21. Hermoso enigma

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Resoplo en cansancio mientras salgo del baño de la cabaña, cepillando mi cabello mojado y dejándome calentar por el gran hoddie en mi torso, sin embargo, mi mente se encuentra en otro lugar, mientras intento procesar la situación.

Me dejo caer en la cama, Sarah llega a mi lado rápidamente —¿Ahora si me contaras lo que sucedió?

Creo que debería dejar de resoplar tanto, suelto una gran bocanada de aire, pensando mis palabras, pero soy interrumpida.

—Sin rodeos ¿Estuviste a punto de be…

Bien, paremos allí, tal vez se estarán preguntando que sucede, así que, retrocedamos el tiempo para que entiendan la situación.

Unas horas antes…

El miedo por el calambre de Michael me embarga, mi respiración es irregular y no puedo dejar de pensar en todo lo que puede salir mal, tras subirlo a la superficie, pienso rápido e intento nadar tomando su brazo y poniéndolo por encima de mis hombros.

Pero en un ágil movimiento, él me sacude y me acerca a sí mismo, pasa su brazo por mi cadera y deposita su mano en un punto determinado de mi espalda, firme y suavemente a la vez, por debajo del agua y me atrae de manera que crea cierta intimidad.

Entreabro mis labios por lo abrupto y sorpresivo del momento, entonces ese idiota no tenía ningún calambre, estúpido Michael, estúpida yo.

Sin embargo, por más sorpresivo que parezca, no me quejo ni me incomodo, es como si mi cuerpo tuviera dominio sobre mí y se acopla perfectamente al de Michael, inconscientemente, llevo mis manos a su pecho, pero no lo alejo, entonces me permito detallarlo.

Mi respiración se vuelve pesada, pero no por haberla mantenido hace un momento, sino por la intensidad de su mirada y la forma en que sus ojos brillan de una manera sorprendente, ese color avellana y su dilatada pupila, resalta con la luz de la piscina y algunos rayos que entran por los ventanales de la instalación, está atardeciendo y eso se refleja en su clara tez, algo bronceada, pero blanca, sus cejas gruesas están desordenadas y su cabello totalmente mojado cae, a los lados de su cara.

Inconscientemente, subo mi mano y la paso gentilmente por su cabello, siempre me pregunté como seria su textura, es suave, a pesar de estar mojado mis dedos no se atascan, mi mano baja hasta su hombro y mis ojos se centran en su rostro, su nariz gotea y me hace bajar la mirada hacia sus labios, entreabiertos, ese rojo se intensifico por el agua.

El silencio alrededor es pesado, no se escucha absolutamente nada más que nuestras irregulares respiraciones y, en mi caso, el latido de mi acelerado corazón.

Gentilmente, pasa su mano por un mechón y lo deja detrás de mí oreja, y luego su mano baja hasta mi mandíbula para delinearla, cierro mis ojos, el calor de su contacto envía una punzada a mi estómago, que está activo con movimientos dentro de él que no reconozco, se detiene en mi barbilla y sube mi rostro para que quede nivelado totalmente con el suyo.

—Eres fascinante —susurra —un hermoso enigma que no comprendo —hay firmeza en su voz —pero que descifraré —, su aliento golpea mis labios de una manera indescriptible y sus palabras me arrugan el corazón al mismo tiempo que lo aceleran, enviando corrientes de electricidad por mi cuerpo.

El levanta sus comisuras formando una sonrisa, sin separar sus labios que asoma unos lindos hoyuelos, allí aparece esa mirada tierna que tanto me atrae, la suavidad de sus ojos avellana me acaricia, trago grueso sintiendo cada vez más el movimiento en mi estómago, ¿Hambre tal vez?

Acerca mi rostro lentamente al suyo, dándome tiempo de retractarme, pero no lo hago, quiero hacerlo, no sé si es por los sentimientos que está produciendo en mí o porque finalmente confirmo que él, más allá de atraerme, me gusta.

¡Oh por Dios lo admitiste!

Sí, hasta a mí me cuesta creerlo.

El acercamiento es lento pero constante, su pesada respiración golpea mis labios cada vez más, mientras él se mantiene mirándolos fijamente, y allí es cuando escucho mi corazón en mis oídos, siento que va a salir de mi pecho, cierro mis ojos y ladeo la cabeza ligeramente, nuestras narices rozan y…

—Oigan chicos ya vamos a cerrar deberían… —La voz de John, el vigilante de las piscinas me saca del trance.

Instantáneamente, me alejo de Michael y salgo lo más rápido que puedo de la piscina, aun con la respiración entrecortada, los labios entreabiertos y el corazón latiendo a mil por hora —Yo… Eh… — débilmente encuentro mi voz —, me tengo que ir —recojo mis cosas, evitando cualquier mirada, pero puedo sentir, el peso de esos ojos avellana, trago grueso y salgo de allí sin ver atrás.

No puedo creer que estuve a punto de besarlo, y él fue quien lo inició ¿Siente lo mismo que yo?

Rápidamente llego a mi cabaña y cierro la puerta detrás de mí, apoyada en esta, cierro los ojos e inmediatamente él viene a mi mente, todo lo que sucedió, nunca me había sentido así, esos nervios y ansias por sentir sus labios con los míos me sorprenden a mí misma, lo bien que se sintió estar entre sus brazos, seguros y calientes, un contacto, una voz o una mirada, nunca me habían producido tanto.

Sarah se levanta de su cama y siento como se acerca a mí, cuando abro los ojos, ella me mira con el ceño fruncido y con una actitud de madre —¿Qué sucede?

—Yo… Eh…

—Cálmate y dime que sucedió —, sus ojos verdes me evalúan y una de sus cejas se enmarca.

Respiro profundo y trago grueso —estuve a punto de besar a Michael —Suelto rápidamente, deseando que no lo entienda.

Sus ojos se abren al máximo y su mandíbula cae formando una “o” — ¡¿Qué?!

—Ahhh yo…

Levanta su mano en señal de que me calle y lo hago —, sí te escuche, es solo que… ¿Cómo? ¿Cuándo? —Pregunta, una gran sonrisa apareciendo en su rostro y una nota de fascinación en su voz —no puede ser, no puede ser AAHHHH —grita.

Bien, de vuelta al presente.

Me quedo sin aire por la rapidez en la que lo solté todo, Sarah mantiene su mirada baja, analizándolo todo detalladamente, sube sus ojos esmeralda que se encuentran con los míos y me regala una sonrisa tranquilizadora.

—Mi cabeza esta vuelta un lio —, hablo honestamente.

—Está bien, es normal… Pero eso estuvo intenso —masculla.

Mis labios delinean una sonrisa inconsciente y mis ojos se fijan en el suelo, Sarah se ríe a carcajadas repentinamente y yo, para mi propia sorpresa, exploto al igual que ella, sentía un peso en mis hombros, pero ya se alivianó, antes de llegar pensé que hice algo malo, pero en realidad estuvo bien, de hecho, fue genial, nunca lo imaginé, y ahora es cuando me doy cuenta de que…

Si quería y quiero besarlo.

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