Michael
Pasión…
Ese sentimiento de profundo amor es lo que nos mueve, esas ganas de hacer lo que amamos nos motiva tanto que podemos apasionarnos con cualquier cosas, y pueden llegar a ser tan diferentes que impresionan, pero al fin y al cabo, esa pasión te llena internamente. En el caso de un deportista, una de sus grandes pasiones es su disciplina.
Cada atleta lidia con su amor de diferentes formas, algunos entrenan sin descanso para mejorar cada día, otros son desinteresados, pero en el momento de poner en práctica lo que saben se dejan llevar y disfrutan, yo me considero una mezcla, soy un intermedio entre ambas categorías, a veces más desinterés que desenfreno, o eso creía…
—Michael —brama Madisson acercándose al borde de la piscina para hablar conmigo —. Eres un nadador genial, eres explosivo y resistente, pero te adelantas a las cosas —suspira —disfruta cada brazada y concéntrate en el momento.
Entrecierro los ojos, cuestionando sus palabras, llevamos horas en la piscina, ella me ha indicado que hacer y yo la he seguido, pero no me había mandado nada como eso, se ve linda cuando es mandona, incluso he notado como sus ojos se oscurecen ligeramente cuando la molesto, tiene sus shorts cortos azules y un traje de natación debajo, va descalza y con el pelo suelto y sostiene el silbato con el que me ha indicado las salidas.
—Hey, no divagues —brama con una ceja enarcada —. Estas haciendo buenos tiempos si es lo que te preocupa, has dos piscinas más, pero esta vez relájate, siente la vibración del agua, siente como introduces tu mano en la piscina y respira calmadamente.
—¿Y eso es para? —Pregunto sarcásticamente. He dado más de 50 piscinas, no estoy cansado ni mucho menos me molesta, pero esto ya es repetitivo.
—Solo hazlo, pero con la condición —, ordena moviendo las manos frenéticamente —Sal de allí, ve a la plataforma 5 y da dos piscinas, yo tomare el tiempo, pero este no será de carrera ¿Ok?
—Está bien —salgo de la piscina y la rodeo completamente hasta llegar a la plataforma que me indicó, me preparo y suena el silbato.
Me dejaré llevar, ella lo dijo, emerjo a la superficie pasando casi la mitad de la piscina y comienzo, doy una brazada tras otra calmadamente, tomo aire sobre mi brazo y continúo, casi puedo escuchar un alboroto fuera, como cuando estaba aprendiendo, esos sonidos siempre se reproducen y me hacen sobresaltarme y acelerar el ritmo inconscientemente.
Escucho un silbato, es ella, me indica que me mantenga en calma y baje, es cierto, estamos solos, así que esos sonidos solo fueron de mi imaginación, llego al final, giro y me impulso de la pared con los pies saliendo disparado en dirección contraria.
Tomo aire y continúo, lo estoy disfrutando, a pesar de que batallo con mi imaginación que me hace sentir como en una gran competencia y me exalta, tal vez a eso se refiere Maddie, debo dejarme llevar y pasar esos momentos de estrés, pequeño nadaba en la piscina municipal, siempre había mucha gente y gritos, lo que en lugar de acostumbrarme me exaltaba, creo por eso me preocupo tanto por mi velocidad.
Llego al final y sacó la cabeza del agua, al tiempo que me quito los lentes y el gorro.
Veo a Maddie, está sentada en la plataforma, de piernas cruzadas con una mano en el taco, ella me mira intensamente y dice — ¿Ves? —Muestra un cronometro que marca 1’24’’, ese es un muy buen tiempo —Y lo mejor de todo es que tu técnica fue perfecta, brazada tras brazada, pocas respiraciones e impulso perfecto al entrar al agua y a los 50m —, puedo notar sus comisuras ligeramente alzadas, está orgullosa, sabe que ese fue un buen trabajo y que fué gracias a ella.—Gracias —digo honestamente.
—Como dijo el entrenador ayer, no hay de qué —se encoge de hombros —Si te escuchaste bien, hace unas horas dijiste que debo calmarme y disfrutar lo que hago —se me acerca —, tú también debes hacerlo… A diferencia de mí, eres seguro, pero te asaras porque te sientes vulnerable, relájate y vívelo.
Eso fue algo inteligente y reflexivo —que observadora es entrenadora —, comento divertido —pero supongo que es cierto —. Salgo del agua y ella se levanta, estamos frente a frente y no puedo dejar de mirarla, pero no debo ser atrevido o intentar algo.
Michael no hagas nada de lo que te arrepientas.
Ella busca sus cosas y camina hacia la salida, pero no puedo desviar mi vista, siento como si fuese un imán y yo un pequeño pedazo de metal, Madisson parece notarlo, se voltea —aséate, come y descansa —habla con una voz mandona —. Buenas noches.
Eso me hace sonreír, debo hacer lo que dice, pero antes pregunto con un puchero —, hasta ¿Mañana?
Me mira aprieta sus labios y dice —Hasta pronto.
Con eso se aleja y desaparece, pero su imagen permanece en mi cabeza, ella vio lo que nadie más, notó mi descontro, eso estuvo haciendo en todas esas piscinas, y me ayudo a dejarlo en unos 100 metros.
...
—Entonces… Madisson y tú se verán los fines de semana, solos, para ¿Entrenar? —pretunta incrédulo.
—Exactamente —respondo.
—Eso es estúpido y a la vez ingenioso —me apunta con el pan en sus manos —con eso te acercaras a ella y…
— ¿Y? —pregunto ante su corte repentino.
—Ella… ¿Te gusta? —se acerca más a través de la mesa, para evitar ser escuchados por las personas de otras mesas.
Suspiro —Creo que es más que eso, he visto más de ella que cualquier otra persona, creo que se abrió conmigo, hemos hablado mucho y no se molesta en aislarse en su frialdad, yo me siento a gusto con ella y más cómodo que con cualquier otra chica, creo que nunca me había sentido así…
—Wow, ella en serio te gusta —comenta Noah riendo, mientras se levanta del banco para salir de la cafetería.
Solo puedo asentir ante su afirmación, no lo había pensado, pero es cierto.
Creo que todos esos enfócate, que me repetí a mí mismo en la piscina y en el gimnasio, no sirvieron de mucho, este interés apareció desde el primer día, y no ha dejado de crecer.
—Está bien hombre, creo que Madisson no esta tan mal para ti —replica —, pero sí que fue rápido —ríe.
Terminamos la cena y vamos a la cabaña.
—Y la chica con que hablaste el viernes...¿Quién es? —Pregunto mientras caminamos.—Una tenista, se llama Mónica... Es muy dulce e interesante —se pierde en sus pensamientos.
—Con que el único interesado no soy yo ¿Eh? —digo.
El ríe —Pues sí, supongo que me gusta, tenis y béisbol quedan prácticamente juntos, el otro día lanzaron una pelota y el entrenador me mandó a llevarla, fue ella, hablamos un rato y creo que el interés fue mutuo, nos enviamos mensajes algunos mensajes y… Es increíble.
—Y yo que pensé que serias un fiestero sin compromiso —juego y choco su hombro.
—Debes conocerme más, pero sí, lo era, hace un tiempo arruine la relación con mi padre por mi comportamiento y lo he dejado, llevo meses sin probar alcohol y años sin saber de drogas… —, se mantiene cabizbajo y con el ceño fruncido por unos segundos, pero parece salir de su trance al mirarme y dejar salir una pequeña sonrisa—. Ya estamos mejor, y me ha dado permiso para salir otra vez, pero con ciertas condiciones, él es lo único que tengo y no puedo decepcionarlo.
—No sabía, lo siento —hablo algo apenado, no debí sacar esas conclusiones, claramente la pasó mal.
—Está bien, le hable de mi nuevo compañero y lo quiere conocer la semana que viene —golpea mi hombro.
—Eso suena raro —río sin poder evitar una mueca.
—Sí, pero eres uno de los pocos amigos que he hecho en el campamento y para mi padre las relaciones son importantes.
—Pero ¿Y toda la gente que conoces? —Pregunto, recordando a todos los que me ha presentado.
—La mayoría son solo conocidos, otros compañeros y los chicos y tú son mis amigos —puedo notar la sinceridad en su voz.
Entramos en la cabaña en silencio, siento que Noah me ha dejado conocer más de él y lo agradezco, al salir del baño, en mi ropa de dormir y al terminar de cepillarme, le digo —Tú también eres mi amigo, buenas noches Noah.
—Buenas noches Michael —susurra.
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Jugando por Amor
Teen FictionElla... Voleibol, disciplina y frialdad. Él... Natación, pasión y empatía. Un campamento de verano para atletas con miras hacia el éxito y las relaciones, en un mundo contaminado y a la vez emocionante, ellos encontrarán a alguien para retarse, supe...