9. Sacúdete

578 34 2
                                    

Madisson

Cansancio...

Una palabra que persigue a todo atleta, un juego es una lucha con tu adversario y contra el cansancio que se incrementa en tí, porque las batallas son externas, pero también internas, para eso se estrena, se hace preparación física, y todos esos molestos ejercicios que en algún momento llegamos a odiar, pero son para obtener resistencia y poder luchar contra el cansancio, con el temblor en tus piernas, el dolor en tus brazos o tu falta de oxígeno, que se hace presente en tu agitada respiración.

Cada práctica tiene una razón, cada ejercicio un beneficio y cada método un propósito, aún cuando no lo vemos, es necesario ese cansancio, porque una vez que lo superas y cumples con tu meta, la satisfacción y realización que sientes es mucho mayor.

En cada entrenamiento es normal sentirlo, sea el deporte que sea, pero en este momento, entrenando con Michael, es diferente, el cansancio no se siente tan fuerte, a pesar de que es creativo con los ejercicios, de alguna forma el transmite seguridad y eso me reconforta, me ayuda a seguir y a ignorar la fatiga.

Pero debo admitir, que también lo he estado disfrazando un poco, por alguna razón me siento más nerviosa, como si tuviera que demostrarle algo, y no quiero lucir débil, por lo que me veo en la necesidad de ser más fuerte.

—Muy bien, toma agua, da unas vueltas y vuelve aquí —dice con ese tono autoritario que no ha dejado en toda la tarde.

—Suenas como mi entrenador —no puedo evitar reír.

—Se supone que lo soy —, sonríe abiertamente levantando sus cejas —. Pero tranquila, mañana te puedes vengar de mí en la piscina.

—Eso suena justo.

Tomo un poco del agua que traje conmigo en mi botella mientras me siento en uno de los bancos de la cancha, y no puedo evitar mirarlo, está voleando mientras se acerca a la red, se posiciona en la línea zaguero arma para sí mismo y ataca fuertemente al puesto 5, me gustaría poder burlarme por haberlo hecho mal, pero es todo lo contrario, ataco muy bien.

—Así que no mentías cuando dijiste que sabias —señalo.

—Primero no miento —sube su dedo índice y enarca una ceja —, y segundo, pequeño, mama me obligaba a jugar cualquier cosa en la escuela, por eso crecí como una especie de "multi-atleta" — hace comillas con los dedos y ríe para sí mismo.

—Entonces... ¿Juegas cualquier cosa? —no puedo evitar preguntar, eso me impresiona.

El solo asiente con sus hoyuelos presentes por la sonrisa de boca cerrada que mantiene en su rostro.

—Eso es impresionante, pero... ¿por qué te quedaste con natación? —interrogo.

—Amo nadar... Desde pequeño tengo un vínculo con el agua que no tuve con ningún otro deporte —es lindo ver como sus ojos brillan hablando sobre el agua, nunca pensé que alguien pudiera tener tanta pasión, pero Michael supera mis expectativas.

Concéntrate Madisson.

Parece salir de su trance y me mira.

—Bien, ven aquí —me aproximo —, ayer investigue un poco, sabes dar los pasos y tienes buen toque, pero fallas en una cosa.

Eso me extraña —¿En qué?

—En tu seguridad, debes tenerte confianza y sobretodo disfrutar lo que haces, suéltate —eso es cierto, todos los entrenadores me lo han dicho y no es que lo pueda negar de todos modos, aparentemente, juego como un robot.

—Relaja tu cuerpo, suelta tus hombros y sacúdelos.

—¿Qué? —pregunto incrédula.

—Así —suelta el balón que tenía en sus manos y comienza a sacudirse graciosamente, sus hombros se alternan y su cadera se mueve de lado a lado, mantiene sus ojos cerrados y frunce sus labios para evitar reír.

Jugando por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora