36. Baseball

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Madisson

—¡Maddie despierta! —El grito de Sarah me hace gruñir contra la almohada encima de mi — ¡Llegaremos tarde al juego de béisbol!

Perezosamente, quito la almohada y salgo de la cama, a regaña dientes me arreglo lo más rápido que mi —nada descansado— cerebro puede actuar.

Cuando salgo del baño, escojo unos jeans algo ajustados y una blusa blanca de seda y tirantes y acompaño mi alta cola de caballo con una gorra azul con el logo del campamento y finalizo mi outfit con unos zapatos deportivos negros.

Mis ojeras sobresalen en mi rostro, por lo que Sarah me maquilla ligeramente, ¿Por qué no dormiste Madisson? Verán, mi cerebro —Sobretodo mis hormonas— me jugaron una broma pesada anoche, ya que, tuve un sueño subido de tono con mi atractivo nadador, por lo que luego no pude dormir el resto de la noche, con tal escena, estaba más que horrorizada.

Bueno, no tanto... Pero digamos que sí.

Sarah y yo llegamos rápidamente al campo de béisbol, en la entrada nos encontramos con unos impacientes Jacob, Apolo y Michael, nos han estado esperando toda la mañana y ahora nos estaban arrastrando hacia una gran hilera de asientos —apartados por Mónica —Sin siquiera saludarnos.

—¡Apúrense, ya van a terminar de calentar! —Brama Mónica mientras nos aceramos a las gradas.

Ya que, Elite es el primer juego de béisbol, vs Warriors, tuvimos que prepararnos temprano a apoyar a Noah, quien ahora se encuentra en el campo, cantando el himno y con el uniforme azul y amarillo, con unos pantalones cortos blancos.

—Oye Maddie —Sarah se desliza sobre los asientos y llega a mi lado —, esos beisbolistas en serio son ardientes, mira esos traseros —mi vista viaja a la fila de chicos de espaldas a nosotras.

—Es cierto —, otra voz llega —, muy cierto —Mónica imita el movimiento de Sarah y llega a mi otro lado —y sus piernas.

Las tres compartimos una mirada cómplice y no puedo evitar reír.

—Supongo que pasar 2 horas en cuclillas tiene sus beneficios, sobretodo para el cátcher—, comento mirando al número 46 de Elite.

¿Qué? Puedo ver traseros, eso no es ilegal.

—Y que sí… ¿Cómo es posible que mi novio tenga mas piernas y trasero que yo? ¡No es justo! —la rusa se cruza de brazos.

—Pues tienes más para disfrutar —Sarah le guiña un ojo a Mónica, quien suelta una carcajada.

—Es verdad —le doy la razón —además…

—¿Qué están haciendo?

Doy un respingo en cuanto escucho esa voz, inmediatamente entro en pánico. 

Como si las tres estuviésemos conectadas neuronalmente, en coro, soltamos —¡Nada! —, mi mirada se mantiene en los ojos avellana y siento mis mejillas calentarse, noto como Sarah desvía sus ojos a cualquier punto que no sean los chicos frente a nosotras y Mónica alterna su vista entre los jugadores y los tres chicos.

Michael, Apolo y Jacob nos miran fijamente, esperando una respuesta, a juzgar por lo que traen en sus manos, estaban comprando botanas, entre esas… ¡Chocolate!

—Estaban viendo traseros —, Apolo se cruza de brazos.

—¿Y a ti que te importa? —la voz de Sarah se vuelve más aguda de lo normal.

—Me importa más de lo que crees —Apolo llega a su lado con una sonrisa llena de seguridad y se sienta junto a ella.

¿Eso fue lo que creo que fue?

Jugando por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora