Nadie sabía lo roto que estaba por dentro.
Ni siquiera las personas más cercanas a él sabían lo destrozado que estaba.
Ni las personas que decían amarlo lograron notar el dolor que llenaba su corazón.
Un dolor que debería ser amor.
Un dolor que siem...
Y sus compañeros podían notarlo, o bueno, algunos de ellos.
Shikamaru, Neji, Shino, Jūgo, Naruto y Sakura fueron los primeros en notarlo.
Ninguno podría decir exactamente si era algo malo o bueno, pero la expresión en el rostro contrario era ligeramente diferente y no tenían idea de qué era o significaba ello.
Sorprendentemente Kiba también fue uno de los pocos que notaron algo diferente en él.
Aunque a diferencia de los anteriores, Kiba, vió al instante en que su mirada chocó con la de Sasuke durante el primer descanso, cual era esa diferencia.
Sus ojos.
No tenían el brillo usual en ellos.
Pero eso no significó mucho para él y no representó ninguna preocupación en él como lo fue para los primeros nombrados.
Si Kiba fuera lo suficientemente cercano a Sasuke o si estuviera minimamente interesado en él, como lo estaban las seis personas nombradas, hubiera notado la bandera roja que se alzaba en Sasuke por el cambio en su mirada.
Si Sasuke representará algo para Kiba, este habría intentado averiguar que le ocurría.
O si tan solo Shikamaru, Neji, Shino, Jūgo, Naruto o Sakura hubieran visto lo mismo que vió Kiba en la mirada contraria habrían podido actuar al respecto.
Si alguno de ellos hubiera captado lo que la mirada de Sasuke ocultaba, ellos hubiesen podido ayudarlo a salir del infierno que poco a poco lo consumía.
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Esa misma tarde Itachi se mudó a su nueva casa junto a Izumi.
Mikoto había preparado una cena para celebrar el nuevo paso en la vida de la pareja. Por lo que al terminar su trabajo con Shikamaru y despues de pasar a cambiarse a su casa, Sasuke se dirigió a la, ahora, casa de su hermano.
Su madre e Izumi estaban acomodando la mesa, Fugaku e Itachi conversaban en la sala y Sasuke se encontraba en el baño.
La ropa que llevaba cubría perfectamente las heridas en su cuerpo al igual que los moretones y se veía adecuada para la ocasión.
Después de tomarse la pastilla para el dolor, su mirada se posó en su reflejo en el espejo.
El malestar se instaló en su pecho al recordar la noche anterior y ver su reflejo frente a él solo lo aumentó.
Se veía completamente normal, no tenía ningún indicio que delatara lo ocurrido ayer.
Y debería sentirse aliviado por ello, porque de esa forma nadie se enteraría de lo que su padre le hacía; pero no podía sentirse completamente aliviado porque ahora solo quería que alguien lo ayudara.
Quería que alguien notará todo su dolor y lo ayudara a salir de el, aunque se sintiera aterrado por lo que podría pasar si eso ocurría.
Aunque sabía que eso no sería posible, él mismo se había encargado de ocultar todo lo que sentía dentro de él para que nadie supiera su secreto.
