11. Mal sabor

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Madisson

—¡Madisson! —Grita una gruesa voz detrás de mí.

Me cuesta respirar.

Estoy corriendo desesperadamente por un oscuro y desolado bosque desconocido.

Entre la carrera, me veo a mí misma, solo llevo un largo camisón blanco, los pies descalzos, mi cabello esta suelto y puedo sentir mis ojos hinchados y ardiendo de tanto llorar.

Ramas rasgan mis brazos, al llevarlos a mi rostro para taparlo y seguir corriendo.

Escucho esa voz una vez más, la reconozco, es del idiota que arruino mi adolescencia y me persigue, Brandon me persigue, me cuesta respirar, cada paso que doy, me duele y desgarra por dentro, me volteo ligeramente para verlo, pero solo puedo observar una alta sombra, pero cuando vuelvo mi vista al frente, está allí.

Esos ojos más oscuros que la noche me penetran, su sonrisa se ladea y la malicia se apodera de su presencia, es él, de repente me siento pequeña, vulnerable, incapaz, se acerca en pasos largos pero lentos, su aura me envuelve, sus manos paran en las mías, se acerca a mí, ahogo un grito y…

—¡Maddie! —Exclama Sarah, apenas vuelvo mi vista perdida a ella, me abraza, pasa su mano por mi espalda y me reconforta, y allí es donde caigo en cuenta, estaba teniendo una pesadilla, soñé con él.

Pero a pesar de esa mala sensación, no me sorprende, ya he pasado por esto.

—¿Estas bien? —Pregunta mientras examina cuidadosamente mi rostro.

Yo solo puedo asentir y trago grueso — ¿Una pesadilla? —Vuelve a interrogar.

—Sí —sin poder evitarlo, mi voz sale cortada.

Ella solo me abraza mientras me calmo, estuve llorando mientras dormía y Sarah me ha despertado.

Ya he tenido este tipo de sueños, el psicólogo dijo que era una especie de secuela o síntoma por el estrés post-traumático que pasé luego de los maltratos de Brandon, no comprendía como él se metió en mi mente y jugo tanto, hasta que luego de la orden de restricción que logró tramitar mi mamá se reveló que presentaba trastornos psicológicos, de personalidad específicamente.

Cuando ya mi respiración se logra normalizar y mis sollozos acaban Sarah me vuelve a mirar, ella ha estado para mí en cada pesadilla que he tenido, cuando mi madre debía ir a trabajar y tenía que dejarme sola, Sarah se quedaba a dormir en mi casa para acompañarme, ella sabe todo por lo que he pasado y nunca se ha apartado, todo lo contrario.

—Arréglate, vamos a desayunar y a entrenar ¿Si? —Comenta con una voz e instinto maternal.

—Está bien —salgo de la cama y me dirijo al baño y escucho una notificación de mi celular, es un mensaje, me acerco y lo tomo, al ver lo que está allí sonrío, pasando un poco ese mal sabor con el que desperté.

Michael: Buen día Mads.

Solo puedo suspirar y continuar con mi rutina, hemos hablado un poco más últimamente, él ya se acostumbró a mi tardanza para responder mensajes y yo a sus comentarios algo melosos para mí gusto, no es que seamos algo más, pero sin duda ya nos vemos como amigos, aunque esa palabra me revuelva el estómago y me recuerde a Brandon, él solía decir que éramos amigos, pero enfatizando la palabra de manera que ahora causa estragos en mi ser viniendo de alguien más que no sean Sarah o Jacob, por lo que me incomoda gigantemente que alguien más lo diga, puedo pensarlo, pero escucharlo no, no obstante, creo que me acostumbré a la presencia de Michael y me dejo llevar un poco más cuando estoy con él.

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