26. La fiesta III

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Michael

La tensión y los nervios de lo que pasó habían bajado para mí, voy pasando entre tanta gente con dos vasos de jugo de naranja cuando veo la escena.

Un hombre retorciéndose en el suelo y Madisson corriendo hacia el patio trasero.

—Ve por Maddie, yo me encargo de él —Carlos aparece detrás de mí, me quita los vasos y sin más salgo disparado en la misma dirección que la voleibolista, gritando varias veces su nombre.

No te escuchará por la música, torpe.

Busco entre el oscuro y grande jardín de los Lauda, paso entre frondosos árboles y algunas caminerias, a la luz de la luna, mientras me adentro, me encuentro con una fuente, iluminada con luces coloridas y una Maddie sentada en ella, respirando pesadamente, con ambas manos a sus costados, sus nudillos tornandose blancos por la firmeza de su agarre, y justo ahí, siento que algo de mí cae justo a sus pies.

Y si pudiera tomar la Luna y dársela, solo para no verla así, lo haría, mil y un veces.

Me siento a su lado, sin embargo, no hago nada, a pesar de que quiero tomarla en mis brazos, no sé exactamente que debería hacer, esta notablemente tensa.

Deja salir una gran bocanada de aire, mientras su mirada se encuentra perdida en el vacío, como si su cuerpo y mente se hubiese desconectado, me duele verla así, algo dentro de mí se siente vacío, y siento la necesidad de abrazarla, juntar sus piezas rotas y darle seguridad, aún ausente, ladea la cabeza ligeramente y me mira, yo mantengo el contacto mientras noto como esta.

Su nariz, pómulos y ojos están rojos, sus mejillas mojadas con lágrimas recientes y su piel pálida.

Regresa la vista al vacío y luego de un suspiro comienza —Pequeña... —Eso me sorprende, ¿Me explicara? ¿Se abrirá conmigo? No tiene por qué hacerlo, una parte de mí quiere detenerla, porque sé que eso la romperá, a veces los recuerdos son un cargo de consciencia muy grande, pero si se siente cómoda y quiere hacerlo, la dejaré —Crecí sin mi padre, él nos dejó a mamá y a mí, ella era joven y no tenía un empleo, tenía que cargar con una pequeña por departamentos alquilados mientras estudiaba y trabajaba para mantenernos.

≫Cuando por fin logramos estabilizarnos, empecé en la primaria... Conocí a Sarah y a Jacob, y llevé una niñez tranquila, pero con la constante ausencia de mi padre y mi madre, ya que, ella se mantenía trabajando siempre, pero mis dos amigos me acompañaban cuando me quedaba completamente sola.

≫Cuando tenía 14, conocí al hombre que casi arruina mi vida, él era 5 años mayor que yo y de esos con un aura misteriosa e interesante, era una chica mal guiada y no tardé en involucrarme con él, estuve 1 año en una relación insana, posesiva y retorcida... Fui obligada a hacer cosas que no quise, forzada a tratos que para alguien de mi edad no eran correctos y abusada, pero lo peor fue el daño emocional que ese psicópata produjo en mí.

Mientras relata, más lagrimas bajan por sus mejillas entre silenciosos sollozos, lo que hace su voz suave, y en ciertos momentos titubeante, sus dedos acarician su cicatriz en el brazo izquierdo con pereza, y no hay necesidad que lo aclare para saber de qué se trata.

≫Me hizo sentir como basura, sin valor, me alejé de Sarah y Jacob, y me volví en contra de mi madre, jugó tanto con mi mente, que luego de meses, mi madre tramito una orden de restricción y me alejaron de él, pero todo su juego se convirtió en un estrés post traumático para mí, que conllevo a una ansiedad y eventualmente ataques de ira, miedo y noches de insomnio... Mi vida no tenía sentido, era vacía.

Mi pecho se hundía y sentí un nudo en la garganta por ver a Maddie tan lastimada e imaginarla pasar por tanto.

≫Estuve meses en terapia, Sarah y Jacob volvieron a mi vida e intenté retomarla, pero nada fue igual, descubrí el voleibol, y ese fue mi único escape, lo que me hacía sentir bien... Pero me esforcé en crear una nueva yo, dejé mi verdadera personalidad y me volví fría y aislada, me cerré ante cualquier relación que no fuese estrictamente necesaria.

Y entonces, en el final de su relato comprendí todo... A veces las personas más fuertes pueden estar realmente rotas y heridas, tienen sus batallas internas y luchan por enmascararse tras ese duro caparazón.

Maddie era una de ellas, se oculta tras su frialdad, pero no por debilidad, sino por protección, siempre estuvo protegiendo sus sentimientos para no salir lastimada una vez más.

Allí, me dí cuenta lo mucho que me importa, todo lo que me destroza verla así, y justo ahora daría cualquier cosa para que esta chica, que por primera vez se abre conmigo se sienta bien, joder la quiero, pero no por lastima, sino por algo más fuerte que ni siquiera sé explicar, que va más allá de belleza física, es ella.

Se levantó rápidamente —Yo... No debería estar diciéndote esto... He —habla titubeante.

No escaparas Maddie, no esta vez.

Antes de que se fuera tome su antebrazo y la acerque a mí, mis manos viajaron a sus mejillas y seque las lágrimas que continuaban saliendo, su rostro se contraía en dolor y evitaba mi mirada a toda costa.

—Eres humana... —firmemente continúe —cometemos errores y los enmendamos, tú lo hiciste, lo lograste —, su mirada se encontró con la mía y se suavizó un poco —. Eres más valiente y fuerte de lo que crees Maddie —sus comisuras se alzaron ligeramente en una sonrisa de labios unidos que no llego a sus ojos.

Mi mano viajó a su mejilla y me encontré a mí mismo inmerso en la fricción de mi dedo y su pómulo, la suavidad con la que me acogió. 

—Además, yo...

No encontré las palabras, pero sabía que debía expresarle lo que siento, así que sin titubeos o dudas me le acerqué lentamente, dando tiempo a que se arrepintiera y al no hacerlo, uní mis labios con los suyos en un suave, lento y apasionado beso.

Ella correspondió, una de mis manos viajo a su espalda y la otra entre su mandíbula y cuello, manteniéndola cerca de mí, sus suaves labios me permitieron sentir su sabor después de tanto tiempo anhelándolos, mientras ella jugo con mi cabello y profundizo el beso con una mano en mi nuca.

Confirme todo lo que siento por ella, todo lo que produce en mí.

No pude evitar sonreír en sus labios y ella repitió el gesto, tras unos movimientos que me parecieron eternos, mordí su labio inferior sin poder evitarlo, y me separé de ella al quedarme sin aire.

A la luz de la luna y colores que se reflejan en nuestros rostros, repose mi frente en la suya y la mire mientras ella intentaba calmar su agitada respiración, cuando abrió los ojos y me miro, el brillo en ellos me dejo sin habla.

Dilo Michael, ¡Dilo!

—Me gustas Maddie, me gusta tu risa, tu mirada y la forma en la que frunces tu ceño cuando te molestas —una sonrisa se me escapa mientras miro directo en sus ojos hazel, mi mano viaja a ese mechon de cabello que siempre roza su mejilla —, me enamoré de esa chica que me permitiste conocer, que realmente eres...—mi mente lo gritó fuertemente —. Te quiero Maddie —pronuncie sin titubeos.

Ella sonrió y unió nuestros labios nuevamente.

Allí, bajo la luz de la luna y una fuente colorida, en completo silencio y con la fría brisa envolviéndonos, teniendo entre mis brazos a la chica que quiero, decidí que nunca me alejaría de ella, sea lo que sea que quisiera, un amigo, un entrenador o un simple compañero, no me separaría de Madisson.

°°°

Nota de la autora:

Hola hola!!!

Vamos a hablar un poco...

Esto que Maddie acaba de experimentar —en el cap pasado— se le denomina reviviscencia, y es debido a que —como vimos en este cap— Madisson pasó por un trauma que le deribó TEPT, esto es un trastorno, por lo que, entre sus síntomas están pasar por situaciones que le recuerdan al trauma y le hacen sentir ese miedo nuevamente, bien sean un flashback, una pesadilla —cap 11— o pensamientos aterradores y negativos, así como ansiedad, ataques de ira, etc etc.

Si alguien más sabe sobre el tema, no dude en comentar y así compartimos —en mi caso, el poco— conocimiento sobre el tema.

Abrazos!! Espero que les esté gustando ❤️

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