Epílogo

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Y entonces muchas cosas ocurrieron a la vez. Oyeron alzarse un rugido de los límites distantes de la escuela que sonaba como si un enjambre de cientos de personas estuvieran derramándose sobre los muros
exteriores y vertiéndose hacia el castillo, bramando gritos de guerra. Al mismo tiempo, Grawp había aparecido rodeando una esquina del castillo con su andar torpe y gritando "¡HAGGER!. Su llamada fue respondida por los rugidos de los gigantes de Voldemort.

Corrieron hacia Grawp como elefantes a la carga haciendo que la tierra se estremeciera.
Después llegaron los cascos, los tañidos de arcos y las flechas de repente caían entre los mortifagos que rompieron filas, gritando de sorpresa.

El flamante sombrero cayó y Neville extrajo de sus profundidades algo plateado, con una brillante empuñadura de rubíes. La cuchillada de la hoja de plata no pudo oírse sobre el
rugido de la multitud que se aproximaba o los sonidos de los gigantes o de la carga de los centauros, y aún así, pareció atraer cada mirada.

Con una sola estocada, Neville partió en dos la gran cabeza de la serpiente, que giró alto en el aire, brillando a la luz que fluía desde el vestíbulo de entrada, la boca de Voldemort y Amelia se abrieron en un grito de furia que nadie pudo oír, y el cuerpo de la serpiente cayó pesadamente al suelo a sus pies.

Antes de que cualquiera pudiera actuar, Amelia lanzó un rayo verde que impacto contra el cuerpo de Neville, quien cayó al suelo sin vida. Entonces, sobre los gritos y los rugidos y estruendosos golpes de los gigantes que luchaban, Hagrid gritó más alto que todos.

— ¡HARRY! —gritó Hagrid— ¡HARRY!... ¿DONDE ESTÁ HARRY?

Reinaba el caos. Los centauros a la carga estaban dispersando a los mortifagos, todos sentían los pies retumbantes de los gigantes, y cada vez más y más cerca el estruendo de los refuerzos que había venido de quién sabía dónde. Grandes criaturas aladas sobrevolando las cabeza de los gigantes de Voldemort, los thestrals y hipogrifo arañaban sus ojos mientras Grawp les golpeaba y mordía y ahora los magos, defensores de Hogwarts y mortifagos por igual estaban siendo forzados a volver a entrar en el castillo.

 Amelia estaba lanzando maleficios y maldiciones a cualquier defensor que veía, y ellos se derrumbaban, y sus cuerpos eran pisoteados por la multitud en retirada. Sin detenerse, entro junto a su hermano al Gan Comedor, matando a quien se pusiera frente a ella, aunque algunos de sus hechizos eras desviados y no sabia quien realmente era. Los centauros interrumpieron en el vestíbulo con un gran crepitar de cascos. Las puertas que conducían al las cocinas se abrieron, dejando ver a los elfos domésticos. 

La mujer Riddle observaba a su alrededor, la mayoría de sus seguidores estaban cayendo, a lo lejos, observo como Lucius y Narcissa corrían entre la multitud, en busca de sus hijo. Ya después se encargaría de ellos por haberla engañado. 

 — ¡A MI HIJA NO, PERRA!— aquel grito hizo girar y observar como Molly Weasley comenzaba un duelo con Bellatrix mientras ella comenzaba uno con tres pelirrojos a la vez. Percy cayo al suelo muerto, mientras sus dos hermanos mayores eran lanzados al otro lado del Salón. 

La risa de desquiciada de Bellatrix llamo su atención, se giro en el momento que la maldición de la mujer Weasley pasaba por debajo del brazo de Bellatrix e impactaba en su pecho. A pesar de los errores que había cometido, para Amelia no había nadie mejor que ella. El grito de Voldemort resonó por todo el salón. La mujer Riddle estaba por alzar la varita en dirección de la mujer pelirroja cuando vio un destello verde, se giro para ver que una maldición iba directamente a ella. 

No le dio tiempo para desviarla cuando impacto en su pecho, arrojándola varios metros de distancia. Todos se quedaron en silencio, los mortifagos observaban a su señora en el suelo y a su señor que estaba frente a Harry Potter. Ninguno de los dos se habían dado cuenta de lo que había pasado con Amelia, hasta que Voldemort desvió su vista del adolescente, recorriendo toda la sala para detener su vista en el cuerpo de su hermana en el suelo.

Sintió como si un frío le recorriera todo el cuerpo al ver a su hermana de esa manera, aunque después respiro tranquilo cuando vio que alzo su varita lanzando un hechizo a la persona que le había atacado y se ponía de pie, frotándose el pecho. Harry Potter se había dado cuenta del descuido de Voldemort, así que pensó en aprovechar esa oportunidad, alzo la mano y cuando estaba a punto de atacar, sintió como sus piernas se doblaban hasta que sus rodillas tocaron el suelo, así como sus brazos se pegaban a los castados de su cuerpo; impidiendo que se moviera. 

— estoy harta ya — la voz de Amelia se escucho en toda la habitación — no se por que tu y mi hermano no se pueden matar —apareció en el campo de visión del chico Potter, su expresión le daba el aspecto de estar loca, aunque quizás no estaban muy equivocados — quizás sea por esa profecía o que se yo. Pero si es así, demos gracias a Salazar que solo habla sobre él y tú, así que, acabemos con esto de una vez— se inclino para quedar mas cercas del rostro del joven — dale mis saludos a tus papis y a tu padrino de mi parte. ¡Avada Kedavra!  

La intensa luz verde ilumino el salón. El cuerpo de Harry Potter cayo al suelo, muerto. Los amigos de este soltaron un grito lleno de dolor, mientras las lagrimas caían de sus ojos. Todos se quedaron en silencio, lo único que se escuchaba era el solloza de la mayoría. Amelia se giro para ver a su hermano, que la veía con nada mas que orgullo. Este se acerco a ella y le extendió la varita de sauco, a lo que Amelia frunció el ceño. 

 — dijo que él era el autentico dueño de la varita y ahora que tu lo mataste, es toda tuya hermana — Amelia la tomo, sintiendo algo diferente en ella. Esta observo a su hermano a los ojos —esta vez lo logramos, lo lograste. 

 — el mundo es nuestros, hermano — su sonrisa apareció en sus labios para después dirigir su atención a todos los magos y brujas que estaban presentes — Esta vez se acabaron las vidas extras para su héroe. Es su decisión ahora estar de nuestro lado o seguir intentando acabar con nosotros, aunque creo que... sabrán como acabara eso — señalo a todos los caídos. 

 — no solo el mundo mágico cambiara ahora — continuo Voldemort, teniendo toda la atención en él — así que, solo por demostrar que fueron capaces de enfrentarnos y sobrevivir a eso, a todos les diré que, solo tienen esta oportunidad de salvar a sus familias, así que, espero que piensen muy bien su respuesta.

Un fuerte grito resonó por la paredes y todos dirigieron sus ojos a Hagrid, quien corría en dirección a los hermanos. Amelia levanto la varita de sauco y la maldición asesina impacto contra el enorme pecho del semi gigante.

 — ¿alguien mas que quiera intentarlo? — pregunto apuntando su varita a todos. Nadie dijo nada. Una chica de cabellos castaños tomo del brazo a un pelirrojo que intentaba levantar su varita — eso pensé.

Entonces todos sus seguidores dieron un paso al frente, arrodillándose ante ellos. Todos los defensores de Hogwarts se voltearon a ver, para después regresar su vista al cuerpo de Harry, con la esperanza de que se levantara, pero esta vez no fue así. Sin otra opción, fueron arrodillándose uno por uno. Los centauros que estaban presentes agacharon la cabeza mostrando respeto. 

 Amelia giro su cabeza para ver los ojos de su hermano, con una sonrisa en su rostro— lo logramos, Tom. 

 — lo logramos, Lía. 

El sueño de unos niños, que no tenían nada mas que al otro, se había vuelto realidad. El mundo entero ahora era de ellos y ya nada podía detenerlos.



FIN. 






𝙇𝙤𝙨 𝙃𝙚𝙧𝙚𝙙𝙚𝙧𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙎𝙡𝙮𝙩𝙝𝙚𝙧𝙞𝙣 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora