1. Bienvenido a Elite

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¡RIIIIIIING!

Resuena la alarma de mi celular por toda mi habitación, despertándome sobresaltado, nunca pongo alarmas, pero no puedo evitar sonreír al recordar su motivo…

Elite, el mejor campamento para atletas en todo el país, parece ayer cuando le estaba comentando a mis padres las ganas que tengo de ir… Estaba mostrándole el folleto del campamento, comentándole sobre todos los beneficios, que traería para mí y mi deporte, la natación.

Amo nadar, desde pequeño me encanta dejarme llevar por el agua, por lo que cuando cumplí 5, papá me llevo a mi primera practica y desde ahí, tengo una especie de vínculo con el agua, he participado en muchos campeonatos, representando a Toronto y a la escuela, y soy preselección nacional de Canadá, espero poder asistir próximamente a los juegos olímpicos, pero debo seguir trabajando en mis marcas, por lo que asistir a Elite me ayudara.

Cada noche soñé con esas perfectas instalaciones, con los entrenadores más destacados, dándome correcciones, con esa increíble cafetería con todo tipo de comida, seleccionada por los mejores nutricionistas, con las cabañas de hospedaje, alrededor de todo el complejo deportivo y con llevar con orgullo el logo de Elite.

No fue nada fácil lograr ser aceptado, llevó meses y un gran número de pasos que cumplir, para formalizar la inscripción, por no mencionar, el trabajo que tuve que mantener cada noche, luego de la escuela y el esfuerzo de mis padres para poder pagarlo, además, de todos los procesos administrativos, por suerte mis marcas me ayudaron a entrar sin más problemas.

Hoy ha llegado el día, al fin me iré por tres meses al campamento de mis sueños, extrañare a mamá, papá y a mi hermana menor Sofía, pero mi emoción, me hace olvidar de eso en estos momentos.

Me levanto de mi cama y como un torpedo me doy un baño, por suerte ya tengo mis maletas hechas y puedo darme el lujo de desayunar tranquilamente con mi familia, no es que no lo haga, es solo que no tengo tanto tiempo como para desayunar calmadamente, ese es el precio de ser estudiante de preparatoria, nadador y tener que cumplir con más actividades extracurriculares, no me quejo es solo, que es agotador.

—¡Buenos días familia! —Entro en la cocina con una sonrisa inconsciente, donde están los tres sentados con una bandeja de panqueques y jugo en medio de la mesa.

—Buenos días amor —contesta mi madre, levantándose para besarme y revolver mi cabello

—Buen día —mi padre, por su parte sentado en la punta de la mesa –—¿Cómo te preparas para el campamento?

—Bien, aunque un poco nervioso —y con un poco me refiero a mucho, me siento y procedo a comer de las maravillas que prepara mama.

—Yo también quiero ir —añade Sofí con una mueca.

Con tan solo 10 años, ya es una jugadora destacada de tenis.

—Cuando seas mayor iras cariño, sabes que debes esperar y mejorar para ser aceptada —Anima mi madre con una dulce sonrisa.

—Sí, lo sé —responde la pequeña dejando salir un suspiro —, es solo que ya quiero ser grande y hacer algo más, que solo golpear las pelotas que lanza mi profesor.

—Todo a su tiempo, Sofí —contesta mi padre.

Comemos los geniales panqueques, mientras conversamos un poco acerca de la compañía y como están saliendo las cosas en la escuela, mis padres a pesar de ser empresarios, siempre están con nosotros y nos apoyan en todas nuestras actividades extra.

—Hijo, ya es hora de irnos —habla mi papá, viendo la hora en su reloj.

—Está bien —, con eso termino mi desayuno, levanto mi plato y me dirijo a mi habitación para bajar mis maletas

Jugando por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora