Epílogo

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6 años después…

Atleta.

Seis letras, significativas, inspiradoras y orgullosas sin duda alguna, a simple vista, un deportista es aquella persona que práctica o juega una disciplina, sin embargo, es mucho más que eso.

Un atleta, es quien tiene corazón de oro, es quien que da todo por el todo en una cancha, campo, piscina o gimnasio, quien que a pesar de las circunstancias lleva su deporte en el corazón...

Un deportista, se caracteriza por ser atlético, físicamente desarrollado y mentalmente estable, no obstante, implica mucho más, te caracterizas por tu actitud dentro y fuera de la cancha, por tus valores y principios, respeto, superación, humildad, responsabilidad y compañerismo, por la pasión y el amor con que te desenvuelves en tu campo.

Sin embargo, ser un jugador requiere de muchas cosas... Tiempo, mientras las demás personas salen a fiestas o reuniones, Tu trabajas duro para aumentar tu técnica, fuerza, velocidad, coordinación, agilidad, tiros, etc...

Sacrificios...
·        Sacrificar tus objetivos personales por los de tu equipo.
·        Sacrificar tus sueños egoístas de gloria por el bien del equipo.
·        Jugar menos minutos para que se desarrollen otros jugadores.
·        Sacrificar tu cuerpo para hacer una jugada por el equipo.
·        Sacrificar tu ego para elogiar a tus compañeros y entrenadores.
·        Querer y servir a tu equipo más que buscar tu propio orgullo y fama. Inversión, monetariamente hablando, debes invertir lo que ganas en artículos, bien sean uniformes, suplementos, entrenamientos extra o gastos en campeonatos y competencias.

Un deportista cuenta con varios puntos determinantes, estos dados en parte por sus familiares, compañeros, quienes se vuelven una familia y amigos como el apoyo, el apoyo te mantiene fuerte y colma de ánimo que te ayuda a seguir adelante, contra mal pronóstico y posición, aun cuando tienes una mala racha o estás en tus mejores momentos, el ánimo te llena y te da actitud, la actitud te revitaliza y te lleva a la determinación, la determinación te fortalece y te guía a tus metas.

Un atleta debe llevar con mucho, no solo con la intensidad del entrenamiento y el cansancio que este produce, debe lidiar con la decepción, ante metas no cumplidas, con la tristeza por ser cambiados de posición, la frustración por no poder mejorar o estar en una mala racha o el dolor que puede producir un mal movimiento, llevando a una lesión, esguince, etc.

Y todo ¿Para qué?... ¿Reconocimiento? A menos que estés en una liga, como un atleta profesional, es absurdo, aun así, deportistas por ocupación no lo hacen por razones como esas. ¿Dinero? ¿Aburrimiento? ¿Obligación? ¿Tiempo sin nada más que hacer? La repuesta a esas y más preguntas es un rotundo NO. 

Un deportista, hace lo que hace por amor, por metas a cumplir, por el orgullo que te llena al avanzar, por la alegría que llega a ti al jugar, por el querer ganar, por mejorar cada día y sobre todo por la pasión que alimenta tu alma... 

Por esas y más razones yo, estoy aquí hoy, en la plataforma del carril 4 de la piscina del centro acuático de los juegos olímpicos de Los Ángeles.

Entro al agua rápidamente, piernas flexionadas contra la plataforma y brazos tomando el cilindro, y comienzo a escuchar los sonidos que alertan la salida.

Primero… El campamento en Toronto.

Segundo… El calor de mi familia y el amor de Madisson.

Tercero… El agua.

Comienzo la competencia con el primer estilo, boca arriba pasando un brazo tras el otro, dorso.

Brazada tras brazada, respiración tras respiración.

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