26. La fiesta I

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Michael

Las personas comenzaron a llegar antes de lo que esperaba, poco a poco la casa se fue llenando, con personas que apenas si había visto en Elite.

Mientras paso entra la masa de gente en el salón, que se ha convertido en una especie de bar, unos brazos saltan sobre mí y me envuelven en un abrazo, que me toma por completo desprevenido, un fuerte aroma a perfume femenino llega a mis fosas nasales y, al soltarme, el rostro de Natalia aparece en mi campo de visión.

—¡Michael! Te ves genial —su voz suena sobre la música —¡Feliz cumpleaños!

—Gracias Nat —, le sonrío honestamente — y gracias por venir.

—Oh, no me lo perdería bobo —palmea mi hombro.

Allí me percato de lo bien que se ve, unos shorts amarillos se adhieren a sus muslos y una blusa de tiros blanca cubre su torso, su melena rubia está suelta y cae a lados de su rostro, mi amiga luce muy bien.

—¿Preparado para hoy? —Pregunta animadamente.

—Y que sí.

Ella ríe y, contagiado, la imito, una de sus amigas, que por lo que sé se llama Lana, llama a su nombre y tras excusarse, se aleja, sin antes decir —te veo luego cumpleañero.

Luego de recibir a todos entro nuevamente a mi habitación para buscar mi teléfono.

Yo: Oye, en serio quisiera verte en… —Borrar.

Yo: Maddie, ¿Vienes? —Borrar.

Tras escribir unos 5 mensaje y arrepentirme rápidamente de todos ellos, salgo y comienzo a caminar entre la gente, todos me felicitan, algunos me abrazan, mientras otros chocan las palmas conmigo.

Fuera de las cosas buenas de cumplir años, siempre están las malas, como no saber qué hacer cuando alguien te felicita, más que decir gracias y uno que otro comentario de complemento, como esas llamadas de familiares en las que solo te dice feliz cumpleanos ¿Que te han regalado?, nunca sé que más decir cuando las preguntas comunes se acaban, ciertamente es incómodo.

Pero en cuanto mis ojos enfocan esos iris de diversos colores, todo desvanece, la música de repente se escucha lejana y mi respiración se entrecorta cuando mis comisuras amenazan con curvarse, mientras mi vista viaja por su cuerpo.

Se ve hermosa, ese vestido rojo le queda muy bien, increíble, nunca pensé que alguien pudiera llegar a verse así, su maquillaje es ligero pero notorio y favorecedor a cada una de sus facciones,
y su cabello azabache esta suelto, como nunca antes, pero más allá de eso, lo que me sorprende es lo que transmite, seguridad, sensualidad, ternura y paz, ¿Cómo puede ser tantas cosas a la vez? No tengo ni la menor idea, en una combinación que me deja sin aliento.

Hay algo más en Maddie que hace que se me acelere el corazón solo con verla, mi cuerpo reacciona antes que mi mente con su presencia, y no pienso con claridad.

Me acerco a ella pasando entre la gente y una vez que estoy en frente, me sorprendo aún más, por sus labios completamente rojos y esos ojos que brillan intensamente —¡Hola! —exclamo intentando sonar por encima de la música —no sabes cuánto me alegra que estés aquí.

Y cuando pienso que no puedo sorprenderme aún más, me toma por completo desprevenido, cuando me envuelve en un abrazo, me tenso, pero luego se lo correspondo envolviéndola entre mis brazos, el tenerla junto a mí nunca se había sentido tan bien, ella mantiene su mejilla contra la mía, casi estamos de la misma estatura y susurra tierna y seductoramente —Feliz cumpleaños Michael.

Una sonrisa se me escapa, cuando deposita un beso en mi mejilla y me mira con ambas comisuras alzadas ligeramente —gracias Maddie —Tomo su mano y la llevo conmigo entre la masa de gente.

Siento la necesidad de atenderla, después de todo es mi única invitada.

—¿Qué quieres, beber o comer?

—No lo sé, sorpréndeme… —piensa y añade —Pero preferiblemente sin alcohol por favor.

—Por supuesto —tomo dos cocteles que preparo el bar tender y le ofrezco uno, están suaves, pero adecuados.

—Gracias —toma el vaso y me ofrece una sonrisa, yo solo asiento.

Pasamos hacia donde están sus amigas y Noah junto con Mónica, esos dos lucen muy cariñosos entre ellos, traen algo entre manos. Sarah toma su teléfono y nos grita.

—¡Foto!

Ambos asentimos y paso mi brazo por los hombros de Maddie, quien no se inmuta, en lugar de eso, se acomoda y sonríe a la cámara, hago lo mismo y el flash nos ciega por unos segundos.

Sarah, Noah y Mónica se levantan, nos toman y arrastran hacia el centro de la gente.

Noto como Sarah le susurra algo a Madisson, quien se sorprende y abre sus ojos como platos.

Eso me hace reír, pero continuo mi camino, enseguida Noah y Mónica bailan juntos, mientras Sarah y Madisson se mueven al ritmo de la ahora puesta canción de Dua Lipa.

If you don't wanna see me dancing with somebody

If you wanna believe that anything could stop me

Don't show up, don't come out

Don't start caring about me now

Walk away, you know how

Don't start caring about me now

Ellas ríen mientras bailan, incluso hacen movimientos como de pasarela.

No puedo dejar de mirarla, tanto así, que llego a divisar tres lunares que se extienden por su clavícula y se me antojan muy sexys, que me hacen preguntarme ¿Como se sentiría tocarlos? ¿Que se sentirían bajo mis labios?

Muy bien Michael, ya te estas volviendo loco.

Ok, sí, creo que fué mucho.

Pero hay algo más, una cicatriz en su brazo, casi en el hombro, que no había notado antes, ha de ser de unos 5 centímetros.

¿Eso será...?

—¡Feliz cumpleaños capitán! —doy un respingo ante el grito de alguien.

Me giro sobre mis talones y Apolo aparecer frente a mí, una sonrisa de oreja a oreja en su rostro y sus brazos extendidos en mi dirección.

—Gracias —río mientras me da un abrazo y me ofrece una pequeña caja—No tenías que…

—Está bien, ábrelo luego —me interrumpe y cuando veo por encima de su hombro vienen Lucas y Carlos hacia nosotros.

—Hola cumpleañero —Saluda Carlos.

—¡Felicidades! —Exclama Lucas

Ambos me abrazan y en cuanto termina la canción, nos movemos a un rincón con tacos para sentarse.

Hablamos durante un rato y bebemos unos cocteles que la Sra. Gina trajo para nosotros.

—¿También se quedarán aquí? —Pregunta Apolo.

—Supongo que Michael seguro —habla Carlos — , yo sí.

—Yo igual —exclama Lucas, se ve algo mareado, creo que estuvo bebiendo que algo que el mismo trajo.

Pero la noche apenas comienza. 

Jugando por Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora