los cuchillos de nuevo.
- Así que tú eres la cazadora - habló al fin -. No eres la niñita inofensiva que me pintaron - susurró, merodeando a su alrededor, mientras la miraba de arriba a abajo.
- Vaya, ¿se habla de mi? - preguntó, cruzándose de brazos. Ahora era ella quien lo miraba de arriba a abajo, aprovechando que le pululaba como un buitre. Decir que se sentía insultada era un término muy suave -. ¿Y quién se supone que eres tú? Tengo culos que patear, así que...date prisa, que no tengo toda la noche.
El hombre bufó y se detuvo tras ella ante la mención de los traseros. No era una cría, su cuerpo había parecido alcanzar la madurez sin problemas.
- Pues no parece que patees los suficientes - contestó, levantando la vista -. Si hicieras bien tu trabajo, no habría tanto bicho suelto por Nightdale.
- En Nightdale yo pongo las normas - gruñó, girándose para plantarle cara, que quedó demasiado cerca de aquella capucha -. Y precisamente ahora iba a ir a un nido de demonios que se han pasado de la raya. Muy buenas noches - Vyr se giró con tanto ímpetu que le dio un bofetón en la cara con la larga coleta -. Que no pateo los suficientes culos...- murmuró con odio -. Idiota -. susurró.
El encapuchado la miró con el ceño fruncido y algo molesto con la impertinencia. Quizá en actitud sí que era una cría. Se dio la vuelta y se dirigió a una de las direcciones donde trabajaba el vigilante... a ambos les esperaba una conversación tediosa.
Los pasos que se acercaban al recinto hubieran pasado desapercibidos para un humano común, pero no para un licántropo, quien no sólo tenía un oído excelente, si no que su nariz también era muy sensible. Una cabeza peliblanca se asomó a uno de los ventanales para cotillear y quizá no vio ninguna amenaza por que continuó limpiando y llevando pesos de entrenamiento de un lado a otro mientras permitía que el extraño entrase en el gran gimnasio.
- Es la primera vez que veo a un cuidador no humano - dijo una voz desde las escaleras donde se sentaban los alumnos para observar los partidos de baloncesto. Un hombre alto y de cabello oscuro que escondía sus orejas, observaba a Rhyss con curiosidad.
- Qué hace otro cazador en Nightdale? - preguntó el cuidador, confuso -. ¿Ha pasado algo? - dijo con interés.
- Ando tras una manada de lobos asesinos - dijo, dándole un mordisco a una manzana que tenía en la mano izquierda -. Lo que no esperaba, era que el consejo me pidiera también que diera un informe sobre vuestra pequeña ciudad - añadió, molesto.
- Yo tampoco me lo explico, la verdad - el hombre lobo lo miró extrañado mientras terminaba con su tarea y se limpiaba las manos en una toalla que dejó en una mochila -. Pero dado lo que aumenta la población ultimamente...qué quieres que te diga, es preocupante - volvió junto al joven tras ponerse una chaqueta -. ¿Te importaría acompañarme a mi tienda? Así hablamos un poco de los que buscas - El cazador asintió y lo siguió, terminándose la pieza de fruta.
Lo condujo hacia unas calles que daban al centro, pero desviándose a un callejón de tiendas antiguas. Una de ellas era la de él y tenía a una muchacha atendiendo la caja. Podían encontrarse todo tipo de productos y si se miraba bien, muchas cosas eran para brujas, pero nada que fuese muy peligroso -. Ya he vuelto - avisó, sin presentar al cazador y le hizo señales con la cabeza para que lo siguiese a la parte trasera. Un gimnasio personalizado con estantes llenos de armas que a la Policía le habría encantado confiscar -. Aquí podemos hablar con tranquilidad. Por cierto, soy Rhyss - se presentó.
- Abel - respondió, amistoso -. Bonita decoración.
- Encantado. Si fuese sólo decoración - bufó -. Aunque ojalá mi cazadora usase más variedad cuando sale de caza, válgame la redundancia...en fin, a lo que íbamos...- Rhyss hizo una leve pausa antes de mirarlo de nuevo -. Decías que buscabas lobos, ¿asesinos?
- Sí, una manada de Nueva Lilac. Me quedan tres por cazar. ¿Habéis tenido víctimas humanas esta semana?
- Mhn...ni una...y tenemos nuevos hombres lobo pero parecen inofensivos. Los tenemos vigilados - dijo mirando el reloj -. Pronto vendrá Vyr, puedes preguntarle detalles más concretos a ella. Es quien los controla.
- Yo no me fiaría de ellos - rumió de mala gana -. Su alfa ha caído, pero no han tardado nada en nombrar a uno nuevo. De todas formas prefiero encargarme de esos bichos antes de que cambien de parecer. No confío en esos perros... - miro al guardián -. Sin ofender - agregó con una pequeña sonrisa entre maliciosa y divertida. Sabía lo que era, emanaba un aura extraña en su presencia. Hostil.
- No los vigilaríamos de no haber peligro, y aún tienen que pasar un periodo de prueba - sonrió Rhyss, ignorando el comentario -. Supongo que Nightdale seguirá siendo la comidilla de los cuidadores y cazadores...y...- en esos momentos, como si la hubiese invocado, apareció dando una patada a la puerta la chica de melena ondulada y ropa negra llamativa. Estaba llena de polvo y algún que otro rasguño ya curado.
- ¡Joder! - gritó al ver al moreno, sacudiéndose el susto. El moreno alzo una ceja con la sonrisa maliciosa asomándose por el lado izquierdo de sus labios -. Ni que me estuvieses persiguiendo, tío - se quejó, dejando la chaqueta en el sofá y sacando un botiquín para curarse un agujerito en el brazo que no dejaba de sangrar.
- Vyr, este es Abel. Es cazador, como tú - lo presentó -. Le han asignado Nightdale entre otros asuntos, para trabajar durante un lapso breve y asegurarse de que va todo bien - explicó mientras el aludido la miraba con chulería.
- Hola, Vyr - susurró su nombre con un timbre casi sensual. Parecía encantado de conocerla con nombre incluido.
La aludida alzó también una ceja y sonrió un poquito mientras se terminaba de curar -. Después de ducharme hablamos - sonrió mientras empezaba a sacar armas de sitios escondidos para tirarlos en el sofá. La cantidad de cuchillos que se sacó de la manga, literalmente, era absurda.- Vyr, quiero el informe de hoy - avisó el cuidador.
- Sí, sí...- miró con imitada chulería a Abel y se fue tras una puerta de vestuario.
- He escuchado distintos comentarios de tu protegida, pero me gustaría escucharlo de primera mano - le comentó al cuidador -. ¿Qué tal se le da el trabajo?
- Es...dedicada, cabezota...pasional...y no soy su único contacto sobrenatural. Te sorprendería ver lo bien que cooperan con ella en el pueblo, la mayoría al menos...- Rhyss se encogió de hombros -. Nightdale es raro. Que te lo muestre ella. Pero sí, no se le da mal. Yo la entreno siempre que puedo aunque quizá pueda aprender más de ti...si tienes tiempo.
Abel pareció pensárselo un poco.
- ¿Sabes que no puede proteger a esos lobos, no? - murmuró -. Son mi presa - añadió, con odio.
- Bueno...están en su territorio, si queréis podéis pelearos por la custodia compartida - río -. Conociéndola, querrá pruebas que los incriminen...y ya de paso yo también, por que los he visto y me parecen demasiado bobos - sus ojos brillaron con un tono dorado -. Pero tranquilo, podrás hacer tu trabajo.
Vyr salió de los baños a los diez minutos con ropa de deporte negra y el pelo suelto tras una ducha muy breve.
- Madre mía, que cháchara lleváis - se quejó.
Abel entrecerró los ojos, molesto.
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¡¡¡AAHJASASDASD JAJAJ ha aparecido!!!
Otra cosa no, pero competencia y enemigos a tuti plén es lo que más tiene la elegida de Nightdale.
Aquí se masca la tragedia.Disfrutad, comentad y dad mucho amorl! Que tengáis un día maravilloso <3
Lady_Zadril~
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NIGHTDALE
Teen Fiction.: LABERINTO:. Suja, Owen, Vyr y Azra son cuatro amigos que viven en un pueblo bastante grande, pero no lo suficiente como para que pase algo siniestro sin que nadie se entere. La adolescencia y las fuerzas oscuras del mal no suelen ser una mezcla b...