14. Amigos

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—¿En serio te dijo... —pregunta Madisson —'Te aplastare'? — enfatiza con una voz masculina, en un intento de sonar como hombre, y moviendo las manos frenéticamente.

—Sí —río.

Madisson está sentada frente a mí, en el suelo de la cancha de voleibol, con sus leggins deportivos, que se acoplan perfectamente a sus piernas, una franela gris, mangas negras en sus brazos, sus habituales rodilleras y zapatos deportivos, su cabello está atado despreocupadamente en una cola que se ha aflojado, por lo que mechones rebeldes de cabello caen por su cara, pero se apegan a ella por el sudor.

Su rostro mantiene un tenue, pero lindo rubor por el ejercicio, así como sus ojos brillantes.

Tras de terminar la práctica, sus ataques, armados y saques, estiraba y no sé como, pero ahora solo estamos hablando de lo que pasó en la semana, poniéndonos al día el uno con el otro.

Es impresionante todo lo que puedes llegar a conocer a una persona conversando con ella y prestando atención a los detalles, aún cuando hay personas que son un libro abierto, hay otras que son los contrario, como Maddie, pero siempre hay un fragmento de ellos que queda al descubierto, como ese mechón de cabello que siempre baja hasta su rozar su pómulo, y lo mucho que le molesta al quitarlo con fastidio, así como lo interesante e impredecible que puede ser con sus respuestas ingeniosas y sarcásticas dignas de Madisson Beck.

—Eso es totalmente estúpido, trató de intimidarte —ríe un poco.

—Lo sé, pero, aunque lo intente no pasará.

—Olvidaba tu arrogancia —masculla.

—Sí, bueno, como sea tenemos una especie de duelo el lunes y allí se decidirá el capitán.

—¿Duelo? —Suelta una carcajada —, eso es absurdo ¿A caso están en la edad media?

—Creo que para el entrenador sí —es mi turno de reír.

—¿Sabes a qué hora será?

—¿Por qué preguntas eso? —inquiero.

—1. Debo prepararte bien mañana —Enumera con sus dedos —2. Tal vez me aparezca por allá, solo para ver cómo te patean el trasero —se encoge de hombros divertida.

—No entiendo, ¿Me apoyarás o no?

—Sí y no —me da una sonrisita que no logro identificar.

Entrecierro los ojos y ladeo la cabeza pensando, ella quiere ir y sé que es por mí, pero luego dice que es para presenciar si pierdo —. No te lo diré entonces, somos amigos, no entiendo como quieres ver que...

Ella se tensa ante la palabra amigos y su mirada es desviada a otro punto —tú y yo no somos amigos, ya me tengo que ir —, se levanta rápidamente y entre zancadas busca sus cosas.

Quedo un poco descolocado por su movimiento, pero me levanto rápidamente y la intersecto antes de que se vaya, quedando justo frente a ella.

—¿Por qué dices eso?

Un pesado silencio se prolonga en el gimnasio.

Su mirada se fija en mi pecho evitando cualquier contacto visual, su ceño esta fruncido y su respiración es pesada, puedo notar como traga saliva con dificultad, tomo su barbilla en mi mano y la obligo a mirarme, se deja y me mira fijamente, luce... ¿Herida?

¿Que no me quieres decir Madisson?

No lo sé, me confunde, pero luego y sin darme cuenta sale de prisa del gimnasio, dejando sus cosas y cortando el momento.

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