19. Capitán-Entrenadora

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Luego de unas cuantas llamadas por parte de Noah, me informa —muy bien, ya mi padre me autorizó y esta emocionado por la fiesta y por ver a tu padre de nuevo, ese día se irá de la casa a un hotel para dejarnos con la Sra. Patrick, que es como una nana para mí —, me levanto de la cama para objetar algo, pero él sube su mano y la detiene frente a mí, en señal de que no hable —. Él quiere hacerlo, ya comenzó a hacer llamadas para contratar un dj y un bar ténder, y tranquilo, me dijo lo mismo que tu padre, él administrará el alcohol, por lo que no será mucho, la Sra. Patrick se encargara de ambientar el lugar y preparar las habitaciones.

—Wow que eficiencia —río un poco y el me sigue —. Gracias Noah.

—No hay de que, ahora… —frota sus manos juntas, emocionado —¡A invitar a las personas!

Su emoción es contagiosa, pero no puedo evitar pensar en algo —, yo no conozco muchas personas.

—Lo sé, por eso yo haré esa parte, pero tú te encargas de Madisson —, me señala con su dedo, mantiendo ese tono autoritario, mientras sus ojos de una mezcla verde y café se entornan en mi dirección.

—Ah…Yo… No lo sé… —mascullo sin poder emitir una oración.

—Lo harás —sentencia.

Suspiro, supongo que no tengo de otra —de acuerdo.

—Así se hace —palmea mi hombro —, ah y dile a tu madre que te lleve tu ropa el sábado a la casa, supongo que no trajiste nada para una fiesta.

—No, pero está bien, luego la llamo.

Luego de hablar un poco más con Noah del tema y escucharlo discutir por teléfono, Debo admitir que él sí que sabe liderar, su tono se incrementa a cada vez mas e incluso noté una vena que eventualmente palpitaba, en el almuerzo, es Natalia quien me acompaña, al parecer los chicos desaparecen los fines de semana.

—Oye eso en serio es estúpido —, comenta risueña, batiendo su cabello rubio.

—En mi defensa, tenía 10 años —, presiono conteniendo la risa —¿Como esperas que sea maduro?

—Pues que vieras a tu pequeña novia hablando con otro niño no es suficiente motivo para molestarte con ella y romper su foto —, ella frunce los labios, pero la carcajada sale de todas maneras, no puedo evitar reír con ella.

Natalia se ha convertido en una gran amiga, es normal que nos encontremos en la cafetería, y por alguna razón me siento en la confianza de contarle sobre mi vida.

—Pero ya en serio —, comenta una vez que ha dejando de reír —¿Por qué no has intentando nada con alguien más? No creo que tu novia de 10 años sea el motivo.

—Es cierto —, una tristeza me invade extrañamente —supongo que no he tenido tiempo, o no he encontrado a la persona —comento más para mí mismo que para Natalia.

Ella me brinda una sonrisa reconfortante, supongo que notó mi cambio de ánimo —alguien llegará, tú quédate tranquilo.

—Supongo —, me encojo de hombros, y por alguna razón es Madisson quien llegar a mi mente.

—Pero no creo que no te hayas involucrado con nadie más —Natalia me sacas de mi ensimismamiento  —, al menos, sin amor debe haber pasado algo.

Su comentario me toma un poco fuera de lugar, no porque no lo haya echo, no soy de despertar con alguien diferente en mi cama todas las mañanas, pero no puedo negar que eventualmente pase, supongo que es normal.

¿Que? No me miren tan mal, es producto de las hormonas, ese dicho de la carne es débil es cierto.

Pero en realidad me sorprende por ese tono seductor con el que lo dice.

—Creo que eso es un poco privado Nat.

Sus hombros caen y me da una mirada cansada —, de acuerdo, ya me tengo que ir —se levanta de la mesa y me sonríe manteniendo sus labios juntos—, adiós Michael.

—Adiós —y la observo perderse entre la multitud.

Pero una duda llega a mi mente ¿Por qué Natalia me preguntaría algo así?

...

Una alarma me saca de mi trance, levanto mi teléfono y las palabras Práctica con Madisson, me hacen levantarme de la cama en menos de 1 segundo, de acuerdo, tal vez exageré un poco, pero ustedes me entienden, envío un mensaje mientras recojo mis cosas.

Yo: ¿Lista?

Segundos después, el sonido de la notificación.

Madisson: Mas que tú.

Siempre responde así, eso me causa cierta gracia a pesar de que sus comentarios sean algo impetuosos. Me preparo y llego hacia las piscinas, ella ya está aquí, luciendo un traje de natación que resalta su contorneada figura, que no puedo dejar de admirar, por alguna razón siempre atrae mis ojos como un imán, y aunque nunca nade conmigo siempre lo trae cuando venimos a entrenar.

Es una distracción, pero no me quejo.

—Bien capitán, deja de verme y calienta —ordena con una voz superior.

—Hola Michael, vamos a comenzar ¿Eso ya no existe?

Bufa divertida —, ay por favor como si yo lo hiciera.

Alzo mis manos en señal de rendición y me preparo, dejo mis cosas y comienzo a calentar, quito mi camisa sobre mi cabeza, ya que es momento de entrar al agua, me ducho rápidamente y con el agua cayendo en mi espalda mis ojos viajan hacia la otra persona en el gimnasio.

Maddie… Esto es raro, sus ojos hazel detalla cada parte de mí lentamente, puedo sentir la pesadez de su mirada, y no se apena o se excusa como siempre lo hace, un ligero rubor llega a sus mejillas, haciéndola ver adorable.

No hagas nada estúpido.

Decido ignorarlo y entro al agua. En seguida comienza a mandar.

—Calienta las piernas y luego 10 piscinas lentas, de técnica.

Tras pasar aproximadamente 2 horas siguiendo sus órdenes, he terminado, es impresionante como se puede inspirar tanto como el profesor, pero no me quejo, yo también le exijo, solo que hoy es su día, y verdaderamente me ha ayudado con mariposa y la salida, he mejorado mis tiempos, sin mencionar, que pasamos más tiempo juntos y creo que tal vez sea hora de sacar provecho de eso.

Al salir del agua, me siento en uno de los tacos, tal como ella lo está y la miro, está concentrada en el agua y me permito detallarla nuevamente.

Su nariz es recta, pero la punta está ligeramente alzada, sus pestañas son largas y sus ojos brillan con el reflejo del agua, sus labios son de un rosado tierno, y lucen suaves. Nunca me lo había preguntado, pero...

¿Cómo sería besarla?

—¿Qué haces? —, doy un respingo ante su pregunta, sacándome de mi embelesamiento, me está mirando con el ceño ligeramente fruncido.

—Lo siento.

—No te disculpes, yo también te miro a veces —responde con una nota juguetona en su voz y un encogimiento de hombros al tiempo que vuelve sus ojos al frente.

Alzo una ceja y sonrió, sé que ella es directa, pero no pensé que tanto.

—Así que… Capitán ¿Eh? —Interroga volviendo a mi, con una ligera sonrisa en su semblante.

—Si señorita.

—¿Y el capitán necesita ayuda para mejorar?

—Por supuesto, siempre puedo mejorar en algo, y tú eres una gran nadadora.

Alza ambas comisuras y mi mente ingenia un plan.

Tal vez sea momento de intentar algo.

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