15. Manual de mejor amiga

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Sarah

—¿Madisson? —Pregunto en voz alta mientras la busco con la mirada.

Sigo adentrándome, y finalmente la encuentro. Está sentada en el sueño, con sus piernas recogidas, sus brazos rodeándolas y su cabeza entre ellas.

Suspiro en alivio —, Maddie.

Lentamente levanta su rostro, hasta encontrarse con mis ojos, pero su mirada esta perdida, vacía, su ceño esta totalmente fruncido y su rostro se mantiene con un ligero rubor.

Al mirarme ya sé lo que sucedió, siempre se me ha echo fácil saber lo que sucede por la expresividad de sus ojos. Es un libro abierto y por suerte yo ya tengo el manual de mejor amiga.

—Maddie, estás bien —, me arrodillo frente a ella y la rodeo con los brazos firmemente, rápidamente me corresponde y puedo sentir su acelerado corazón —, vamos a la cabaña —, susurro en su oído.

Débilmente asiente, tomo sus manos y la levanto para salir de esa esquina entre el campo de béisbol y la cancha de tenis, solía esconderse allí cuando se sentía mal, solo para evitar el mundo, por lo que cuando Michael me dijo lo que pasó, supe inmediatamente que estaba allí.

Recuerdo cuando nos conocimos, en el colegio, teníamos 8 y ambas congeniamos rápidamente, solía ser una pequeña muy alegre y tierna, pero eso cambio cuando llego Brandon a su vida y la desorientó totalmente, cambio en cuestión de semanas y me sorprendió como mi mejor amiga se transformó, como pasaba días sin ir a la escuela, como sus prioridades se revirtieron y lo aislada que llego a ser.

Descubrí que estaba saliendo con ese hombre de casi 5 años mayor que ella y con un aspecto que denotaba peligro, sin embargo, no la culpé de lo que paso, ella no lo eligió así, es cierto, se involucró con alguien que no debía, pero según su psicólogo se debe a que intento buscar una figura masculina como su padre, por lo que idealizo a ese hombre en cuanto lo vió.

Cuando por fin se separaron y puedo ir retomando su vida, quedó con ciertas palabras detonantes, que la recuerdan a Brandon, amigos, es una de ellas, claro, ambas nos decimos amigas, pero es diferente conmigo.

Cuando llegamos a la cabaña, directamente se adentra en el baño y yo la espero en el escritorio, la escuché llorar en el baño, se desahogó sola, y debe hacerlo para luchar sus batallas por sí misma. Salió, ya vestida y tranquila.

—¿Quieres hablar de lo que paso? —Pregunto, ella siempre lo habla, pero le cuesta un poco.

—Yo… —masculla —, no lo sé —me mira.

—Si lo sabes.

Suspira —Michael… Tenemos un trato o algo así para entrenar los fines de semana, hoy fue voleibol y luego de la practica hablábamos, y me dijo que… —se corta abruptamente.

—Que son amigos, lo sé —me acerco a ella y la abrazo de lado.

—¿Cómo?

—El vino aquí, a buscarte, me dijo lo que paso y dejo tus cosas por allí.

Suspira —me sentí ahogada de repente —susurra —me recordó a él, mi respiración se me corto y tuve un nudo en mi garganta —, hace una pausa y luego continua —, me sentí terrible y solo pude escapar de allí, no sé por qué, pero lo ví como ese hombre y me aterré.

—Lo sé, pero Michael no es como él, en serio se preocupó por ti —ella me mira con los parpados caídos y yo asiento —, imagino cómo te sientes, pero eso fue solo una pequeña decaída, debes seguir adelante, terminar de una vez por todas con esto y dejarte llevar con Michael.

—¿A qué te refieres?

—Sé que te gusta.

—Eso no es cierto —, se cruza de brazos.

Al menos ya volvió a su tono normal.

Entrecierro los ojos, mirándola, debe admitirlo —, esta bien, creo que sí —sube sus manos en señal de rendición y suspira.

Esbozo mi mejor sonrisa —, eso es genial, ¡Al fin!

—¡Ey! —golpea mi brazo y me mira seriamente.

—Bien, lo siento, lo siento —reímos —, pero al fin admites que alguien te gusta, aun así, lo sabía, pero tenías que decírmelo.

—Sí, supongo, es que él ha sido muy tierno y un caballero, nunca me había sentido tan en confianza —dice pensativa.

—Lo sé, además, tus miradas son algo evidentes y como caminaste hacia él hace días —río ante el recuerdo, ella se embelesó viéndolo y se dirigía a donde estaba —, debes hablar con él.

—Lo sé —deja salir una bocanada de aire —pero necesito arreglar mi cabeza primero, todo se revolvió.

—Está bien, iré a cenar, te traigo el tuyo luego.

Salgo de allí y cumplo mi promesa, llevo su comida y cenamos juntas en la cabaña.

...

Under my umbrella, ella, ella, eh
You can stand under my umbrella, ella, ella, eh
Under my umbrella, ella, ella, eh, eh, eh, eh, eh, eh.

It's raining
Oh, baby, it's raining
You can always come here to me
Come here to me

Maddie me mira al terminar la canción, no puedo evitar fruncir mis labios, conteniendo la risa, pero eso era lo necesario para estallar en carcajadas.

Es ese tipo de momento en el que, al ver a tu mejor amiga, existe algo que las hace reírse y disfrutar el momento, esa conexión de amigas que se fortalece, allí sabes apreciar realmente una amistad.

—Mi estómago duele —, pone su mano en su abdomen y calma sus risas, yo también lo hago.

—Ya es hora de dormir.

—Es cierto —, un bostezo se le escapa —, gracias Sarah —me mira con una geniuna sonrisa.

—No tienes que agradecer nada Maddie... Ya duérmete.

—Esta bien —, se acomoda en su cama y en cuestión de segundos cae rendida.

Me muevo hasta llegar a la mía haciendo el mayor silencio posible, una vez allí, sé que tengo que notificar a otra persona.

Yo: Recaída.

Pocos segundos después, el sonido de la notificación.

Jacob: ¿En serio?

Jacob: ¿Cómo está?

Yo: Ya está bien, fué leve.

Jacob: ¿Por qué no me avisaste?

Yo: Que ya está bien tonto.

Jacob: De acuerdo ¿Pero por qué fué?

Yo: Mejor te lo digo después, en persona.

Jacob: Bueno, pero sabes que igual debes decirme, también es mi amiga.

Yo: Lo tendré en cuenta.

Jacob: ¿Puedo pasar mañana?

Yo: Sí.

Dejo el celular a un lado y busco el monje que vendió su ferrari, pero al cabo de unos segundos leyendo, caigo dormida.

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