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Luego de unos minutos tratando de regular mi respiración y parar mi llanto, me senté.

Me arrastré al armario y saque el botiquín de primeros auxilios.
Agarré alcohol, algodón, gasas y vendas.
Comencé a poner alcohol en el algodón y posteriormente a ponerlo en mis muslos.

Estos estaban completamente rojos, en unas partes se comenzaba a tornar morado, tenía raspaduras por la madera y algunas partes estaban abiertas, podía ver lo blanco de mi grasa.
Quité la sangre seca y la que comenzaba a salir, me puse gasas en las partes desgarradas y un poco de pomada que agarré también del botiquín, finalmente vendé mis muslos.

Volví a poner alcohol en un pedazo de algodón y lo pasé por la palma de mi mano izquierda, retire la sangre seca y de igual forma me coloqué una gasa y la vendé, hice lo mismo con mi mano derecha.

Por último limpié mi labio inferior con ayuda de un pequeño espejo, que estaba en el botiquín, y me puse pomada.

Suspiré, tendré que llevar cubrebocas para ocultar esto.

Guarde el alcohol y la pomada en el botiquín, para después arrastrarme hacia mi pantalón.
Me lo puse con cuidado, y un poco de dificultad, luego me puse el cinto.

Tendré que llevar unos guantes para ocultar las vendas de mis manos.

Con todas las fuerzas que me quedaban, me puse de pie y comencé a caminar despacio.
El ardor se expandió por todas mis piernas, hasta mi columna.

Me detuve y cerré un momento los ojos, sintiendo que las lágrimas salían de nuevo.
Respiré profundo y abrí los ojos, limpiando las lágrimas antes de volver a caminar.

De camino a mi habitación pude ver el reloj, son las 7:23 AM.

Debo darme prisa, traté de apresurar mi caminar, pero el dolor se hacía mayor al forzar mis piernas.

Al llegar a mi habitación, pasé al bañó y me ví en el espejo.

Mis ojos están hinchados y rojos.
Suspiré y me lavé la cara.

Salí del baño y me dirijo al ropero, agarro una sudadera con capucha y me la pongo, también agarré un cubrebocas del cajón, me puse mi mochila en el hombro y salí de mi habitación.

Ya no tenía tiempo de preparar mi desayuno ni mi obento.

Ya en la puerta me puse los zapatos y salí de la casa, cerrando con llave.

Como me era costumbre, me puse los audífonos y le dí play a la canción.

Antes de guardar el celular veo la hora, las 7:41, es imposible que llegue en menos de veinte minutos a la escuela, a menos que corra como si no hubiese un mañana.

Y claramente en mis condiciones sería imposible.

Empiezo a caminar a paso lento y luego de unos minutos el ruido de mi celular me detuvo unos instantes, un mensaje había llegado.

Bueno, dos, tres mensajes.

Decidí revisarlos mientras retomaba mi caminar.

*Número desconocido*

* Hola, soy Neji.

7:53

* Perdón por molestar, pero ¿Vendrás a clases?.

7:53

* El maestro Kakashi llegó antes y nos dijo que preparamos los avances del proyecto.

7:53

Me detuve en seco.

No puede ser.

¡Maldición!

El celular sonó nuevamente y volteé a verlo.

Roto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora