40. Dos palabras

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Michael

Culpa...

Impotencia...

Rabia...

No podría describir lo que siento.

Lo sé, fuí un idiota, tal vez lo merezco.

Pero de algo estoy seguro ahora, el sentimiento de culpabilidad te presiona el pecho y corta la respiración fuertemente, lo confirmé en cuanto ví a Maddie con lágrimas en sus mejillas y las manos temblorosas, alejarse de mí en el estacionamiento, eso me rompió en más de mil pedazos, podría ver a cualquiera llorando, pero a ella no. Y luego con el gancho que me atestó Jacob por su amiga una vez esta salió de la sala, se volvió más fuerte, todo lo que sentía se acentuó, después de todo, supongo que me lo merecía, por guardarme algo así y ser un completo cobarde.

Pero nunca me había dolido tanto que, por dos minutos de un arrebato hormonal, en una maniobra que me sorprendió al quedarme encerrado con Natalia y ser atacado por ella —, bien no digamos que fué un ataque, también lo continué, yo no fuí lo suficientemente hombre— cuyas palabras se repiten en mi mente.

Michael tu… —masculla con la mirada baja.

—Natalia en serio, no quise jugar con tus sentimientos y mucho menos hacerte sentir mal, eres una gran amiga y eso lo aprecio —, hablo con total honestidad —pero no eres la chica a la que quiero.

—Pero —, su ceño se frunce y alza su mirada, decepción y tristeza clara en sus ojos —, no me vengas a decir que no lo quisiste tanto como yo.

—Lo que paso fue un error, un momento fugaz, solo eso, y no quiero que te atormentes, mereces a alguien que te quiera totalmente Nat, que lo de todo por ti, pero, yo no soy ese alguien..

Sus fosas nasales se abren y cierran, su tristeza fue remplazada por cólera —, de acuerdo, no me mereces, pero esto no terminara así.

Perdiera a Madisson, la lastimara y pasara frente a mí con la cabeza baja y sin poder mirarme, ella nunca baja la cabeza ante nadie, su orgullo es muy alto como para hacer eso, y eso solo me hace sentir peor.

Noah pone su mano en mi hombro y me dedica una mirada triste —, ya hablaran hermano, recuerda que eso no tuvo que ver con ella, por cruel que suene, lo entenderá.

Simplemente asiento con la cabeza.

Bajo a Sofí, quien se queda mirando el morado en mi mandíbula —, larga historia pequeña.

Ella se encoje de hombros y sus ojitos se alegran al ver detrás de mí, allí es cuando siento dos ligeros toques en mi hombro, giro y mis pensamientos se esfuman por la persona que me mira justo ahora.

Noah toma a mi hermanita —, Michael iremos a sentarnos — y se pierden entre la gente.

—Maddie —, suspiro en alivio —¿Podemos hablar?

Ella solo asiente y nos alejamos envueltos en un incómodo silencio hacia uno de los bancos cercanos a la cancha.

Soy el primero en hablar —, puedo explicarte todo, yo…

—No —, me corta firmemente y vuelve sus ojos a los míos, solo veo desición en ellos —, solo dime una cosa…

—De acuerdo.

—¿Cuándo fue?

—Fue en la fiesta, sí —suspiro —pero fue antes de buscar tus zapatos, de bailar toda la noche, de comer esos sándwiches, de reír por estupideces —una sonrisa se escapa de mis labios al recordarlo—, y de encontrarte en la fuente —, su ceño fruncido se relaja y sus hinchados ojos se abren más —, antes de que me hablaras de ti y de decirte lo que realmente siento — Hablo con total sinceridad, eso solo fue un arrebato que no debió suceder, pero que paró en su momento.

Ella abre sus labios dudosa y los vuelve a cerrar, continúa Michael.

—Hay una razón por la que me detuve Maddie —, su ceño se frunce ligeramente en espera —en ese momento, tu viniste a mi mente, tu risa, tus ojitos, tú, y supe que debía ir a buscarte, porque ese beso solo me confirmo lo que sentía y siento por ti.

Sus comisuras se alzan ligeramente y sus ojos brillan por lo que creo que son atisbos de lágrimas —, Michael, no debí sacar conclusiones sin saber yo…

—No —, la interrumpo —yo no debí ocultártelo, aunque fué antes de ti, tenías derecho a saberlo.

El alivio llena mi cuerpo y el nudo desaparece cuando una honesta sonrisa de boca cerrada aparece en su rostro y ladea ligeramente la cabeza profundizando el contacto visual.

—Tengo que admitir que no fue fácil digerirlo y aún lo tengo en la mente Michael... —pronuncia mientras juega con sus dedos en su regazo —, eso... Eso me lastimó y no me será sencillo volver a lo nuestro así como así.

—Lo sé Maddie, y lo siento, de verdad, simplemente no tuve el valor de decírtelo, pero ¿Qué quieres decir con eso?

Ella traga saliva visiblemente.

—Quiero que sepas que no todo será como lo dejamos, tengo que sanar esa espina que quedó allí... —hace una ligera pausa y mis nervios aumentan —, no quiero decir que no estaremos juntos, pero si necesito unos días para volver a confiar.

—¿Quieres estar sola? —es lo que puedo preguntar.

—Quiero tu compañia Michael, tu presencia porque se ha vuelto todo para mí... Pero también necesito que me entiendas unos días ¿De acuerdo?

—De acuerdo, haré todo lo que necesites —tomo su mano entre las mías y dejo un suave beso en ellas.

—Si vamos a hacer esto… —Sus palabras son dudosas y el tono algo bajo —, quiero que seas parte de mi vida, y yo de la tuya…

—Con confianza y sin secretos —, termino por ella, ya había escuchado esa frase de su parte —, por supuesto Maddie.

Sus ojos ligeramente hinchados se iluminan, lleva una de sus manos a mi mandíbula lastimada, pasa su pulgar tiernamente por ella, mientras me mira con intensidad.

Llevo mi mano a su cabello suelto, ligeramente ondulado y suave, paso ese mechón que siempre está en su rostro detrás de su oreja, mientras cierra sus ojos y llevo mi mano a la unión de su cuello y mandíbula.

Me acerco un poco, sus labios se entreabren mientras continúa acercándose a mí lento y constantemente, frente a frente, uno mis labios calmada y tiernamente.

Un poco de pasta dental y dulce, un sabor dulce llega a mí mientras siento sus suaves labios contra los míos.

Ella corresponde el beso y lo profundiza mientras juega con mi cabello y ladea la cabeza.

Tras quedarme sin aire me separo de ella pero no quiero alejarme, ella tampoco, lo sé en cuanto mantiene su frente junto a la mía, y su mano acaricia mi mejilla suavemente, aún con los ojos cerrados, no puedo evitar pensar en esas palabras, esas dos palabras... Siempre me ha parecido un término sobrevalorado, a veces ni siquiera significa tanto, e incluso desprestigiado por las mismas personas, al decirlo sin verdaderamente sentirlo, sin saber todo lo que acarrea, porque más allá de querer, es algo indescriptible, y sí, acabo de decir que es sobrevalorado, pero ahora sé que a veces es necesario que llegue una persona que haga que tu mundo gire 180° y con él tu pensamiento, que no sepas como, cuando o porqué sientes eso por él o ella, aquel que te demuestre lo lindo que pueden ser los sentimientos sinceros, esa persona que le de sentido a esas dos palabras...

Nunca lo he pronunciado a alguien por fuera de mi familia, y han sido pocas las veces que lo he dicho, tal vez sueñe inútil, pero lo veo así, sin embargo, junto a Madisson, cada parte de mí lo grita, siento la necesidad de decirle que...

Te amo—, se escapa de mis labios en un susurro apenas audible y que espero no haya escuchado.

Una sonrisa se dibuja en sus labios y sus ojos se abren dejándome admirar esos iris coloridos con un singular brillo —. También te amo Michael.

Sin poder evitarlo, me levanto y la arrastro conmigo, rodeo su cuerpo con mis brazos al tiempo que ella entierra su rostro en la unión de mi cuello y hombros, beso su cabello y aspiro su tranquilizadora fragancia a la que podría volverme adicto.

Definitivamente la amo.

Jugando por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora