𝙇𝙤𝙨 𝙃𝙚𝙧𝙚𝙙𝙚𝙧𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙎𝙡𝙮𝙩𝙝𝙚𝙧𝙞𝙣 ✔️

capitulo 10

-... bienvenida a la cámara de los secretos- dijo Tom y la sonrisa de Amelia se agrando más.

El lugar estaba, incluso más abajo del lago, es una habitación grande como un templo con pilares decorados con serpientes. Hay una gigantesca estatua de Salazar Slytherin.

- ¡esto es increíble! - grita Amelia viendo toda la habitación- ¿y dónde está la "bestia de Salazar"?- pregunto haciendo comillas, pero antes de que Tom le contestará, la boca de la estatua de Salazar Slytherin se habré, de esta sale un gran basilisco, que se arrastra hacia ellos lentamente, ninguno de los dos retrocede.

- alto- pidió y es basilisco se detuvo, dándose cuenta de quienes eran- ¿eso responde a tu pregunta?

- por el mismísimo Salazar, es increíble- el basilisco se volteó a ella- ven- ordenó y la bestia quedó a su altura, Amelia se acercó y lo acarició- ¿Y ahora que vamos a hacer?

- a cumplir con la última petición de Salazar, lo vamos a liberar.

- así que vamos a matar a los sangre sucias....¿porque no ocupas una de las muertes para hacer un Horrocrux?

- ¿crees que se pueda?, Y además ¿Cómo se supone que los mata?- pregunta viendo al basilisco.

- por hay leí que los mata con la mirada, y además también los petrifica si ven sus ojos a través de algo.

- ¿Algo..?

- si, un espejo, hasta con el reflejo del agua...- en eso, voltea a ver a su hermano con una gran sonrisa que deja ver sus dientes.

- ¿Que?

- y si antes de matar a alguien, petrificamos a algunos, solo para...probar si es cierto lo que leí.

- no sería mala idea...- comenta llevándose un dedo al mentón, tenía la mirada perdido, pensando- bien, vamos hacerlo, a ver qué pasa- dijo y Amelia salto aplaudiendo como una niña de cinco años.

- ¿Pero solo le decimos que suba a petrificar a algunos...?

- pero no ahorita, sería más tarde, no hay que arriesgarnos a qué nos descubran.

- ¿Pero qué hora entonces?

- a la hora de la cena, puedo venir y liberarlo, es más normal que yo desaparezca por un rato a qué tú lo hagas- a Amelia no le gustaba mucho la idea pero tenía razón, se despidieron del basilisco y salieron de la cámara y del baño sin ningún problema, las horas pasaban, clases tras clases, y para mala suerte, a Amelia se le ocurre hechizar unas armaduras que se pusieron a bailar con quién pasará por el lugar.

Era imposible que ella se quedará quieta, a veces podía llegar a ser insoportable, pero nadie la decía nada a menos que quisiera terminar con la cara llena de granos o transformado en algún animal. Tom era el único que le decía que no lo hiciera, y ella a veces lo obedecía sin problemas.

Llegó la hora de la cena, y Amelia estaba en el cuarto piso limpiando algunos borradores como castigo, se suponía que era sin magia, pero nunca le ha hecho caso a nadie, ven a mi... Deja que te desgarre... Déjame matarte... Amelia escucho esa voz, una voz ponzoñosa y capaz de helar la sangre, sabía de que se trataba y sonrió, minutos después escucho murmullos fuera del salón y se asomo para ver de qué se trataba.

- oye, tu...- llamo a una Ravenclaw que pasaba- ¿Qué está pasando?

- dicen que una Gryffindor fue petrificada, creo es una nacida de muggles- dijo encogiéndose de hombros, siguió su camino dejando a Amelia con una sonrisa, deshechizo los borradores y salió corriendo en busca de su hermano, pero se detuvo en las escaleras al ver a Dumbledore, la sanadora y dos Gryffindor en camino a la enfermería, llevaban una camilla y en ella una chica de cabello rojizo con un espejo en la mano.

- si que funcionó- dijo en un susurro cuando se encontró a su hermano en el primer piso.

- lo sé, lo vi todo, y si tenías razón, si los petrifica con la mirada...vamos a cenar- ambos caminaron al gran comedor sin decir nada más de lo que pasó, se comportaron lo más normales.