15. Promételo

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- Joder...- lloriqueó.

- Azra... - ella lo miró, reconociéndolo de nuevo - Quizá... es mejor que te retires por hoy...Sin embargo aquel encuentro parecía estar condenado al fracaso. Lo sabía por dentro, sabía que no podía controlar aquel hambre tan peculiar...por que era verla y quería deshacerla en pedazos, no sabía por qué. Quizá por cómo lo miraba...pero provocó que la última pieza cayese en su sitio y se levantase como un resorte, demasiado rápido al ojo humano. Hasta que aterrizó contra ella.

Destrózala.


La mujer gritó al caer contra el mueble que se desarmó tras su espalda.

- ¡P-puedes detenerlo! - le pidió, con lágrimas en los ojos, luchando por soltarse.

Al ver aquellas lágrimas su nariz se arrugó, agitó la cabeza y rugió con fuerza, como si aquello fuese un arma que estaba acabando con él y no le dejaba acceder a su presa. Sentimientos que detenían una parte de él.

- NNggrrrrrrrrrr...no - pero no era suficiente para detenerlo del todo y como si intentase cambiar de táctica, la rodeó con sus brazos y le acarició la mejilla con la nariz, bajando hasta su cuello mientras sujetaba la cabeza con su mano libre...clavando los colmillos una vez más, logrando que esa vez doliese muchísimo menos al inyectar algo que hacía efecto de anestesia.

Un gemido se escapó de los labios de la peliblanca, la cual seguía empujándolo bajo su peso, cada vez con menos fuerza. Azrael, o la cosa en la que se había convertido, era implacable, daba igual que intentase moverlo por que se quedaba quieto ahí como una roca, drenándola hasta que llegó al punto sin retorno mientras perdía la cabeza.


Las manos pálidas dejaron de moverse hasta caer a los lados. Simariel quedó colgando de los brazos del vampiro cual pelele.... justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe.

...y la conciencia de Azrael volvió, regalándole una vista de los más espeluznante que lo dejó totalmente bloqueado y con los ojos grises mirando al vacío mientras se columpiaba de delante a atrás con desesperación mientras lloraba en un tono bajo, doblado sobre la víctima y negaba, presa del horror.

Una energía eléctrica acompañada de un viento cada vez más fuerte, se arremolinó alrededor de la recién llegada, quien, sin pensarlo dos veces, se lanzó sobre el monstruo y lo apartó de golpe.

- ¡Sil! - gritó Usagi, mirándola con lágrimas en los ojos, el viento hizo volar las pocas cosas que había en la pequeña habitación, incluyendo a Azrael, quien quedó pegado contra la pared con un golpe descomunal.

El vampiro sin embargo no tenía la capacidad de reacción tan lúcida. Estaba destrozado y en su cara había dos regueros de lágrimas mientras gritaba improperios hacia sí mismo, repitiendo una y otra vez que él no había querido que pasase. 'Alguien dentro de mi' repetía una y otra vez, desesperado, golpeándose la cabeza aprovechando que tenía la pared cerca y quizá así evitando que esa cosa rara le susurrase de nuevo.


- U...sagi... - murmuró una voz débil.

El viento se calmó de golpe, haciendo que el vampiro cayera al suelo junto a las demás cosas que volaban en la habitación. La chica miró a la monja, preocupada.

- ¡Sil! - exclamó -. Te llevaré a un hospital, estarás bien., no te mue...

- Shh... no. - La interrumpió -. Ayuda... a Azra... - murmuró, levantando su mano para tocar el collar ensangrentado que tenía sobre su pecho - ...necesita... ayuda...- una lágrima se asomó por las mejillas de la peliblanca.

- Luego, primero tengo que ayudarte a ti...

- Es... peligroso... ten cuidado...

- Sil...

- Azra... - murmuró, levantando la mirada, quizá esperando poder mirar al chico de cerca.El aludido se acercó con miedo, pero rápidamente, agarrando una de sus blancas manos para besarla.


- Lo s-siento tanto...no...n-no controlaba mi c-cuerpo y-yo no...- el chico hipó de repente, como si su humanidad no hubiese muerto del todo aún y necesitara los pulmones -. Sil...¡Sil! - lloraba desconsolado -. Jamás haría algo así a una amiga...joder...qué he hecho...- susurró, aterrado, con la mano en la frente.

- No es tu culpa... - murmuró con una sonrisa -. Te... perdono...por favor... tened cuidado...Usa...hay peligro...

- ¿Qué peligro? - preguntó preocupada.

- Prométeme que... ayudarás... a... Azra...

La bruja apretó los labios, pero asintió a su pesar. La peliblanca le agradeció con una sonrisa y lentamente cerró los ojos, quedando como una muñeca rota en los brazos de Usagi. Sus ojos estaban anegados de lágrimas.

- No...nononononono...- gimoteó, medio ahogado -. Sí que es mi culpa...era yo, maldita sea...no controlaba...pero lo veía t-todo...- el vampiro la miró con la visión borrosa -. P-puedes entregarme a l-la cazadora...me lo merezco...hic

Se escucharon pasos apresurados y Usagi lo empujó de golpe, escondiéndolo en unas sombras que lo volvieron invisible ante el ojo humano. Usagi cogió el collar lleno de sangre de la peliblanca y le dio un beso en la frente.


- Gracias por todo... - murmuró.

- ¡¿Pero qué ha pasado aquí?! - preguntó una voz masculina, un hombre en ropa de sacerdote entró a la habitación, alarmado y se inclinó junto a la monja -. Oh no...hermana Simariel... - la miraba con horror mientras intentaba despertarla sin éxito alguno. Levantó la mirada y vio a la bruja con las manos llenas de sangre. - Tú... ¡tú! ¿Cómo has podido? ¡Después de todo lo que te ha ayudado! - preguntó, se levantó de golpe y la sacudió con violencia.

La chica cerró los ojos y sin querer, soltó un impulso mágico con el que envió al padre contra la pared. El sacerdote la miró espantado y boquiabierto. A Usagi no le quedaba otra opción que salir corriendo por la ventana. Y a pesar de que Azrael estaba en shock, quizá por eso mismo fue capaz de reaccionar y se movió tan rápido que giró al cura, poniéndose a su espalda, sin que le viese para poder hablarle, agarrándole los brazos para que no pudiese moverse.

- Esa chica no tiene la culpa de nada...- siseó con una voz sedosa y rasposa por la llorera -. Así que más vale que no la molestéis y os inventéis algo para este...horrible accidente - lo zarandeó un poco, casi como había hecho con Usa -. ¿Entiendes lo que te digo?


El sacerdote no fue capaz de mencionar palabra alguna y se quedó quieto, quizá esperando despertar de una pesadilla.

- Si hacéis algo raro...estaré vigilando...- siseó su mentira antes de dejarlo libre con un breve empujón y salir corriendo detrás de la ...¿bruja? No daba crédito...pero corrió como alma que llevaba el diablo y siguió su rastro con toda la precaución de la que disponía. Estaba desesperado. Desesperado por saber.

Usagi había dejado el convento atrás, corría sin dirección alguna, intentando dejar el edificio lo más lejos posible. Y el vampiro ya la había alcanzado, pero se sentía como un polluelo fuera del nido. Necesitaba cobijo y Usagi era la última persona que había visto con la que pudiese hablar...quizá lo matase pero ...Sil había dicho que lo ayudaría..¡¿Con qué?! ¿con su locura? Trepó a los árboles para vigilarla desde arriba, aún aturdido con la pérdida y sin saber qué pensar de sí mismo. No asimilaba lo que acababa de pasar.


La chica deambuló un par de horas hasta llegar a una casa abandonada en las afueras de la ciudad. Entró y cerró la puerta tras ella. Miró a su alrededor... estaba totalmente vacío. No podía sentir presencia humana alguna, tampoco sobrenatural... sin contar al vampiro que la seguía.


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Maaadreeeeee.....qué bonita noche se nos ha quedado, ¿no?
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Besitos de

Lazy_Zadril

Sentimos mucho el retraso!

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