Nadie sabía lo roto que estaba por dentro.
Ni siquiera las personas más cercanas a él sabían lo destrozado que estaba.
Ni las personas que decían amarlo lograron notar el dolor que llenaba su corazón.
Un dolor que debería ser amor.
Un dolor que siem...
Al llegar a su habitación pudo ver a su padre sentado en su cama.
-. Preparé la tina.- se puso de pie y se acercó a su hijo -. Te daré un baño y luego comeremos un poco.- lo cargó con cuidado y lo llevó al baño.
Le quitó la ropa con delicadeza y lo metió a la tina.
Esa era la rutina que su padre tenía con él después de darle un castigo realmente duro; preparar una tina con agua lo suficientemente caliente para relajar sus músculos y calmar el dolor de su cuerpo, aromatizaba el baño con alguna suave fragancia para después cargarlo, llevarlo hasta el baño, quitarle la ropa con suavidad y meterlo a la tina con delicadeza para comenzar a lavar su cuerpo con mimo.
Esas acciones no hacían más que atormentar al pequeño Sasuke, quien para ese punto se sentía tan vulnerable y derrotado que aceptaba gustoso las muestras de "cariño" que su padre tenía con él después de castigarle.
No importaba todo el miedo que sentía por él o el dolor que le hacía sentir durante sus castigos, ni siquiera importaba lo roto que terminaba cada vez que su padre lo castigaba.
Nada de eso importaba, porque su frágil corazón dolía menos ante el cálido tacto de su padre sobre su lastimado cuerpo, porque su pequeño corazón dolía menos ante las suaves y amorosas palabras que su padre le susurraba mientras lo limpiaba.
Porque esas pequeñas e insignificantes muestras de "amor" eran suficientes para poner un curita en cada fragmento de su roto corazón. Uniéndo de nuevo las piezas separadas y fragmentadas de su corazón, que estaría listo para ser quebrado nuevamente en su próximo castigo.
Esos curitas forjados por suaves palabras serían quitados nuevamente por palabras llenas de enojo.
Esas pequeñas cintas que eran colocadas con delicadeza por esas cálidas manos serían arrancadas nuevamente con brutales golpes.
Porque las mismas manos que ahora le lavaban el cabello y el cuerpo con mimo, son las mismas manos que lastimaban su frágil cuerpo. La misma voz que ahora le llama con palabras dulces, es la misma voz que lo atormenta y destruye su alma. Porque la misma persona que lo vió nacer y crecer, era la misma persona que poco a poco acababa con la vida en su corazón.
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Cuando terminaron de comer, Fugaku llevó a su hijo a su habitación y lo recostó.
-. Hoy fui témpano a tu escuela, les informé que no asistirás esta semana.- se recostó junto a Sasuke -. Y les entregué los proyectos que tenías para esta semana.
Sasuke se tensó un poco y estaba por hablar, pero su padre lo interrumpió tomándolo de la barbilla y haciendo que su rostro volteara en su dirección.
-. Descuida, no afectará en tus calificaciones, me encargué de entregar todo correctamente y el director enviará las tareas de esta semana para que puedas hacerlas.- apretó un poco su agarre -. No sería bueno que alguien te vea en estas condiciones pequeño.
